Godoy y el juicio de la historia
Pocas figuras de la historia de Espa?a han debido responder de tantos cargos como Manuel Godoy, el hombre que reuni¨® en su gabinete, para su placer y el de sus allegados, la Venus de Vel¨¢zquez y las dos majas de Goya que se exhiben ahora en la National Gallery de Londres. Arribista y amante de la reina, Godoy habr¨ªa sacrificado a los m¨¢s respetables representantes de la intelectualidad ilustrada para conservar el poder, que us¨® para sus fines de medro personal, poniendo al pa¨ªs a la merced de Napole¨®n y convirti¨¦ndose as¨ª en responsable de la humillaci¨®n de 1808.Con este pliego de agravios por delante, resulta dif¨ªcil pro clamar una m¨¢s objetiva aproximaci¨®n al personaje que trate de ofrecer un cuadro m¨¢s matizado de su actuaci¨®n p¨²blica.
Pero la realidad es que Godoy hubo de lidiar con fuerzas muy superiores a sus talentos. Le toc¨® vivir una coyuntura pol¨ªtica particularmente dif¨ªcil, teniendo que hacer frente a la permanente amenaza de Inglaterra sobre el imperio colonial hispano y al af¨¢n expansivo de la Revoluci¨®n Francesa y de Bonaparte. Baste decir que sus predecesores tambi¨¦n buscaron la v¨ªa media sin conseguir mejores resultados: Floridablanca, llevado del p¨¢nico, cerr¨® a cal y canto las fronteras y se entreg¨® a una pol¨ªtica abiertamente reaccionaria.
Godoy represent¨®, sin embargo, la v¨ªa continuista respecto de la ¨¦poca dorada del reformismo de Carlos III. En pol¨ªtica exterior, donde cosech¨® los peores fracasos, se limit¨® a seguir las directrices tradicionales de la pol¨ªtica espa?ola del Setecientos, la l¨ªnea de los Pactos de Familia.
No obstante, en el plano del Gobierno interior, su continuismo le llev¨® a mantener los presupuestos esenciales de la Ilustraci¨®n, tanto en lo relativo a la pol¨ªtica econ¨®mica de fomento, como en lo referente al ejercicio del regalismo limitando las injerencias de la Iglesia en el plano temporal, como finalmente en lo ata?ente a la protecci¨®n de la vida cultural en todas sus manifestaciones.
As¨ª, no s¨®lo no fue hostil a los grandes intelectuales, sino que m¨¢s bien debe afirmarse lo contrario. Trat¨® de atraerse sinceramente a Jovellanos apoyando sin restricciones su proyecto favorito, el Instituto Asturiano de Minas, y amparando la publicaci¨®n de una de las obras fundamentales del reformismo socioecon¨®mico setecentista, el famoso Informe sobre la ley Agraria. Fue amigo y admirador de los m¨¢s grandes ingenios de la Espa?a finisecular: el dramaturgo Leandro Fern¨¢ndez de Morat¨ªn, el poeta Juan Mel¨¦ndez Vald¨¦s (que le dedic¨® su oda contra el fanatismo) y Goya. Precisamente por guardar en su gabinete la Maja desnuda del artista aragon¨¦s fue acusado por la Inquisici¨®n de poseer pinturas obscenas.
Su labor en pro de la ense?anza, de la ciencia y de las artes qued¨® reflejada en una serie de creaciones institucionales, algunas de las cuales pueden calificarse de verdadero empe?o personal.
De esta forma, su ¨¦poca fue el aut¨¦ntico canto del cisne de las Luces Espa?olas, presidida como estuvo por la obra de figuras notables de la cultura. Puede decirse que este esplendor intelectual no fue creaci¨®n de Godoy, sino que es el resultado de un movimiento profundo y colectivo que brota del seno de la sociedad espa?ola. Pero si Godoy no es responsable de este brillo crepuscular de la cultura setecentista, tampoco puede hac¨¦rsele personalmente culpable de la conmoci¨®n pol¨ªtica e ideol¨®gica en que se hundi¨® la Espa?a del Antiguo R¨¦gimen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.