Solchaga contra Delors
La propuesta espa?ola de frenar la uni¨®n monetaria responde a razones econ¨®micas y pol¨ªticas
La propuesta de Carlos Solchaga de frenar la uni¨®n monetaria ha levantado una tormenta en la Comisi¨®n Europea. El ministro de Econom¨ªa argumenta que se trata de evitar "una Europa monetaria a dos velocidades". En medios comunitarios lo que m¨¢s se lamenta es que "la alternativa al Plan Delors venga de un pa¨ªs que ha proclamado siempre su apoyo sin reservas a la construcci¨®n europea". Espa?a ha combinado razones pol¨ªticas y econ¨®micas para presentar un calendario que plantea aplazar hasta el pr¨®ximo siglo la puesta en marcha de la moneda ¨²nica y del Banco Central Europeo.
El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, hizo el pasado mi¨¦rcoles ante el Parlamento Europeo un llamamiento a los jefes de Estado y de Gobierno de la CE para que "pongan las cosas en su sitio". Nadie quiere hablar de un enfrentamiento de Solchaga con las tesis de Delors, pero algunos detalles ilustran que no se trata s¨®lo de un malentendido. En la reuni¨®n de ministros de Finanzas del pasado d¨ªa 8 en Roma, el enfrentamiento entre los dos se traslad¨® del debate monetario a la discusi¨®n de las medidas de ajuste, tema igualmente suscitado por Solchaga. Delors le pregunt¨® si, dentro de la moderaci¨®n salarial, pensaba dar un trato privilegiado a los salarlos m¨¢s bajos y ante la respuesta negativa le espet¨® al ministro: "Pues yo, como socialista, no estoy de acuerdo con eso". El presidente del Parlamento Europeo, Enrique Bar¨®n, critica que Solchaga "haya buscado como aliado de sus tesis al Reino Unido, que tiene una inflaci¨®n de m¨¢s del l0%".
Reacci¨®n negativa
"No esper¨¢bamos una reacci¨®n tan negativa", afirma Pedro P¨¦rez, secretario de Estado de Econom¨ªa. En otras fuentes del Gobierno, acaso para atajar las acusaciones de que actu¨® por su cuenta, se asegura que Carlos Solchaga habl¨® con Felipe antes de hacer su propuesta.
En algunos medios de la Comunidad se ha empezado a hablar de "defecci¨®n espa?ola" para referirse a un proyecto que significa aplazar el 1 de enero de 1993 a 1994 el inicio de la segunda fase de la uni¨®n monetaria. Y esa segunda etapa previa habr¨ªa de durar "cinco o seis a?os", en lugar de los dos que propone la Comisi¨®n Europea. Al efecto psicol¨®gico que representa dar marchar atr¨¢s en ciertos compromisos se une que Espa?a plantea fundir el modelo de la Comisi¨®n al proyecto alternativo del Reino Unido, calificado por muchos como una simple treta.
"El m¨¦rito de la propuesta espa?ola es haber puesto por escrito lo que muchos piensan, pero ha faltado estrategia y tacto", afirma un diplom¨¢tico. El resultado es que los ministros de Finanzas de los Doce han decidido revisar todo de nuevo antes de la conferencia intergubernamental que comenzar¨¢ el 13 de diciembre con el mandato de plasmar la reforma monetaria en los tratados.
La RFA plantea que no se puede hablar de fecha fija. La crisis del Golfo, opinan algunos, aconseja echar el freno a la uni¨®n monetaria, pero, seg¨²n Delors, "la hace m¨¢s necesaria que nunca".
Espa?a quiso protagonizar una iniciativa de consenso, muy criticada y, en lugar de capitalizarla, se ver¨¢ obligada a reafirmar en la cumbre extraordinaria de Roma, los pr¨®ximos 27 y 28 de octubre, su compromiso con la construcci¨®n europea. Felipe Gonz¨¢lez ha hecho de la causa europe¨ªsta el rasgo esencial de su perfil pol¨ªtico. En la cumbre de Madrid, en junio de 1989, Espa?a forz¨® el compromiso de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria y en el Consejo Europeo de Dubl¨ªn, hace tres meses, acept¨® tener aprobada y rectificada la reforma de 1993. Ahora propone caminar m¨¢s lento e iniciar ese proceso con retraso. Del n¨²cleo duro de la CE, Espa?a ha pasado a alinearse con los m¨¢s prudentes.
Posici¨®n negativa
Antes que Solchaga, fue Karl Otto Poehl, presidente del Bundesbank de la RFA, el que dio la se?al de retraso. El d¨ªa 3 de septiembre se refiri¨® a "los tremendos cambios que se nos presentan a los alemanes como resultado de la unificaci¨®n" y al acierto del ministro brit¨¢nico John Major "cuando apunta que una pol¨ªtica monetaria ¨²nica puede ser m¨¢s gravosa que los ahorros en costes de transacci¨®n de monedas". La RFA parece olvidar su promesa de convertir "la unificaci¨®n en motor de la integraci¨®n europea" y defiende ahora la convergencia previa de las pol¨ªticas econ¨®micas.
El acierto de Solchaga es haber captado el ambiente de freno, pero su error es haber enfriado el optimismo de la uni¨®n europea (ante los periodistas reconoci¨® que la armonizaci¨®n fiscal no estar¨¢ aprobada antes de 1993). Espa?a tiene razones econ¨®micas de peso para defender un retraso de la uni¨®n monetaria, pero hasta hace s¨®lo unos meses la tesis oficial era la contraria. El problema es el mayor esfuerzo que tendr¨¢n que soportar los pa¨ªses con inflaci¨®n elevada y desequilibrios regionales. La pol¨ªtica monetaria restrictiva no dejar¨¢ margen para crecer por encima del resto, condici¨®n necesaria para recortar un desempleo elevado. Espa?a ingres¨® en el SME con unas perspectivas de crecimiento que la crisis del Golfo ha echado por tierra. Sin armonizaci¨®n fiscal, los ahorros pueden huir a otros pa¨ªses de la CE. Econom¨ªa dice que el compromiso con la uni¨®n monetaria se mantiene, pero que hace falta m¨¢s tiempo.
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