El ¨²ltimo combate de Josep Tarradellas

Las memorias de Josep Tarradellas, el presidente de la Generalitat provisional (19771980), fallecido en junio de 1988, estar¨¢n esta semana en las librer¨ªas, publicadas por Planeta y prologadas por su viuda, Antonia Maci¨¤, y por su hijo, Josep Tarradellas i Maci¨¤. El libro se circunscribe a los dos a?os que transcurren entre la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, y la llegada a Barcelona del anciano presidente catal¨¢n en el exilio, el 23 de octubre de 1977, y est¨¢ lleno de an¨¦cdotas, reflexiones y referencias a otros pol¨ªticos, una parte de las cuales se reproducen a continuaci¨®n. Entre ellas destacan las que aluden a Pujol, especialmente amargas y directas. Tarradellas, despu¨¦s de muerto, todav¨ªa combate a su viejo enemigo.

El libro lleva por t¨ªtulo Ja s¨®c aqu¨ª. Record d'un retorn. Deja pr¨¢cticamente intactos los m¨²ltiples secretos atribuidos al archivo Tarradellas, depositado en Poblet y cerrado a los investigadores hasta el a?o 2003, a los 15 de la muerte del presidente. Aunque versa sobre los a?os que van de 1975 a 1977, contiene numerosas consideraciones sobre la d¨¦cada de los ochenta, momento en el que redact¨® las notas que se convertir¨ªan en estas memorias.-Catalu?a y Espa?a: "Contrastando con las diversas proyecciones sobre la escena internacional y frecuentemente como consecuencia de los fracasos que hemos experimentado en ella, Catalu?a ha vivido muchos per¨ªodos encerrada sobre s¨ª misma, perdiendo el tiempo en guerras internas y en peleas sanguinarias y est¨¦riles, o trabajando para su prosperidad y bienaventuranza. Estas dos inclinaciones tan contrapuestas de nuestra peripecia hist¨®rica son, en cierta forma, nuestra herencia y nuestro ¨²nico patrimonio. Por eso nadie debiera extra?arse de que el problema que hemos heredado de nuestros antepasados nosotros, catalanes del siglo XX, consista en formar parte de Espa?a sin que esta vinculaci¨®n signifique una merma en nuestra libertad. Mi convencimiento de que el problema catal¨¢n es un problema espa?ol no obedece ¨²nicamente a la observaci¨®n de la realidad pol¨ªtica inmediata, sino que se desprende de un an¨¢lisis fr¨ªo de nuestra historia. Catalu?a habr¨ªa podido ser de muchas formas, pero entre todas las formas posibles, una se ha impuesto por el imperativo de los hechos y es la presente".

- Pol¨ªtica de unidad: "La pol¨ªtica de unidad, adem¨¢s de fortalecer las posibilidades de Catalu?a en relaci¨®n a s¨ª misma, es la ¨²nica plataforma desde la que Catalu?a puede darse una autoridad moral y por tanto efectiva ante Madrid. Y constituye la base de una articulaci¨®n positiva con los engranajes del Estado".

- Estatuto de autonom¨ªa: "Fruto de nuestras divisiones y de un esp¨ªritu de emulaci¨®n mal entendido es el actual estado de las cosas. Todos conocen mi punto de vista sobre el Estatuto de 1979. Deseo que los hombres que deber¨¢n aplicarlo no se dejen llevar nunca por el arrebato de otro 6 de octubre. A fin de cuentas, un estatuto se puede reformar y el primer problema de la Catalu?a actual es demostrar con su buen gobierno que el Estatuto actual queda peque?o. En pol¨ªtica, sin confianza no hay nada a hacer. Har¨¢n falta a?os para que Catalu?a se haga merecedora hasta el punto de que Madrid acceda a modificar el Estatuto ¨²ltimamente aprobado".

- Victorias y derrotas: "A lo largo de mi vida he podido observar con frecuencia que muchos catalanes no saben ganar ni perder. Cuando ganan se vuelven ¨¢vidos como lobos hambrientos y nada los parar¨ªa en su loca carrera. Cuando pierden, culpan a los otros y se retiran a cultivar la flor amarga del resentimiento, sin ninguna reacci¨®n vigorosa. Entonces no hacen m¨¢s que criticar y pegar mordiscos intempestivos. Esta conducta es la se?al m¨¢s evidente de la debilidad, del esp¨ªritu esclavizado. Traduce una constituci¨®n moral no muy admirable. El coraje debe manifestarse en los momentos dif¨ªciles, cuando todo va en contra. En los momentos de euforia, es imprescindible ser magn¨¢nimo y humilde a la vez. Haci¨¦ndolo al rev¨¦s siempre habr¨¢ quien nos encuentre, con raz¨®n, odiosos. "No hice caso a los rumores, s¨®lo lamentaba comprobar una vez m¨¢s c¨®mo los catalanes, incluso cuando vencemos, tendemos a minimizar la victoria y a expresarnos en t¨¦rminos propios de los vencidos. Esto me espole¨® a¨²n m¨¢s a mantener una actitud digna, desligada de toda inclinaci¨®n a mendigar, a lamentarse, que tanto da?o ha hecho a los catalanes".

- La restauraci¨®n de la Generalitat: "No s¨¦ qu¨¦ se dir¨¢ cuando hayan pasado muchos a?os a prop¨®sito de la forma en que se llev¨® a cabo la negociaci¨®n en Madrid para el restablecimiento de la Generalitat. Lo que puedo decir a los ciudadanos de Catalu?a de hoy y de ma?ana es que nunca como entonces sent¨ª la responsabilidad de mi deber y a la vez el coraje que me infund¨ªa el comportamiento de nuestro pueblo. En Madrid pod¨ªa hablar en nombre de una entidad pol¨ªtica que era un hecho, no una quimera, un sue?o o un proyecto vago. Pod¨ªa plantear exigencias fundamentales, duras de aceptar para un hombre de Castilla adentro, porque los catalanes nos hab¨ªamos hecho dignos de ello.

"Nosotros hab¨ªamos sabido preservar la convivencia, la unidad, el sentido de continuidad de nuestra historia pasada y reciente. No ¨¦ramos improvisadores. Ten¨ªamos detr¨¢s de nosotros todos los, esfuerzos desplegados durante este siglo para la salvaguardia de la identidad pol¨ªtica, de la lengua, del derecho, de las costumbres y tradiciones, de la riqueza derivada del trabajo de tantas generaciones y, sobre todo, ten¨ªamos la voluntad de seguir en esa direcci¨®n.

"En junio de 1977 se hab¨ªa producido en Catalu?a una gran oleada de optimismo, producto de una serie de felices conjunciones. La unidad pol¨ªtica de nuestro pueblo era un hecho, porque el exilio y el interior se hab¨ªan encontrado en el camino de la recuperaci¨®n de las instituciones, venciendo mil obst¨¢culos; se hab¨ªa lanzado una campa?a electoral centrada en la recuperaci¨®n de la Generalitat y el retorno de su presidente.