Roland Joff¨¦: "La vida perdi¨® su sentido"
Una pel¨ªcula sobre la bomba. Una historia de sed de poder. Una vez m¨¢s, el cineasta brit¨¢nico Roland Joff¨¦, despu¨¦s de Los gritos del silencio y de La misi¨®n, realiza un filme pol¨¦mico, Shadow makers. "Quer¨ªa mostrar la bomba at¨®mica", dice, "no solo como arma pol¨ªtica y militar, sino tambi¨¦n como algo que transtoc¨® los valores humanos y desencaden¨® una nueva era para la humanidad".En su denuncia de esa tragedia de nuestra historia, que ocasion¨® la muerte de casi 200.000 japoneses, 100.000 en Hiroshima, en 1945, y tres d¨ªas m¨¢s tarde casi otros 100.000 en Nagasaki, Joff¨¦ recre¨® el drama de un hombre, Robert Oppenheimer, un genio de la imaginaci¨®n cient¨ªfica, l¨ªder del grupo que trabaj¨® en el proyecto Manhattan, del que sali¨® el arma total.
Paul Newman, en el papel del general Groves, ha de hacer suya la dureza de los personajes de Joff¨¦. "Groves posee lentamente a Oppenheimer, como Mefist¨®feles a Fausto, hasta lograr que ¨¦ste acepte experimentar su obra en Jap¨®n, poniendo en manos de los militares el poder de la ciencia y cambiando el destino del mundo", dice.
A Joff¨¦ lo mueve el coraje de indagar en un reciente pasado, inquietante y oscuro: ."Una de las tesis m¨¢s acreditadas es que la bomba fue lanzada sin necesidad, ¨²nicamente porque as¨ª lo desearon en Washington. Creo que Groves y Oppenheimer eran propensos a la destrucci¨®n y la muerte, y por ello cayeron en aquel error".
El ¨ªdolo ca¨ªdo
Para Joff¨¦, "el cine es un arte que debe provocar emociones, estimular la vitalidad de la inteligencia y hacer surgir nuevas contradicciones". Quiz¨¢ por ello no le han preocupado las reacciones negativas de muchos norteamericanos: "?stas son sobre todo porque con base en un drama real he destruido un ¨ªdolo, Oppenheimer. Adem¨¢s, es importante recordar que el imperio norteamericano naci¨® el d¨ªa en que la bomba fue lanzada".
Entre las cr¨ªticas est¨¢ el aspecto machista de Shadow makers. Las mujeres desempe?an el papel de ama de casa, al servicio del hombre. "Para m¨ª no es una cr¨ªtica", se defiende Joff¨¦, "es exactamente lo que he querido mostrar. Su exclusi¨®n fue real; ninguna de las mujeres de aquel tiempo particip¨® en el proyecto Manhaltan. El poder, esa habilidad de dominar, era propiedad de los hombres".
Por otro lado, los j¨®venes de hoy, a diferencia de las generaciones de la posguerra, casi han olvidado el miedo a la bomba. "Hoy no es la ¨²nica pesadilla", comenta el cineasta; "existen otras, como la destrucci¨®n de la Tierra, la extinci¨®n de los recursos naturales o, lo que es peor a¨²n, la incapacidad de encontrar el sentido de la existencia. El ser humano no vive de la historia, sino de sus consecuencias".
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