Morir en el campo de tiro
Las circunstancias que rodean el tr¨¢gico fallecimiento del pastor de Tauste siguen sin aclararse
El charco de sangre a¨²n permanece visible. Est¨¢ junto a una mata de enebro que no levanta dos palmos del suelo. Toda la zona que rodea el punto donde apareci¨® muerto el domingo Jes¨²s Us¨¢n, mientras permanec¨ªa con sus ovejas en el campo de tiro de San Gregorio (Zaragoza), est¨¢ limpio de maleza. A 25 metros hay un camino. "Estaba as¨ª, echadico el pobre, un poco encogido. Le cog¨ª las manos y nada", dice Antonio, el padre. Algo que le penetr¨® en la cabeza le mat¨®. A¨²n no se ha dicho qu¨¦ Fernando, el hermano peque?o de Jes¨²s, ha querido consagrar el lugar rode¨¢ndolo de piedras.
El misterio que rodea las circunstancias de la muerte de Jes¨²s Us¨¢n, de 35 a?os, es absoluto. A la polic¨ªa judicial a¨²n le faltan datos. Todav¨ªa no ha encontrado, por ejemplo, la manta y la alforja del pastor. El pasado s¨¢bado estaba vivo porque su padre estuvo con ¨¦l. Al d¨ªa siguiente, al poco de amanecer, apareci¨® muerto con una herida junto al ojo izquierdo del tama?o de una cajetilla de tabaco."Jes¨²s llevaba dos d¨ªas sin venir a dormir a casa y entonces fui temprano el domingo a llevarle comida", cuenta Antonio, el padre. "Cuando llegu¨¦ al lugar donde hab¨ªa estado con ¨¦l el s¨¢bado no v¨ª al chico. Dije qu¨¦ raro, con que me voy un poco m¨¢s adelante y aparece el perrico. Eso ya no me gust¨®, me sub¨ª a un altico y dije ?perrico, d¨®nde est¨¢ el chico? Empieza a dar vueltas y ya v¨ª que eso era muy mala se?al. Desde un alto v¨ª un bulto marr¨®n en el suelo y dije aqu¨ª ha pasado algo. Le v¨ª la herida enorme en el ojo, as¨ª de grande -con los dedos ocupa una gran parte de la cara junto al ojo izquierdo-, y fui a pedir ayuda".
El punto donde cay¨® muerto Jes¨²s est¨¢ en el centro de una gran vaguada, muy cerca de uno de los caminos por los que patrullan los militares. La vaguada s¨®lo est¨¢ abierta hacia el este. Ese punto es el ¨²nico desde el que pudo venir el proyectil que le mat¨®, si es que ven¨ªa sin control.
Los militares dicen que las maniobras que realizaban estaban a nueve kil¨®metros de distancia. El alcalde de Tauste, donde resid¨ªa Jes¨²s, dice que, sin descartarlo, no cree que un cazador le disparara. La, verdad es que, por la falta de maleza, es dificil confundir ah¨ª a tina persona con un animal. Otras hip¨®tesis apuntan hacia los cuatreros. Nadie, en cambio, habla de una ri?a. A no m¨¢s de cinco kil¨®metros donde cay¨® muerto, una cruz recuerda que hace m¨¢s de treinta a?os un pastor muri¨® acuchillado por la discusi¨®n de una paridera.
La patrulla le sac¨®
Que el s¨¢bado hubo tiros en San Gregorio lo confirma el coronel Betolaza, al frente de la comandanclilla del campo de maniobras. Tambi¨¦n, que a Jes¨²s le hab¨ªan sacado de la zona: "Una patrulla le encontr¨® hacia las tres de la madrugada del viernes. Esa noche se hab¨ªa intensificado la vigilancia porque iba a haber maniobras relativamente cerca de donde apareci¨® luego muerto. Sobre las dos de la tarde abandon¨® el campo. Pero al d¨ªa siguiente apareci¨® muerto a 600 metros de la zona de seguridad. No era un terreno de mucho riesgo".
Esta afirmaci¨®n la comparte el padre de la v¨ªctima: "Donde estaba el chico no han tirado nunca". Pero algo le mat¨®. A cuatro metros del charco de sangre hay un cartucho. Es verde, marca C32, del calibre 12, con perdigones de octava para cazar p¨¢jaros de tama?o mediano. Eso, a corta distancia le vuela a uno la cabeza y, desde lejos, los perdigones no producen un agujero como el que ten¨ªa Jes¨²s. Tambi¨¦n est¨¢n todav¨ªa los guantes que dejaron los forenses.
El padre est¨¢ convencido de que todo fue una fatalidad, no sabe por parte de quien. "El caso es igual, Jes¨²s est¨¢ muertico y enterrado". La posibilidad de que el proyectil fuera militar no le hace cambiar el sentimiento que tiene hacia el ej¨¦rcito: "Siempre se ha portado bien con nosotros. Nos metemos en una zona que no es nuestra y a callar. De los cazadores tampoco piensa mal. Su yerno lo es y en el pueblo hay muchas escopetas. Jos¨¦ Luis, el taxista, dice que una en cada casa.
Al campo de tiro no pueden pasar pastores ni cazadores. All¨ª, adem¨¢s, est¨¢ expresamente prohibida la caza. Pero hay las suficientes perdices, conejos y jabal¨ªes como para intentar fortuna. Lo que hay, sobre todo, es pasto. V¨ªctor Angoy, el alcalde de Tauste, lo confirma: "Ccomo los a?os son cada vez peores los ganaderos han llegado hasta la zona de tiro. Les resulta muy dificil vencer la tentaci¨®n porque a un lado de la alambrada no hay pastos y al otro, s¨ª".
Cuando silban las balas
El accidente de Jes¨²s no ha sacado de all¨ª a los pastores. Ya est¨¢n acostumbrados a oir silbar las balas. "Si nos ven las patrullas, avisan de que va a haber tiros. Pero si no, nos tapamos y esperamos", dice el padre. Eulogio Sanju¨¢n, pastor de Ejea, dice que hace dos a?os no le dio tiempo a salir huyendo del tiroteo: "Me tumb¨¦ en el suelo muerto de miedo porque aquello iba de verdad. Otras veces oigo los disparos pero seg¨²n donde me encuentre los hago caso o no". La ¨²ltima vez que los oy¨® fue el d¨ªa que muri¨® Jes¨²s: "O no. ?Ser¨ªa el viernes? Fueron tres tiros como a cinco kil¨®metros de donde muri¨® el zagal". Y se?ala hacia el este, el ¨²nico punto por donde pudo venir una bala perdida, si es que fue eso lo que le mat¨®.
A Eulogio no le avisaron de que iba a haber maniobras. O no se dej¨® ver. Porque, como reconoce el padre de Jes¨²s, los pastores se esconden para que no les encuentren las patrullas. "Por eso mi chico se quedaba a dormir en el campo, porque de d¨ªa se tapaba y por las noches sal¨ªa para que comiera el ganado".
El tema ha llegado al Congreso. Antonio Romero, diputado de IU, ha presentado una pregunta al ministro de Defensa informe sobre la muerte de Jes¨²s.
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