Invitaci¨®n al optimismo
Los resultados contin¨²an siendo los valedores de la selecci¨®n espa?ola. El marcador, la fr¨ªa estad¨ªstica, invita al optimismo. El an¨¢lisis pausado de cualquiera de los partidos disputados por el equipo de Luis Su¨¢rez engendra, en cambio, una sensaci¨®n de duda constante. En este contexto resulta f¨¢cil llegar a la siguiente conclusi¨®n: si es a selecci¨®n llega a jugar a su nivel habitual, el mismo que le hemos visto por ejemplo en la fase de clasificaci¨®n, el que siempre se le ha supuesto a un grupo de jugadores dotados para e1 f¨²tbol ofensivo, se puede so?ar con cualquier empresa. El optimismo, la confianza en esta selecci¨®n, lo generan los resultados, no el rendimiento de sus componentes.Espa?a es una selecci¨®n discont¨ªnua en su juego. Es capaz de lo mejor y de lo peor en un espacio de dos partidos o incluso en un mismo encuentro. El partido de ayer arroj¨® un primer tiempo muy parejo en el que se observaron notables mejor¨ªas en el conjunto espa?ol. Estuvo m¨¢s ordenado que nunca en esta primera fase y, por primera vez, se mostr¨® vitalista y din¨¢mico, caracter¨ªsticas que le llevaron a crear situaciones de gol ante un rival que presume de una gran facilidad para proteger su marco.
B¨¦lgica, sin embargo, se adue?¨® por completo de la cancha en el segundo per¨ªodo y amenaz¨® reiteradamente con equilibrar el marcador hasta que el cansancio hizo mella en el colectivo. El grupo de Su¨¢rez perdi¨® el control del bal¨®n y se agot¨® por completo. La fortuna fue entonces su aliado como ya sucedi¨® en el encuentro frente a Uruguay. Espa?a s¨®lo fue superior a B¨¦lgica en el marcador.
Hay detalles, sin embargo, que contribuyen a fomentar el optimismo provocado por el marcador. Uno es la seguridad que ofrece Zubizarreta y otro el trabajo de Julio Salinas en ataque. La incorporaci¨®n del delantero vasco ha revolucionado el sistema ofensivo espa?ol. Salinas es una garant¨ªa jugando como pivote, abriendo el juego para los volantes ofensivos o para Butrague?o, o imponiendo su zancada en los arranques al contraataque. Espa?a desaprovech¨® en la segunda mitad una buena oportunidad para meter balones en largo hacia la zona del punta azulgrana.
Y es que B¨¦lgica, castigada por la ausencia de tres de sus zagueros titulares y nerviosa por la inseguridad de su portero en los balones cruzados, ofreci¨® campo abierto al equipo espa?ol. Pero fallaron las fuerzas: el equipo espa?ol no supo pararse en la cancha.
Este art¨ªculo ha sido reelaborado period¨ªsticamente por Ram¨®n Besa.
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