Con el 'rock' en las meninges
Concierto de Ramonc¨ªn en Madrid para grabar un disco y un v¨ªdeo
Ramonc¨ªn dio anoche un recital en la sala J¨¢cara Plat¨®, de Madrid, que adem¨¢s le serv¨ªa para grabar un disco y un v¨ªdeo. Y, por el mismo precio, lo grab¨® tambi¨¦n en la sustancia men¨ªngea de las cerca de 3.000 almas que hab¨ªa all¨ª. Ruido y marcha en pleno barrio de Salamanca, con Ramonc¨ªn "al l¨ªmite, vivo y salvaje", junto a su grupo -reforzado- en la escena; con una multitud joven llenando la sala hasta la bandera.
Una juventud que se hab¨ªa situado all¨ª por mitades: una mitad, abajo, de pie, saltarina y gritadora; otra mitad, arriba, sentada y silenciosa, meneando el esqueleto con moderaci¨®n, hasta donde diera de s¨ª la butaca. Ramonc¨ªn, m¨¢s tablas que Borr¨¢s, protagonizaba el espect¨¢culo, que en realidad lo era todo: cantantes, auditorio, instrumentos, artilugios. Los mocetones del equipo de seguridad vest¨ªan camisetas blancas con el r¨®tulo "Ramonc¨ªn", y en cuanto el titular del r¨®tulo se acercaba al p¨²blico, saltaban como panteras a protegerle.En realidad no hac¨ªa falta tanto celo. Las 3.000 almas (quiz¨¢ no tantas) eran gente maja y pimpante, alguna chica se encaramaba a los hombros de su chico y se los musleaba a ritmo de rock, cantaban. Es lo bueno que tienen los conciertos de rock sobre la ¨®pera: si en la ¨®pera el tenor canta aquello de Una furtiva l¨¢crima y a un espectador le da por cantarlo tambi¨¦n desde su butaca, le echan, mientras en el rock la gente canta y no pasa nada. Entre otras razones, porque no se le oye. En un concierto de rock cualquiera puede gritar ?Ei carballeira!, y no se entera ni el de al lado. Al propio Ramonc¨ªn no se le o¨ªa tampoco. Ni al saxo cuando intervino de solista. A veces, algo parec¨ªa entend¨¦rsele al divo: ?Dijo tetas? ?Dijo chochito? Cuando conven¨ªa, se echaba mano al paquete y cuando conven¨ªa se arrobaba con mucho sentimiento. Cont¨® una historia muy bonita: "En el colegio hab¨ªa una chica que me gustaba. Yo la miraba por debajo del pupitre y ella hac¨ªa as¨ª" Se pon¨ªa en cuclillas Ramonc¨ªn, abr¨ªa y cerraba las piernas. "Un d¨ªa me dijo: esto es lo que hay. Y pens¨¦: cuando sea cantante, le dedicar¨¦ una canci¨®n. ?La chica de la puerta 16!".
Se arm¨® gran batahola. Pero no menos que con Noche de cinco horas, Polvo blanco y todas las dem¨¢s. Lo maravilloso era c¨®mo pod¨ªan distinguirlas con aquel estruendo. Los que no hayan estado en un concierto de rock o en la guerra no saben lo que es el ruido. Fuera, camiones con los equipos que son del caso, grababan en disco y en v¨ªdeo el concierto. Luego, a medianoche, 3.000 almas (acaso no tantas) se marchaban Pr¨ªncipe de Vergara arriba con el concierto grabado en las meninges, sin necesidad de camiones ni nada. Ramonc¨ªn les hab¨ªa dicho: "Lo m¨¢s importante de este disco sois vosotros". Y hab¨ªan cumplido d¨¢ndole coro. Ahora s¨®lo les queda comprar el disco. Y escucharlo a los mismos decibelios con que se grab¨®, o no ser¨¢ lo mismo. Los vecinos de esas 3.000 almas, j¨®venes y marchosas, ya pueden irse preparando...
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