El Madrid s¨®lo consigui¨® evitar la humillaci¨®n
ENVIADO ESPECIALEl Mil¨¢n se ha convertido en una bestia negra tan gigantesca para el Madrid que hasta un 2-0 como el encajado ayer en San Siro puede llegar a ser considerado por alg¨²n inocente como un buen resultado. Esta vez el parte m¨¦dico de las heridas sufridas por el Madrid fue menos salvaje que la pasada temporada, sobre todo si se tiene en cuenta que ahora queda una nueva operaci¨®n quir¨²rgica en el Bernab¨¦u. Pero anoche el Madrid, como ya sucedi¨® en las semifinales de la pasada primavera, tuvo que bajar la cabeza -aunque no sali¨® tan humillado como entonces- ante un campe¨®n de Europa claramente superior. Si el partido del a?o pasado fue el epitafio de un equipo -y de hecho represent¨® la muerte del t¨¦cnico Beenhakker- el de ayer puede ser considerado como el triste pre¨¢mbulo de una noche, la del 1 de noviembre en el Bernab¨¦u, que ser¨¢ hist¨®rica -por positiva o por negativa- para la historia futura del Madrid.
El Mil¨¢n era, la pasada temporada, una m¨¢quina perfecta. Anoche, la m¨¢quina mostr¨® estar algo oxidada por las lesiones -Gullit est¨¢ en la grada, y Rikjaard y Donadoni s¨®lo jugaron 45 minutos-. La m¨¢quina no arroll¨® al Madrid, pero s¨ª le atropell¨® dos veces y dej¨® patente que las piezas de recambio buscadas por los madridistas no sirven para mejorar el conjunto.
La sensaci¨®n de que el 5-0 podr¨ªa repetirse era descartada por todos, milanistas y madridistas, antes de iniciarse el encuentro. Y, sin embargo, 14 minutos despu¨¦s nadie habr¨ªa apostado por lo contrario. El Mil¨¢n golpe¨® dos veces al Madrid sin que ¨¦ste tuviese tiempo de ver por d¨®nde ven¨ªan los golpes. Bastaron dos carreras de Van Basten, que tan s¨®lo hab¨ªa jugado un partido completo esta temporada, para destrozar al Madrid. Primero, descubriendo las verg¨¹enzas de Ruggeri con un regate corto para dejarle el bal¨®n en la cabeza a Rijkaard. Y despu¨¦s, para escaparse de toda la defensa, ser derribado -fuera del ¨¢rea- por Buyo y transformar el penalti.
Para la suerte del Madrid, Van Basten, que se mostr¨® capaz de marear a voluntad a Hierro y a Ruggeri, se escondi¨® poco despu¨¦s, tras perdonar ante Buyo un gol -?ser¨ªa el subconsciente?- m¨¢s claro que el del penalti. Schuster tambi¨¦n se march¨® con el 2-0, a causa de una lesi¨®n sufrida en un salto con Van Basten. Las dos circunstancias, m¨¢s que el empe?o del propio Madrid, frenaron la avalancha milanista. Sanch¨ªs, un hombre r¨¢pido que acompa?a a los lentos Hierro y Ruggeri, se coloc¨® de l¨ªbero, con Chendo por delante y Julio Llorente en el lateral, y el equipo gan¨® en seguridad.
En el Madrid se impuso la idea de salvar ante todo la cabeza, y la ilusi¨®n de Toshack, el t¨¦cnico madridista, de marcar dos goles en San Siro, pas¨® a mejor vida. Todo el Madrid se cerr¨® atr¨¢s. Pero si la marcha de Schuster mejor¨® claramente la defensa, el centro del campo segu¨ªa sin funcionar. Ni un voluntarioso Mart¨ªn V¨¢zquez ni un desafortunado Michel -otro partido clave en el que no se ha destapado- consegu¨ªan imponer cierto orden en el equipo. De hecho, el Madrid s¨®lo cre¨® una ocasi¨®n de peligro, cortada en falta por Costacurta y que pudo desembocar en gol si el ¨¢rbitro hubiese concedido a continuaci¨®n la ley de la ventaja a Michel.
En la segunda parte, ya sin Rijkaard pero con Donadoni, el Mil¨¢n -realista- se dedic¨® m¨¢s a controlar el resultado que a buscar la goleada. Y es un 2-0 en Europa, desde la ¨®ptica italiana, significa que, marcando un gol en el Bernab¨¦u el Madrid necesita cuatro para pasar la eliminatoria. El Madrid, finalmente, comenz¨® a sacar la cabeza del agujero en el que estaba, pero s¨®lo le sirvi¨® par organizar t¨ªmidos contraataques que nunca conclu¨ªan en ocasiones de gol. La m¨¢quina del Mil¨¢n, pese a estar oxidada, a¨²n dio dos sustos en sendos tiros de Simone (m. 63) y Van Basten (m. 73). Y el Madrid, pese a la entrada de otro delantero (Losada) por un defensa (Chendo, lesionado) se qued¨® sin marcar ninguno de los dos goles que quer¨ªa Toshack. Ahora s¨®lo una noche m¨¢gica puede salvar a Madrid.
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