Una antol¨®gica de Hopper, retratista de la soledad del siglo XX, se abre ma?ana en Madrid
61 obras del pintor norteamericano podr¨¢n contemplarse hasta el 4 de enero de 1990
Una exposici¨®n antol¨®gica del pintor neoyorquino Edward Hopper (1882-1967) ser¨¢ inaugurada ma?ana en las salas de la Fundaci¨®n Juan March de Madrid y permanecer¨¢ abierta al p¨²blico hasta el 4 de enero de 1990. La muestra, que procede del Museo Cantini de Marsella, consta de 30 ¨®leos, 8 acuarelas, 10 dibujos y 13 grabados, que dan, en opini¨®n de Gail Levin, doctora en historia del arte, profesora de la universidad de Nueva York y comisaria de la exposici¨®n, "cumplida cuenta de los 56 a?os de trabajo del que yo considero m¨¢s importante pintor realista de este siglo".
La presencia de la obra de Hopper en Madrid ha sido posible gracias a la colaboraci¨®n entre el Museo Cantini de Marsella, de donde procede, la Fundaci¨®n Juan March y numerosos museos y coleccionistas norteamericanos, en especial el Whitney Museum of American Art y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en los que residen las obras capitales de Hopper. Una vez concluida la exposici¨®n, las obras regresar¨¢n a sus lugares de origen.Hopper realiza en 1906 su primer viaje a Europa, con destino a Par¨ªs, donde pinta algunas de sus primeras obras, que recuerdan las maneras de Monet, Renoir y Sisley. De regreso en 1907 a Nueva York se emplea como ilustrador editorial, actividad a la que dedicar¨ªa alguna atenci¨®n durante toda su vida. La primera exposici¨®n individual tuvo lugar en 1920, cuando Hopper contaba 7 a?os y ya entraba en lo que los cr¨ªticos consideran su madurez art¨ªstica. Entonces concibe la que ser¨ªa su forma habitual de componer un cuadro: vista frontal paralela al plano del cuadro; una escena observada en ¨¢ngulo y desde arriba, y un sujeto situado en un eje diagonal cortando el fondo del cuadro. Aparece en su vida Josephine Verstille, Jo, pintora, anti gua compa?era de estudios, futura esposa y modelo constante. Con ella recorrer¨ªa en auto m¨®vil toda Norteam¨¦rica y par te de M¨¦xico.
La exposici¨®n hace un somero recorrido por todas las etapas del artista, desde sus primeros a?os de estancia en Par¨ªs, las grandes obras de los a?os sesenta y la ¨¦poca intermedia de su creaci¨®n, entre 1920 y 1950. Entre las obras presentes se encuentran, en opini¨®n de los cr¨ªticos, algunas de sus obras maestras, como Casa junto al ferrocarril (1925), Ventanas de noche (1928), Habitaci¨®n de hotel ( 1931 ), La ciudad por la ma?ana (1944), Sol matutino (1952) y Gente tomando el sol (1960). De los 10 dibujos, todos ellos extraordinarios, alguno es boceto preparatorio del cuadro del mismo t¨ªtulo presente tambi¨¦n en la exposici¨®n.
Coet¨¢neos
Ma?ana a las 19.30, Gail Levin pronunciar¨¢ una conferencia de inauguraci¨®n en la que dibujar¨¢ la figura de Edward Hopper en contraste con otras tendencias de la pintura norteamericana coet¨¢neas. Gail Levin fue conservadora de la colecci¨®n Hopper en el Whitney Museum of American Art, entre 1976 y 1984, y est¨¢ considerada una de las autoridades mundiales sobre el pintor.Entre otros trabajos que Gail Levin ha realizado sobre la obra de Hopper figura un libro de fotograf¨ªas en las que aparecen escenarios reales que el pintor hab¨ªa recogido en sus cuadros. "De esa forma pude saber que Hopper se tomaba much¨ªsimas libertades con la realidad. Cambiaba el escenario, las arquitecturas, todo lo que le conven¨ªa para la composici¨®n del cuadro. El famoso cuadro del cine supuestamente neoyorquino no representa ning¨²n cine real, sino que contiene detalles de varios".
Siempre se destaca el componente literario de la pintura de Hopper, relacion¨¢ndola con la narrativa norteamericana de su ¨¦poca. Para Gay Levin esto puede ser real porque "Hopper, que odiaba el arte abstracto, fue siempre un realista que simplificaba, depuraba la realidad. Su primera influencia literaria fueron los poetas simbolistas, a los que hab¨ªa descubierto antes de su viaje a Par¨ªs". Y concluye, "es quiz¨¢ el mejor realista del siglo por sus contenidos. No porque su obra sea literal con la realidad, sino porque ha captado la alienaci¨®n del siglo XX".
Hopper manifest¨® en una entrevista realizada en 1956: "Nunca he tratado de plasmar el paisaje americano como lo hicieron Benton, Curry y los pintores del Medio Oeste. Creo que los pintores del paisaje americano caricaturizaron Am¨¦rica. Yo siempre he querido hacerme a m¨ª mismo. Los pintores franceses no hablaron del paisaje franc¨¦s, ni los ingleses del paisaje ingl¨¦s". Esta afirmaci¨®n puede servir para separarle de la an¨¦cdota narrativa de sus cuadros e ir al n¨²cleo de su obra, que, como ya afirmaba en 1935, es "el ego central, la personalidad, o como quiera que se llame; y esto cambia poco desde el nacimiento hasta la muerte".
Babelia
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