La deuda de la reforma h¨²ngara
La reforma econ¨®mica h¨²ngara se encuentra en la actualidad en una encrucijada hist¨®rica. Los cambios introducidos en todos estos a?os no han sido capaces de crear nuevas y mejores condiciones de crecimiento, por lo que prosigue el deterioro de la situaci¨®n econ¨®mica, que incluso se ha profundizado en los ¨²ltimos a?os. Ello no hace sino subrayar la necesidad de acometer nuevas reformas, acaso desde planteamientos m¨¢s radicales que las anteriores y con otros protagonistas distintos de los que han controlado hasta ahora los resortes del poder. En este contexto se impone una reflexi¨®n sobre los objetivos y las pol¨ªticas econ¨®micas m¨¢s adecuadas para su consecuci¨®n, sin olvidar que el dilatado per¨ªodo en el que se ha estado desarrollando el experimento reformista debe proporcionar importantes experiencias con las que contribuir a sortear los obst¨¢culos que puedan presentarse en el futuro.El endeudamiento
Una pieza fundamental y uno de los elementos m¨¢s novedosos de la estrategia de crecimiento que comenz¨® con la aplicaci¨®n del nuevo mecanismo econ¨®mico en 1968 fue el recurso al ahorro externo procedente de los mercados financieros internacionales. Esta nueva orientaci¨®n se basaba en cinco consideraciones fundamentales. En primer lugar, las decisiones en materia de pol¨ªtica econ¨®mica no deb¨ªan estar sesgadas desde consideraciones ideol¨®gicas, o, cuando menos, ¨¦stas no deber¨ªan ocupar un lugar exclusivo. Con esta perspectiva se consideraba que no resultaba incompatible con los principios del socialismo, o, si se quiere, con el funcionamiento de las econom¨ªas de planificaci¨®n central, acudir al cr¨¦dito privado y p¨²blico en el mercado capitalista internacional.
En segundo lugar se aceptaba la idea de que el aumento en la productividad del trabajo depend¨ªa en mayor medida de la renovaci¨®n del equipamiento productivo que de las pol¨ªticas encaminadas al empleo racional y al ahorro en la utilizaci¨®n de los recursos productivos, sin que en cualquier caso ambas opciones se considerasen de manera excluyente. Ante la evidente dificultad para generar, y sobre todo difundir, los avances t¨¦cnicos en el conjunto del aparato productivo, y ante los obst¨¢culos para garantizar una oferta de productos tecnol¨®gicamente avanzados desde los otros pa¨ªses socialistas, se contemplaba la alternativa de acudir a la importaci¨®n de productos modernos de las econom¨ªas capitalistas desarrolladas.
En tercer lugar, alcanzar los objetivos de la reforma econ¨®mica exig¨ªa unas necesidades de financiaci¨®n sustanciales que no pod¨ªan ser adecuadamente ,cubiertas con los recursos procedentes del mercado interno. El endeudamiento externo se presentaba como, una opci¨®n inevitable, al menos durante una primera etapa, en la medida en que una de las piezas b¨¢sicas del acuerdo social sobre el que pretend¨ªa sustentarse la reforma era el mantenimiento y la mejora de la capacidad de consumo, y tampoco se deseaba reducir la actividad inversora, pues resultaba incompatible con el objetivo de modernizaci¨®n del aparato productivo.
En cuarto lugar se part¨ªa de un endeudamiento externo relativamente reducido, y, por tanto, el margen de maniobra era bastante amplio. El incremento ,del potencial exportador, al que hab¨ªa de contribuir la compra ,de productos tecnol¨®gicamente avanzados en el mercado internacional, deb¨ªa mantener el coste de la deuda en unas proporciones razonables e incluso permitir el acceso a nuevos cr¨¦ditos. Finalmente, los mercados financieros internacionales se caracterizaban en los primeros a?os de aplicaci¨®n de la reforma por la abundancia y el bajo coste de los cr¨¦ditos, lo que supon¨ªa unos pagos en concepto de intereses y amortizaci¨®n soportables para Hungr¨ªa.
De acuerdo con estos planteamientos, las autoridades h¨²ngaras desplegaron una pol¨ªtica de endeudamiento activo, sobre todo durante la primera mitad de los a?os setenta. En aquel per¨ªodo, tanto los niveles de consumo como, principalmente, la din¨¢mica inversora pudieron mantenerse gracias al cr¨¦dito internacional. Pero en la medida en que la actividad exportadora no mejor¨® lo suficiente para contrarrestar el vertiginoso crecimiento de las importaciones, la carga de la deuda aument¨® hasta que en 1978 alcanz¨® un punto cr¨ªtico, situando a la econom¨ªa h¨²ngara en la frontera de la insolvencia.
A partir de ese momento se aplic¨® una pol¨ªtica de ajuste orientada prioritariamente a recuperar una posici¨®n de equilibrio en la balanza de pagos. El instrumento fundamental de esa pol¨ªtica fue la reducci¨®n de las importaciones, principalmente las asociadas a proyectos de inversi¨®n, mientras que el mantenimiento de los niveles de consumo continuaba siendo un objetivo irrenunciable. Los buenos resultados de esta pol¨ªtica de saneamiento se concretaron en la reducci¨®n del d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente, que incluso alcanz¨® posiciones excedentarias. Ello mejor¨® la posici¨®n financiera de Hungr¨ªa, si bien los niveles de endeudamiento permanecieron relativamente elevados.
L¨ªmites
El balance fue en ese sentido positivo, y permiti¨® renovar la solvencia internacional del proyecto de reforma. Pero la pol¨ªtica aplicada presentaba l¨ªmites importantes: la restricci¨®n en las importaciones compromet¨ªa seriamente los empe?os de modernizaci¨®n del aparato productivo; el equilibrio alcanzado no pod¨ªa ser considerado sino precario, pues se basaba m¨¢s en la contenci¨®n de las importaciones que en la mejora de la capacidad exportadora, y el reforzamiento del control del aparato estatal sobre la econom¨ªa, con el objetivo de ajustar la balanza de pagos, favoreci¨® la reaparici¨®n de los m¨¦todos administrativos de direcci¨®n vinculados al modo centralizado de gesti¨®n.
La existencia de estos l¨ªmites determin¨®, entre otras razones, el resurgimiento de los problemas financieros con redoblada intensidad. As¨ª, en 1986 se alcanz¨® un nuevo punto cr¨ªtico, pues tanto el d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente como la relaci¨®n entre el servicio de la deuda externa y las exportaciones alcanzaron las cotas m¨¢s elevadas de todo el per¨ªodo analizado. A partir de ese a?o se modific¨® la tendencia al empeoramiento de la situaci¨®n financiera y el nivel de endeudamiento se redujo, aunque todav¨ªa hoy Hungr¨ªa ocupa un lugar destacado entre los pa¨ªses m¨¢s endeudados del este de Europa, con . un coeficiente entre el servicio de la deuda y las exportaciones ligeramente inferior al 50%.
Parece claro que cualquier decisi¨®n en el sentido de acudir al mercado financiero internacional debe adoptarse con cautela, pues a diferencia de los primeros a?os de la reforma, se parte de una situaci¨®n financiera muy comprometida. No obstante, en la situaci¨®n actual, dominada por el bajo crecimiento econ¨®mico, el d¨¦bil potencial exportador y el atraso tecnol¨®gico, una pol¨ªtica de captaci¨®n de ahorro externo puede convertirse en una pieza fundamental para salir del estancamiento y generar nuevas condiciones de crecimiento.
Para que una pol¨ªtica de endeudamiento activo surta los efectos deseados debe estar encuadrada en un dise?o estrat¨¦gico m¨¢s amplio, dentro del cual las reformas internas desempe?an un papel fundamental. Hay que prestar especial atenci¨®n a la selecci¨®n de los objetivos de importaci¨®n y su vinculaci¨®n a proyectos de inversi¨®n rentables, as¨ª como al desarrollo de capacidades de producci¨®n que garanticen la obtenci¨®n de divisas convertibles en condiciones de competitividad adecuadas. Ello exige, entre otras cosas, una definici¨®n cuidadosa de las l¨ªneas de especializaci¨®n productiva a partir de las que sustentar la pol¨ªtica industrial, una redistribuci¨®n de recursos desde los sectores y ramas de la actividad econ¨®mica que han constituido el n¨²cleo del tejido productivo hacia aquellos con mayor potencial de crecimiento y de avance tecnol¨®gico, y un nuevo mecanismo de gesti¨®n del proceso econ¨®mico capaz de vencer las Inercias caracter¨ªsticas de la direcci¨®n centralizada y burocr¨¢tica de la econom¨ªa.
Obst¨¢culos
Este proceso puede ser obstaculizado o favorecido por los pa¨ªses industrializados occidentales. Operan en el primer sentido los pronunciamientos meramente declarativos, la concesi¨®n de ayudas econ¨®micas condicionadas a la aplicaci¨®n de un determinado modelo de organizaci¨®n econ¨®mico, social y pol¨ªtico, una pol¨ªtica de asistencia incapaz de superar un horizonte de rentabilidad a corto plazo y una posici¨®n r¨ªgida en cuanto a las formas de cooperaci¨®n entre el Este y el Oeste que dificulte el avance hacia el proyecto de una Europa com¨²n. Por el contrario, el apoyo a las reformas econ¨®micas exige suprimir las restricciones a las transferencias de tecnolog¨ªa a los pa¨ªses del Este, facilitar el acceso de sus exportaciones en direcci¨®n a los mercados de las econom¨ªas capitalistas desarrolladas, crear mecanismos de financiaci¨®n a medio y largo plazo adecuados a las estrategias de renovaci¨®n del aparato productivo aplicadas en las econom¨ªas planificadas y definir estructuras y mecanismos de cooperaci¨®n con los pa¨ªses socialistas suficientemente flexibles. De c¨®mo resuelvan los pa¨ªses occidentales este dilema depende en gran parte tanto la viabilidad de la reforma econ¨®mica h¨²ngara y de los otros pa¨ªses socialistas como la posibilidad de caminar hacia la construcci¨®n de una casa com¨²n europea.
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