A la b¨²squeda de un paraguas pol¨ªtico
El Gobierno ha propuesto a las fuerzas sociales y pol¨ªticas un acuerdo para modernizar la econom¨ªa espa?ola con vistas al tan manido reto de 1992. Desde algunos sectores se interpreta que con ello el Ejecutivo persigue cobijarse bajo un paraguas pol¨ªtico ante el ajuste -por ahora, sin calificativos- que se vislumbra en la econom¨ªa espa?ola.El argumento es que, tras la p¨¦rdida de votos y la mayor¨ªa absoluta raspada, m¨¢s el desgaste sufrido por el caso Guerra y el incipiente ascenso de la derecha, el equipo que encabeza Felipe Gonz¨¢lez no puede afrontar en solitario el coste de una pol¨ªtica que implicar¨¢ sacrificios.
La lectura blanda es que las transformaciones que necesita la econom¨ªa espa?ola precisan del apoyo de toda la sociedad mediante un clima pol¨ªtico de entendimiento, porque se avecinan dos o tres a?os de esfuerzo, aunque el futuro es luminoso.
La avanzadilla de lo que se quiere hacer est¨¢ en la reforma fiscal, pieza clave que incide en el saneamiento del presupuesto y en la capacidad adquisitiva de los ciudadanos. Una reforma para la que se ha hecho un llamamiento general a la aportaci¨®n de ideas.
Como -transfondo, se ha abierto una pol¨¦mica sobre la regularizaci¨®n del dinero negro. El secretario de Estado de Hacienda, Jos¨¦ Borrell, ha acusado a quienes lo proponen de no jugar limpio, porque representan a quienes defraudan.
Sin embargo, desde algunos sectores se apunta que una verdadera reforma fiscal pasa por que todos los obligados tributen, y para ello hay que partir de una situaci¨®n viciada. Con el nivel de fraude fiscal -12 billones de pesetas de dinero negro-, ninguna reforma resultar¨¢ equilibrada.
Que el pago de impuestos sea una obligaci¨®n generalmente asumida permitir¨ªa volcar un mayor esfuerzo presupuestario en inversiones p¨²blicas para reducir las deficiencias en infraestructuras y formaci¨®n profesional, porque el dinero no sale de la nada.
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