Roberto Dom¨ªnguez arma un alboroto
Aldeanueva / Dom¨ªnguez, Espartaco, LitriToros de Aldeanueva, justos de trap¨ªo, inv¨¢lidos, pastue?os. Roberto Dom¨ªnguez: bajonazo escandaloso (petic¨ª¨®n y vuelta); pinchazo, estocada atravesada y descabello (oreja, petici¨®n de otra y dos clamorosas vueltas al ruedo). Espartaco: estocada corta (oreja); bajonazo descarado (oreja). Litri: estocada trasera atravesada, rueda de peones -aviso con retraso- y tres descabellos (vuelta); pinchazo y media aviso (oreja).
Plaza de Valencia, 18 de marzo (tarde). 1 P corrida de feria.
JOAQU?N VIDAL
Roberto Dom¨ªnguez gan¨® ayer un triunfo sonado en Valencia y lo consigui¨® toreando con gusto un torito que se hac¨ªa de miel. As¨ª, como suena: toreando, lisa y llanamente. El triunfo fue lo que los taurinos llaman formar un alboroto, o armar el taco, y a lo mejor taco y alboroto se quedan cortos en este caso, pues los tendidos se llega ron a convertir en un manicomio. Todo empez¨® cuando rubric¨® Roberto Dom¨ªnguez el pr¨®logo de la faena dibujando un suave cambio de mano. Luego vendr¨ªan los muletazos cumbre: dos tandas de redondos llevando muy toreado, muy embebido, muy templado, muy a cadencia de vals el torito que se hac¨ªa de miel, rematadas con soberanos pases de pecho.El p¨²blico saltaba de sus asientos en cada uno de aquellos redondos largos, y si no pegaba cabriolas al estilo de Hugo S¨¢nchez cuando mete un gol, no fue ni porque no supiera, ni porque no estuviera en forma ni por falta de ganas; fue porque se le pod¨ªa caer la cartera.
Con la izquierda se acopl¨® menos Roberto Dom¨ªnguez, si bien la faena ven¨ªa hecha de antes, el triunfo ya estaba conseguido. Y todo ocurri¨® en cinco minutitos de nada, o a¨²n menos. En cinco minutitos de nada, o a¨²n menos, un torero consegu¨ªa un triunfo de ¨¦poca; como los de antes de la guerra. Menuda lecci¨®n -el cambio suave, saber andarle al toro, redondos cadenciosos, hasta el tiempo corto- a tanto coletudo que necesita horas para triunfar, pues ha de poner cantidad donde no hay calidad Los otros dos de ayer, sin ir m¨¢s lejos. La faena de Roberto Dom¨ªnguez, adem¨¢s de cuanto supuso en s¨ª misma, sirvi¨® tambi¨¦n de catarsis (je, je, la catarsis; se ve¨ªa venir) y a unos cuantos aficionados que hab¨ªa por la plaza -mal contados, docena y media- les purific¨® de tanta bazofia muletera y capotera como hubo en la tarde.
El propio p¨²blico no aficionado y triunfalista, que hab¨ªa pasado la primera parte de la corrida coreando ol¨¦s, aplaudiendo hasta a una mosca que viera volar, al afanoso Espartaco y al corret¨®n Litri ya nos les aplaud¨ªa tanto en la segunda. Tuvieron que acumular cientos de pases el afanoso Espartaco y el corret¨®n Litri, pegar circulares, dar manoletinas, tirarse de rodillas, fingir conatos de suicidio descar¨¢ndose juntito a los pitones, para que el p¨²blico se les acabara entregando. Y ni siquiera se les entreg¨® igual que en sus anteriores intervenciones, pues la diferencia entre el toreo de Roberto Dom¨ªnguez y lo que sigui¨® despu¨¦s era demasiado evidente.
Roberto Dom¨ªnguez mismo no guardaba ni remoto parecido entre su segunda intervenci¨®n y la primera. En esta mulete¨® con su habitual estilo, un poco relamido, bastante ventajista, vaciando hacia fuera el pase que la tauromaquia manda sea rematado hacia adentro, si la suerte ha de hacerse seg¨²n los c¨¢nones. Mientras en la otra, ya se ha dicho: recre¨® el toreo.
Espartaco mulete¨® con la suerte descargada, fuera-cacho, empalmando pases, naturalmente animoso y extrovertido, que es lo suyo. Litri hac¨ªa el toreo de las cavernas. Si el hombre de Neanderthal toreaba, torear¨ªa tal que Litri. Se except¨²an los pases mirando al tendido, modalidad torera contempor¨¢nea, cuya sutil t¨¦cnica guarda celosamente su inventor, y no se sabe si mira al tendido con los dos ojos, o solo con uno y con el otro al toro (lo cual ser¨ªa un caso de estrabismo), o es que levanta la cabeza pero baja la mirada... En fin, un misterio.
Ahora bien, para entender cabalmente miradas -francas o de soslayo-, rodillazos, circulares, molinetes y manoletinas, desplantes, incluso el toreo exquisito instrumentado con cadencia de vals, hay que referirise al toro y ese no compareci¨® ayer en el ruedo de Valencia. Si el toro es un animal de trap¨ªo, poderoso, encastado, que vende cara su vida, en efecto no compareci¨®. El toro, ayer en Valencia, era una mona. Y adem¨¢s de mona era ese animal¨ªn flojillo, sometido, d¨®cil, repetidor incansable de embestidas con que todo torero sue?a para bordar el toreo y armar un alboroto. Si luego s¨®lo lo bord¨® uno, ser¨ªa porque ese era el ¨²nico torero que hab¨ªa en la plaza.Triunf¨® CartagenaLa 10? corrida fallera se celebr¨® ayer por la ma?ana en Valencia, con tres cuartos de entreda, y fue un espect¨¢culo de rejoneo, en el que triunf¨® Gin¨¦s Cartagena.
Se corrieron toros de F¨¦lix Hern¨¢ndez, cinquenos y grandes -hubo uno de 670 kilos de peso-, con el siguiente resultado: Manuel Vidri¨¦, oreja; Antonio Correas, oreja; Gin¨¦s Cartagena. Por colleras, Vidri¨¦-Cartagena petici¨®n y dos vueltas; Correas-De la Fuente, ovaci¨®n.
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