Una charla con un halo de misterio sobrenatural

El Vaticano ha tenido siempre una dif¨ªcil relaci¨®n con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. De admiraci¨®n y de temor. De admiraci¨®n, porque ha visto en aquei imperio una potencial reserva religiosa, de temor, porque lo ha considerado como la encarnaci¨®n del ate¨ªsmo y del anticristo. Para entender lo que la URSS ha significado para el Vaticano hay que recordar que fue precisamente en 1917, a?o de la revoluci¨®n rusa, cuando los pastorcitos portugueses afirmaron que hab¨ªan visto a la Virgen en F¨¢tima, donde envi¨® mensajes p¨²blicos y, secretos relacionados con la conversi¨®n de Rusia, so pena de terribles hecatombes.

Mientras Juan XXIII no hab¨ªa querido ni leer el tercer secreto de F¨¢tima y Pablo VI, tras haberlo le¨ªdo, decidi¨® no darle publicidad, el Papa polaco ha cre¨ªdo siempre en tal terrible mensaje, que habla de guerras at¨®micas, de naciones enteras desaparecidas de la faz de la tierra y de la lucha entre los cardenales de la Iglesia y el Papa si Rusia no vuelve a su primitiva fe cristiana. De ah¨ª que la reuni¨®n de ayer entre Gorbachov y el Papa polaco se vea no como un encuentro hist¨®rico m¨¢s, de un l¨ªder sovi¨¦tico con el jefe de la Cristiandad, sino como algo, si cabe, misterioso.

Juan XXIII ofreci¨® su vida para que Rusia se convirtiera a la fe. El llamado Papa bueno, el Papa del Concilio Vaticano II, de la perestroika vaticana, fue en realidad el primero que abri¨® las puertas de sus apartamentos a los primeros sovi¨¦ticos: a Alexei Adjubei, director entonces de Izvestia, y a su esposa, Rada, la hija de Nikita Jruschov.

Pablo VI, ayudado del fino diplom¨¢tico cardenal Agostino Casaroli, fue el creador de la llamada ostpolitik vaticana; es decir, la apertura del dif¨ªcil di¨¢logo con Mosc¨² y los otros pa¨ªses sat¨¦lites. Cuando al trono de Pedro lleg¨® el primer Papa polaco, Karol Woityla, la ostpolitik, a pesar de haber sido confirmado en su cargo Casaroli, cambi¨® de signo. A un amigo suyo, Juan Pablo II le dijo: "Desde hoy, en el Vaticano se ha acabado el complejo ruso".

Hay quien asegura que nadie le sacar¨¢ de la cabeza al Papa que la orden de matarle lleg¨® de la otra parte "del tel¨®n de acero", que hoy se desmorona.