"Quien no quiera pelear que se vaya", dice el presidente de los conservadores brit¨¢nicos
Kenneth Baker, presidente de un partido conservador brit¨¢nico amedrentado por la impopularidad de las pol¨ªticas de la primera ministra, Margaret Thatcher, hizo ayer un discurso duro y con tonos ¨¦picos para levantar la magullada moral de sus correligionarios. El dirigente vaticin¨® que el combate para convencer al electorado de la bondad del thatcherismo ser¨¢ arduo, y parafrase¨® el shakespeariano "quien no tenga ganas de pelear que se vaya".
Baker abandon¨® la cartera de Educaci¨®n en el reajuste gubernamental de julio para hacerse cargo de la maquinaria conservadora y dar vitalidad al desmedrado atractivo del programa gubernamental en esta legislatura, en la que los propios electores de Thatcher creen que una primera ministra endiosada ha llevado demasiado lejos su furia reformadora. Baker, que public¨® el a?o pasado Historia inglesa en verso, hizo ayer en Blackpool alarde de su filia por el estudio del pasado.El fraseo de su agresivo discurso ten¨ªa ecos de la arenga que Enrique V dirigi¨® a sus tropas, seg¨²n Shakespeare, antes de la decisiva batalla de Agincourt contra los franceses, en el siglo XV. Para los brit¨¢nicos, ese llamamiento ha quedado inmortalizado en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Enrique V dirigida e interpertada hace cuatro d¨¦cadas por Laurence Olivier. Ayer qued¨® claro que Baker hab¨ªa estudiado con minuciosidad ese pasaje de la pel¨ªcula. La vaga, y quiz¨¢s subjetiva, impresi¨®n del oyente fue confirmada como bien fundada por el propio presidente conservador, quien, al concluir su discurso, cit¨® expresamente a Enrique V en Agincourt y llam¨® a una lucha sin cuartel contra el enemigo laborista, batalla en la que estar¨¢n de m¨¢s quienes carezcan de un esp¨ªritu indomable.
Demagogia antisocialista
Con un aire que, a dos a?os de las pr¨®ximas elecciones, promete una campa?a electoral llena de hostilidad, Baker cedi¨®, a ratos, a la demagogia y habl¨® de unos socialistas que quieren confiscar la propiedad. Los pr¨®ximos comicios supondr¨¢n una elecci¨®n entre una Gran Breta?a conservadora y fuerte o una Gran Breta?a laborista y d¨¦bil, dijo Baker, quien augur¨®: "La victoria ser¨¢ nuestra porque tenemos la pol¨ªtica justa, el l¨ªder adecuado y el equipo para el futuro". El presidente conservador arremeti¨® contra la reforma del partido laborista y acus¨® a Neil Kinnock de estar dominado por la arrogancia y la estupidez.Baker acab¨® su intervenci¨®n sin aliento tras defender la necesidad del impopular poll tax, un nuevo impuesto municipal que amenaza con expulsar a cientos de miles de electores del redil conservador; de la conveniencia de privatizar el agua, que pocos ven, y de lo indispensable de reformar el NHS (National Health Service, sanidad p¨²blica), una instituci¨®n tan arraigada en el ser brit¨¢nico que nadie quiere ver modificada, si no es para recibir m¨¢s fondos.
El ministro de Sanidad, Kenneth Clarke, defendi¨® ayer la reforma con el repetido argumento de que va a ser para mejor, pero su intervenci¨®n no gan¨® ni a uno s¨®lo de los ciudadanos que cada d¨ªa oyen los crecientes problemas que existen en los hospitales, donde se echan de menos dinero y personal. Clarke reiter¨® que la reforma del NHS no tiene el objetivo oculto de su privatizaci¨®n.
El inter¨¦s de los congresistas, sin embargo, estaba ayer m¨¢s en la City que en Blackpool. La evoluci¨®n de la econom¨ªa, la marcha tambaleante de la libra, los altos tipos de inter¨¦s, la amenaza de nuevas alzas y las dudas de los expertos sobre el buen juicio del ministro de Finanzas, Nigel Lawson, arrojaron sobre los reunidos una l¨²gubre incertidumbre. Lawson, considerado hace poco m¨¢s de un a?o como el mejor canciller del Exchequer del siglo, interviene ma?ana ante un auditorio que necesita desesperadamente oir buenas noticias econ¨®micas de un ministro que no hace concesiones a la galer¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.