Bajitos y altos
El vano idealismo o la perezosa observacion viene interrog¨¢ndose de forma casi obsesiva sobre el futuro de equipos cuyos delanteros se caracterizan por su irrelevante fortaleza f¨ªsica. La insistencia con que se cuestiona a los peque?os parece haberse estacionado en una c¨®moda presunci¨®n: el jugador con buen desarrollo f¨ªsico presenta mayor garant¨ªa ante las corpulentas defensas rivales que otro de menor talla muscular.Acudir a la historia para refutar -tan ligera observaci¨®n ser¨ªa solventar las dudas de manera oblicua. Sin embargo, ah¨ª est¨¢n Maradona, Pel¨¦, Gento, M¨¹ller..., que, por s¨ª solos, suponen una contestaci¨®n inestimable. Quienes se lamentan de la escasez de m¨²sculos quiz¨¢ hayan preferido a?orar hermosos ideales en vez de ponderar los frutos de la cosecha disponible.
Pero la realidad de la raza, de la calidad, del genio..., aconseja no ir contra ellos. Lo contrario acarrear¨ªa irreparables equivocaciones, que, en f¨²tbol, implican, a su vez, lamentables consecuencias. La realidad futbol¨ªstica exige elegir lo mejor que se tenga, aunque lo escogido carezca de cent¨ªmetros, belleza u otra caracter¨ªstica deseada. Que los delanteros sean bajos o altos no es un capricho, sino un imperativo por razones de generaci¨®n y calidad. Llorar por lo que no se tiene o pedir imposibles es una in¨²til p¨¦rdida de tiempo. Los entrenadores que optan por delanteros bajos as¨ª lo deben de entender. Como inteligentes generales, estiman que la eficacia de un ej¨¦rcito estriba en ordenar el ataque y la defensa en funci¨®n de lo que se tiene, no en desear aquello que no se posee.
La habilidad
Por otro lado, no discrepar¨¦ con los que sostienen que, en jugadas de contacto, los m¨¢s fuertes cuentan con mayores ventajas que los m¨¢s d¨¦biles. Sin embargo, ?qu¨¦ ocurre en las otras, en aqu¨¦llas en las que la corpulencia no basta y hay que desplegar la astucia, la habilidad, la rapidez, la improvisaci¨®n..., caracter¨ªsticas, por lo usual, inherentes a los jugadores de escasa estatura? Ignoro si estas cualidades pueden considerarse fisicas. Yo, al menos, las considero valios¨ªsimas. All¨ª donde faltan los cent¨ªmetros habr¨¢ que recurrir a la inteligencia. No queda m¨¢s remedio. La habilidad, la rapidez, la anticipaci¨®n..., deben ser los sustitutos de la altura y de la ostentaci¨®n muscular.
Por ¨²ltimo, tambi¨¦n conviene tener en cuenta que los delanteros, sean bajos o altos, tienen o empiezan a tener una importancia relativa. Reconvertidos los defensas en improvisados atacantes e inventado el centrocampista ambulante y goleador, son una pieza m¨¢s cuyo valor radica, aparte de su oportunismo en el gol, en su adaptabilidad a un sistema que exige mas y m¨¢s el sacrificio de las an¨¢rquicas individualidades en beneficio del inter¨¦s general.
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