Toshack y Clemente terminaron en tablas
Reducida la Liga a una pretenciosa disputa entre, t¨¦cnicos, a un cient¨ªfico debate seg¨²n corrientes de mayor o menor influencia brit¨¢nica, convertido el c¨¦sped en un tablero, algunos partidos ofrecer, m¨¢s inter¨¦s en el antes que en el durante, en la ceremonia previa que ensu desenlace. Y ello aunque la Liga se transf¨®rme en Copa. Partidos como el de ayer, por ejemplo, en el que la competencia dial¨¦ctica -breve, pero jugosa- entre Clemente y Toshack ha ofrecido m¨¢s inter¨¦s que sus ideas puestas en pr¨¢ctica. Atl¨¦tico y Real Madrid brindaron un partido inh¨®spito, carente de gracia, obtuso, gris, al que no era posible encontrarle, otro seritido que el que alguno (de los dos equipos rnarcara a bal¨®n parado. Un partido tan lineal que la presencia de Buyo t.ermin¨® siendo admifida con normalidad y, la expulsi¨®n de Aldana fue abordada como un exceso de celo del colegiado.Puestos a comparar la disputa enire Toshack y Clemente, el partido acab¨® en tablas, con los dos equipos bien apuntalados seg¨²n el ritual de los cinco defensas. Apenas tuvo desarrollo la partida porque los dos equipcs mantuvierori sus posiciones de forma inflexible, el Madrid porque aspira a ir campeande el temporal y el Atl¨¦tico porque no encuentra forma alguna de ejecutar un f¨²tbol ofensivo de cierta continuidad. En esa tesitura, ante dos defensas num¨¦ricamente superiores y dos ataques ciertamente impeclidos de ponerlas a prueba, el Juego se convirti¨® en un aburrido espect¨¢culo de f¨²tbol est¨¢t1co. Seg¨²n trariscurrieron los minutos cundi¨® adem¨¢s la impresi¨®n de que el Real Madrid era incapaz de crear una jugada ofensiva propiamente dicha, pese a la presencia de Butraguef¨ªo, ni el Atl¨¦tico pod¨ªa ofrecer otra sensaci¨®n que no:Fuera la de esperar que alguna alocada aventura de Futre acabara en penalti c en un pase de gol.
La Copa, por tanto, aunque marca una urgencia muy diferente a la de la Liga, no ha conseguido variar el h¨¢bito en el que est¨¢ ininersa la temporada. Impera una estrategia regresiva, ewLitelosa, presuntarriente pr¨¢ctica, que est¨¢ provocando un apelotonamiento de equipos en la clasificaci¨®n por el rnero hecho !de que los grandes punt¨²an este a?o algo menos de lo normal. Es decir, se han vuelto m¨¢s discretos. Atl¨¦tico y Real Madrid apenas certificaron en el terreno de juego el morbo del que estaba precedido el encuentro: los rojiblancos no estaban como para aprovecharse descaradamente de la depresi¨®n que acosa a sus vecinos, ni el Madrid es capaz de encontrarse a si mismo aun situado ante circunstancias casi terminales, es decir ante sesiones de shock. La cosa iba para empate y no hab¨ªa forma de impedirlo: el partido fue tan gris que ni la presunta falta a Futre en el ¨¢rea madridista ni la expulsi¨®n de Aldana levantaron dernasiada polvareda. El ambiente se enfri¨® tanto que hasta Gil se sinti¨® enternecido por la presencia de Buyo y le dedic¨® apasionados piropos.
Ayer, por tanto, nadie fue capaz de romper el orden impuesto por los t¨¦cnicos y las oportunidades de gol surgieron en acciones muy aisladas, sin ligaz¨®n con la estrategia de conjunto. Esta circunstancia fue todav¨ªa m¨¢s exagerada en el Madrid cuyo mejor remate a puerta, el m¨¢s n¨ªtido, el ¨²nico que oblig¨® a Abel a dejar el contacto con el suelo por un instante, fue un remate de cabeza de Aldana en el primer minuto de juego. Los 89 minutos restantes se redujeron a un par de libres directos ejecutados por Hugo S¨¢nchez y una internada de Butrague?o rematadacon desconfianza. No hubo m¨¢s. El Atl¨¦tico salpic¨® su juego con algunos remates en ambos per¨ªodos, entre los que un disparo de Baltazar al poste -a bal¨®n parado, tras libre directo- fue el m¨¢s pr¨®ximo al gol y dos acciones en la segunda parte encontraron el acierto de Buyo en su camino. Un Buyo, por otro lado, extrafiamente rehabilitado ayer.
Toshack y Clemente, por tanto, han impuesto su ley. Si es buena o mala, el tiempo lo dir¨¢. Pero sobre sus jugadores hay ahora mismo una sobrecarga de estrategia, cierta obsesi¨®n por ocupar posiciones, por mantenerse en la casilla adecuada del tablero. Y esa sobrecarga amenaza con anularles.
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