El Barcelona cay¨® eliminado en la pr¨®rroga
2 Barcelona- 1 Anderlecht.Todos los santos estuvieron ayer en el Camp Nou, pero abandonaron el recinto azulgrana antes de lo previsto y el Barcelona s¨®lo pudo rozar la proeza. No hubo noche m¨¢gica ni hermosa. Simplemente, fue una noche con feeling en la que el p¨²blico azulgrana vibr¨® como en los mejores tiempos, como 11 a?os antes, el mismo d¨ªa y a la misma hora. Aquel 1 de noviembre de 1978, Josep Mussons, vicepresidente barcelonista -hoy sigue ocupando el mismo cargo-, euf¨®rico y af¨®nico tras la haza?a conseguida por los hombres que dirig¨ªa Lucien M¨¹ller, entre los que ya no estaba el Profeta del gol, dijo p¨²blicamente: "El mito Cruyff ha muerto". Se equivoc¨®.
El mito sigue presente y decidiendo la suerte del Barcelona. Una nueva genialidad del t¨¦cnico holand¨¦s, que aline¨® en la segunda parte a On¨¦simo, estuvo a punto de dar la vuelta a un partido que parec¨ªa totalmente perdido. Al final, fue el Anderlecht el que logr¨® su clasificaci¨®n tras una pr¨®rroga que flagel¨® a todos, jugadores y aficionados.
El partido tuvo dos partes diametralmente opuestas. En la primera, el Barcelona estuvo a merced de un Anderlecht que se mostr¨® como un equipo mucho m¨¢s compacto y ordenado. Su t¨¦cnico, Aad de Mos, le dio todo un ba?o t¨¢ctico a su compatriota Cruyff, que plante¨® el encuentro de forma id¨¦ntica al disputado en Bruselas, aunque realizando los habituales retoques en la defensa y situando a Milla en su puesto natural, por delante de Aloisio, Koeman y Julio Alberto. Cruyff no ten¨ªa a Laudrup y ech¨® mano de Valverde, al que conden¨® a la aberrante para ¨¦l posici¨®n de delantero centro.
El Barcelona, durante los primeros 45 minutos, quiso y no pudo. Presionado en el centro del campo, en ning¨²n momento supo realizar con soltura la transici¨®n defensa-ataque. Sus famosos carriles inventados por su entrenador fueron taponados r¨¢pidamente por la inteligente t¨¢ctica de De Mos, que oblig¨® a Eusebio y Roberto a ejercer funciones de defensas y a picar piedra.
La esperanza lleg¨® tras el descanso. Cruyff orden¨® a On¨¦simo que se desprendiera del ch¨¢ndal entre ligeros silbidos en las gradas. Despu¨¦s se transformaron en aplausos. L¨¢stima del gol de Van der Linden en la pr¨®rroga.
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