El C¨®digo de Familia, una losa sobre la mujer del Magreb
Jornadas en Granada sobre problemas demogr¨¢ficos en el Mediterr¨¢neo occidental
Representantes de asociaciones argelinas defensoras de los derechos de la mujer han manifestado la necesidad de una derogaci¨®n inmediata del C¨®digo de Familia de Argelia, que limita la libertad y el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas. Una representaci¨®n argelina participa en las jornadas sobre Explosi¨®n Demogr¨¢fica y Emigraci¨®n en el Mediterr¨¢neo occidental, que se celebran en Granada.
Seg¨²n explic¨® Jalida Mesaudi, presidenta de la Asociaci¨®n por la Igualdad Hombres y Mujeres, una de -las 14 asociaciones pro igualdad de derechos que existen actualmente en Argelia, el C¨®digo de Familia adoptado en 1984, establece que la mujer debe obedecer a su marido, no puede trabajar sin su permiso, no puede pedir el divorcio y, en cuanto al matrimonio, lo regula como una transacci¨®n comercial entre padre y marido.El C¨®digo de Familia plantea una contradicci¨®n jur¨ªdica respecto a la Constituci¨®n, que s¨ª proclama la igualdad. No es ¨¦sta la ¨²nica ley que se ha quedado en el papel, mientras la tradici¨®n y la modernidad siguen mezcl¨¢ndose en la vida cotidiana del pa¨ªs.
La mujer argelina ha empezado a movilizarse formando grupos organizados, capaces de proporcionar una oposici¨®n a las pr¨¢cticas del integrismo y a la direcci¨®n pol¨ªtica del Estado, el Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN). La reforma de 1988 ha posibilitado una pluralidad de partidos y el desarrollo legal de este tipo de asociaciones.
Seg¨²n Salina Ghozali, presidenta de la Asociaci¨®n de la Emancipaci¨®n de la Mujer, "las mujeres reclaman lo que se les debe como ciudadanos que han participado en la lucha por la independencia y que ahora no tienen libertad". La ambig¨¹edad (del Estado en este tema es absoluto y las mujeres est¨¢n defendi¨¦ndose contra la violencia jur¨ªdica y el oscurantismo. "El C¨®digo de Familia es un tributo que (quiere pagar el Estado argelino por su modernidad. Y al estar instalado en el terreno de lo sagrado hace m¨¢s dif¨ªcil nuestra lucha", apunt¨® Ghozali, quien calific¨® de "esquizofrenia" las pr¨¢cticas del Estado, que conjugan una modernidad en la gesti¨®n frente a una pol¨ªtica opresiva justificada en costumbres y h¨¢bitos tradicionales.
Del padre al esposo
La ciudadan¨ªa de la mujer argelina, no es reconocida, y la mujer pasa de la tutela del padre a la del esposo e incluso a la del hijo. Ghozali plante¨® durante su intervenci¨®n la existencia de un paralelismo entre integrismo y fascismo; sus pr¨¢cticas abusivas son similares: se conocen casos de mujeres consideradas con h¨¢bitos poco morales y otras integradas en asociaciones de corte feminista que han recibido agresiones f¨ªsicas y sus casas han sido quemadas. El espacio pol¨ªtico es del hombre; muchas veces es el marido quien vota por ella.Mesaudi se?al¨® que esta situaci¨®n de discriminaci¨®n se ve agravada por la crisis econ¨®mica internacional y nacional.
Fatiha Hakiki, del Instituto de Ciencias Econ¨®micas (Or¨¢n), afirm¨® que los salarios de los hombres argelinos est¨¢n por encima de su productividad. "Esto ha contribuido a limitar la inserci¨®n de las mujeres en el mercado de trabajo, ya que se considera como salario de ayuda". Seg¨²n estad¨ªsticas recientes, tres millones de mujeres no constan como amas de casa ni como poblaci¨®n activa.
Las mujeres magreb¨ªes participantes criticaron, como una "denuncia folcl¨®rica del islamismo", la reciente expulsi¨®n, con el argumento del laicismo, de una estudiante magreb¨ª que asist¨ªa a sus clases en Francia con el chador, y afirmaron que la situaci¨®n ha llevado a estas mujeres hacia un repliegue sobre s¨ª mismas. Seg¨²n las mujeres participantes en estas jornadas, organizadas por la Asociaci¨®n de Periodistas Europeos, el problema no se puede plantear como una lucha entre Islam y Occidente.
Mesauri a?adi¨®: "Hay que conquistar el Norte, pero sin perder el Sur; dar pasos democr¨¢ticos, pero sin desvincularse de la propia historia; los modelos occidentales o tienen que poner en regla los problemas magreb¨ªes de las mujeres. La mediterraneidad no quiere decir que tenga que haber un alineamiento, nosotras tenemos un pasado y estamos en contra de cualquier forma coercitiva. Nadie ha debatido sobre lo conveniente o no de las sotanas de curas y monjas en escuelas y universidades laicas".
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