Disciplina final

El primero de los conciertos de esta doble velada de clausura del Festival de Jazz de Madrid :pudo mostrar el terreno de resoluci¨®n profesional en el que hoy se mueve la fusi¨®n.Elements cuenta con algo m¨¢s, que es la val¨ªa de sus m¨²sicos: el bajista, sensible y sentimental, que es Mark Egan; la precisi¨®n del teclista Gil Goldstein; un talento como es el saxofonista Bill Evans, y la inflexibilidad -que en esta m¨²sica, debe ser pertinente- del baterista Danny Gottlieb.

El grupo empieza a funcionar, y digamos que ah¨ª hay muchas cosas que escuchar, pero al mismo tiempo m¨¢s de uno puede sentir la limitaci¨®n que la propia definici¨®n musical establece (la inexorabilidad de los ritmos, la repetici¨®n de estructuras como el modelo de balada que se encuentra en cada uno de los discos de fusi¨®n ... ). Es ah¨ª donde una voz personal como la de Evans se diluye en la concepci¨®n de g¨¦nero. Tambi¨¦n hubo muchas cosas notables y algo tan satisfactorio como el continuo trabajo de Mark Egan.

El festival se clausur¨® con lo que la misma organizaci¨®n presentaba no tanto como un concierto, sino como un baile-flesta. Y as¨ª fue, una orquesta de baile seguida con enardecido entusiasmo. Glenn Miller muri¨® en 1944 y esta reconstrucci¨®n de la banda -que el propio Miller siempre present¨® como orquesta de baile y no de jazz- resuelve con absoluta eficiencia la definici¨®n de su marca de f¨¢brica, el sonido Glenn Miller.

Los viejos arreglos sirven, se cumplen con la misma disciplina y brillantez que cuando la banda era la banda e In the mood se hizo para que los que no pueden seguir el swing consigan advertirlo en presentaci¨®n tan aparente. Se bail¨® y se disfrut¨® mucho, y uno puede pensar que una buena fiesta en un buen festival dejazz es un buen concierto.