Un nuevo Schubert
D¨¦jalo as¨ª / como t¨² no lo has visto / d¨¦jalo as¨ª como est¨¢ / no lo desnudes / de palomas azules / d¨¦jalo as¨ª hasta el infinito / let it be, McCartney, nuevo Schubert.A. Millares, 1975.
La primera vez que o¨ª una canci¨®n de los Beatles fue en Las Palmas de Gran Canaria en el verano del 63, interpretada en directo por Cliff Richards y los Shadows, que rodaban una pel¨ªcula en las islas y ven¨ªan a beber y bailar la m¨²sica que mi grupo ofrec¨ªa en un peque?o club junto a su hotel. Yo idolatraba a los Shadows, pero ellos se divert¨ªan con los temas de los Beatles. "Algo no marcha aqu¨ª", pens¨¦, y por si acaso mand¨¦ a buscar a Inglaterra el primer disco suyo editado en el mercado ingl¨¦s.
Cuando escuch¨¦ Love me do, un escalofr¨ªo me entr¨® por el est¨®mago, me sacudi¨® el coraz¨®n y sediment¨® en el cerebro.
S¨®lo dos a?os m¨¢s tarde viviendo en Estados Unidos y en plena beatleman¨ªa, comprend¨ª de d¨®nde ven¨ªan aquellas progresiones arm¨®nicas ins¨®litas, las yuxtaposiciones bitonales, las modulaciones crom¨¢ticas, las, formas multicelulares y, en general, la heterodoxia literaria y musical que impact¨® mi mentalidad provinciana de formaci¨®n escol¨¢stica centroeuropea, sometida al dictado de la raz¨®n germ¨¢nica consonante.
Hoy, 25 a?os mas tarde, con la m¨²sica negra de moda y las etnom¨²sicas inteligentemente adecuadas al consumo, aquellos valores no tienen el impacto vanguardista de la ¨¦poca, pero tampoco los Beatles se pararon en el a?o 65. En el 67 aparece el Seargent Peppers Lonely Heart Club Band, que vuelve a colocar el list¨®n del art-rock en nuevas alturas dif¨ªcilmente alcanzables, pero sobre todo marca claramente las distancias e incluso los distintos conceptos de composici¨®n entre John Lennon y Paul McCartney.
No es lo mismo los Beatles que Paul McCartney, evidentemente. Me explico, Paul escribi¨® mejor contra John Lennon, que como solista m¨¢s tarde. Las canciones de armon¨ªas sublimes, arropando dise?os mel¨®dicos inspirad¨ªsimos, como And I love her, Yesterday, Eleanor Rigby, Let it be, Long and winding road, The fool on the hill y Hey Jude, todas ellas escritas por Paul, reflejan el equilibrio precario del grupo. Mientras John escribe en primera persona, Paul construye peque?as historias y caracteres que asumen vida propia en sus canciones.
Equilibrios
Desde el 17 de abril de 1970, en que Paul edita su primer ¨¢lbum en solitario, hasta la aparici¨®n de Flowers in the dirt, su ¨²ltimo trabajo, este hombre, uno de los mejores m¨²sicos de nuestro tiempo, no ha encontrado el balance iconoclasta que le suministr¨® John Lennon en sus mejores momentos. Ahora parece que en su reciente colaboraci¨®n con Elvis Costello puede encontrar el equilibrio y la cr¨ªtica necesarias para pasar de ser buenos temas, a canciones geniales, como nos ten¨ªa acostumbrados a todos.
Ni comunic¨®logos ni music¨®logos se han puesto de acuerdo sobre el momento en el que una composici¨®n, un tema musical, trascienden el formato, el propio soporte, y se convierten en moda, en inspiraci¨®n e influencia colectivas. El poeta canario Agust¨ªn Millares, contempor¨¢neo de Blas de Otero y Gabriel Celaya, en su poema dedicado a Paul McCartney me dio la clave social del personaje, y sin ¨¦l saberlo el t¨ªtulo para este trabajo.
Teddy Bautista es m¨²sico y vicepresidente de la S. G. A. E.
Un nuevo Schubert
D¨¦jalo as¨ª / como t¨² no lo has visto / d¨¦jalo as¨ª como est¨¢ / no lo desnudes / de palomas azules / d¨¦jalo as¨ª hasta el infinito / let it be, McCartney, nuevo Schubert.A. Millares, 1975.
La primera vez que o¨ª una canci¨®n de los Beatles fue en Las Palmas de Gran Canaria en el verano del 63, interpretada en directo por Cliff Richards y los Shadows, que rodaban una pel¨ªcula en las islas y ven¨ªan a beber y bailar la m¨²sica que mi grupo ofrec¨ªa en un peque?o club junto a su hotel. Yo idolatraba a los Shadows, pero ellos se divert¨ªan con los temas de los Beatles. "Algo no marcha aqu¨ª", pens¨¦, y por si acaso mand¨¦ a buscar a Inglaterra el primer disco suyo editado en el mercado ingl¨¦s.
Cuando escuch¨¦ Love me do, un escalofr¨ªo me entr¨® por el est¨®mago, me sacudi¨® el coraz¨®n y sediment¨® en el cerebro.
S¨®lo dos a?os m¨¢s tarde viviendo en Estados Unidos y en plena beatleman¨ªa, comprend¨ª de d¨®nde ven¨ªan aquellas progresiones arm¨®nicas ins¨®litas, las yuxtaposiciones bitonales, las modulaciones crom¨¢ticas, las, formas multicelulares y, en general, la heterodoxia literaria y musical que impact¨® mi mentalidad provinciana de formaci¨®n escol¨¢stica centroeuropea, sometida al dictado de la raz¨®n germ¨¢nica consonante.
Hoy, 25 a?os mas tarde, con la m¨²sica negra de moda y las etnom¨²sicas inteligentemente adecuadas al consumo, aquellos valores no tienen el impacto vanguardista de la ¨¦poca, pero tampoco los Beatles se pararon en el a?o 65. En el 67 aparece el Seargent Peppers Lonely Heart Club Band, que vuelve a colocar el list¨®n del art-rock en nuevas alturas dif¨ªcilmente alcanzables, pero sobre todo marca claramente las distancias e incluso los distintos conceptos de composici¨®n entre John Lennon y Paul McCartney.
No es lo mismo los Beatles que Paul McCartney, evidentemente. Me explico, Paul escribi¨® mejor contra John Lennon, que como solista m¨¢s tarde. Las canciones de armon¨ªas sublimes, arropando dise?os mel¨®dicos inspirad¨ªsimos, como And I love her, Yesterday, Eleanor Rigby, Let it be, Long and winding road, The fool on the hill y Hey Jude, todas ellas escritas por Paul, reflejan el equilibrio precario del grupo. Mientras John escribe en primera persona, Paul construye peque?as historias y caracteres que asumen vida propia en sus canciones.
Equilibrios
Desde el 17 de abril de 1970, en que Paul edita su primer ¨¢lbum en solitario, hasta la aparici¨®n de Flowers in the dirt, su ¨²ltimo trabajo, este hombre, uno de los mejores m¨²sicos de nuestro tiempo, no ha encontrado el balance iconoclasta que le suministr¨® John Lennon en sus mejores momentos. Ahora parece que en su reciente colaboraci¨®n con Elvis Costello puede encontrar el equilibrio y la cr¨ªtica necesarias para pasar de ser buenos temas, a canciones geniales, como nos ten¨ªa acostumbrados a todos.
Ni comunic¨®logos ni music¨®logos se han puesto de acuerdo sobre el momento en el que una composici¨®n, un tema musical, trascienden el formato, el propio soporte, y se convierten en moda, en inspiraci¨®n e influencia colectivas. El poeta canario Agust¨ªn Millares, contempor¨¢neo de Blas de Otero y Gabriel Celaya, en su poema dedicado a Paul McCartney me dio la clave social del personaje, y sin ¨¦l saberlo el t¨ªtulo para este trabajo.
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