10 cuestiones estrat¨¦gicas y algo m¨¢s
La estrategia es un desarrollo intelectual que liga de manera l¨®gica las cosas que uno quiere obtener con los medios de que dispone para lograrlo en unas circunstancias concretas y cambiantes. As¨ª, la exigencia internacional para que Irak se retire de Kuwait, por ejemplo, no constituye ninguna estrategia, sino la expresi¨®n de un loable deseo. Sin embargo, el despliegue de una fuerza terrestre suficiente en Arabia Saud¨ª s¨ª era parte de una estrategia de contenci¨®n cuyo objetivo resid¨ªa en disuadir a Sadam Husein para que no prosiguiera con su expansi¨®n militar. Igualmente, la flota internacional en aguas del Golfo no es sino un medio de otro medio, el bloqueo naval, dictado por la l¨®gica de una estrategia de presi¨®n sobre Bagdad.Con el aparente fracaso diplom¨¢tico y los l¨ªmites de la contenci¨®n y del bloqueo, la guerra parece volverse cada d¨ªa que pasa m¨¢s probable. Ahora bien, si no queremos que nuestra pol¨ªtica se vea dictada por simples, sentimientos, de impotencia, fatalismo o rabia, tanto da, se impone un ejercicio honesto de reflexi¨®n estrat¨¦gica, la ¨²nica l¨ªnea de pensamiento que une fines pol¨ªticos a medios militares.
La primera cuesti¨®n que se debiera responder de manera clara es qu¨¦ se quiere de la situaci¨®n. O, si se prefiere, qu¨¦ conclusi¨®n de la crisis ser¨ªa satisfactoria y capaz de librarnos de ulteriores miedos e inseguridades. Para la ONU hoy la situaci¨®n en el Golfo quedar¨ªa resuelta mediante la retirada de Irak de suelo kuwait¨ª y la restauraci¨®n del statu quo ante, pero muchos ciudadanos se contentar¨ªan simplemente con que no subiera m¨¢s la gasolina. Al igual que otros no ven sino en la desaparici¨®n de Husein la ¨²nica puerta abierta para la estabilidad en la zona.
Espejismo
La segunda pregunta a responder no es m¨¢s que un segundo pensamiento sobre los objetivos a lograr. ?Se est¨¢ seguro de que no son un espejismo moment¨¢neo abocado a desaparecer? ?O una ilusi¨®n imposible de conseguir? ?O una caja de Pandora que empeore las cosas? Si estallase la guerra y Husein, por ejemplo, lograra hacerla pasar por una agresi¨®n ,imperialista americana" o "sionista" (en el caso de que la iniciasen o luchasen s¨®lo americanos o israel¨ªes), es m¨¢s que probable que se estuviese abonando el fanatismo isl¨¢mico y la desestabilizaci¨®n pol¨ªtica no s¨®lo de Irak sino tambi¨¦n de las monarqu¨ªas conservadoras de la zona.
Si uno se confirma en sus objetivos, la tercera interrogante cae por su propio peso: ?qu¨¦ o a qui¨¦n hay que intimidar, compelir, da?ar, destruir o matar para alcanzar lo que se quiere? Lo que, traducido a la crisis actual, no significa otra cosa que elegir entre, por ejemplo, el Ej¨¦rcito ir¨¢qu¨ª, la industria b¨¦lica y energ¨¦tica nacional, Sadam Husein, o su c¨²pula militar.
Es m¨¢s, y se trata de la cuarta cuesti¨®n: ?eliminando el blanco elegido se consigue lo que se quiere? ?Se puede hablar de estabilidad en el Golfo si se dejan intactas las fuerzas de Bagdad incluso despu¨¦s de una eventual retirada de Kuwait? ?Bastar¨ªa quitarse de en medio al l¨ªder iraqu¨ª? Tal vez sin una transformaci¨®n social completa sea impensable que su sucesor no caiga en los peligrosos h¨¢bitos de Bagdad.
Quinta cuesti¨®n: ?Qu¨¦ puede hacer el enemigo para que no se le pueda intimidar, compelir, da?ar, destruir o matar como se ha estimado que se deb¨ªa? Es decir, qu¨¦ fuerzas tiene y c¨®mo puede usarlas en su propia ventaja.
La guerra, evidentemente, no es un juego de c¨¢lculo, pero los c¨¢lculos necesarios deben ser realizados con sumo cuidado: as¨ª como de las cualidades de un carro de combate no pueden deducirse autom¨¢ticamente las excelencias de una divisi¨®n acorazada, tampoco del n¨²mero de soldados se debe sacar ning¨²n juicio sobre su capacidad real de combate, moral y otros intangibles. O, por poner otro ejemplo, ese mill¨®n de soldados iraqu¨ªes del que tanto se habla, pues bien, ?con cu¨¢ntos se encontrar¨ªan las tropas internacionales?
C¨¢lculo de fuerzas
Todo lo anterior es id¨¦ntico para la sexta pregunta: ?De qu¨¦ fuerzas se dispone para derrotar la m¨¢s fiera oposici¨®n que el enemigo puede usar contra nosotros, y c¨®mo van a ser utilizadas? Y ambas se complementan con la s¨¦ptima y la octava: ?Es posible disponer de refuerzos, propios o aliados, que juntar a los efectivos iniciales? ?Se le puede robar parte de las fuerzas al enemigo? Es indudable que de todo ello se derivan unas opciones militares que se pueden y deben aprovechar para alcanzar los fines elegidos. Pero todav¨ªa quedan dos preguntas. Novena, ?se tiene una buena apreciaci¨®n de los costes?, puesto que de nada vale la mejor de las estrategias si no est¨¢ al alcance de nuestros bolsillos o si nos conduce a la ruina. D¨¦cima: ?Se est¨¢ dispuesto a hacer lo necesario, pagando y sufriendo, para ganar? De nada vale el mejor ej¨¦rcito si con el primer ca¨ªdo se derrumba el entramado social en el que se apoya.
Una vez que se ha dado respuesta a esta bater¨ªa de interrogantes, todav¨ªa cabr¨ªa hacerse una pregunta m¨¢s, la und¨¦cima: ?Vale la pena? Muchos pueblos y naciones han contestado en la historia afirmativamente. Unos con estrategias adecuadas, otros con planes equivocados. No se puede adivinar qui¨¦n gana o pierde, pero s¨ª saber si hacemos lo que deseamos o lo que otros desean que hagamos. Si no queremos ir a remolque de los acontecimientos y de las decisiones de los dem¨¢s, si pretendemos tener un impacto positivo y con plena conciencia en la crisis abierta, no estar¨ªa de m¨¢s que pens¨¢ramos qu¨¦ es lo que realmente queremos de la situaci¨®n y contest¨¢ramos despu¨¦s a lo dem¨¢s.
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