Andaluc¨ªa sin ¨¢ngel

El ins¨®lito programa, pues no se entiende muy bien qu¨¦ pod¨ªan hacer juntos Camar¨®n y los de H¨ªspalis, no llev¨® p¨²blico a la Casa de Campo. En un recinto en el que pueden entrar, supongo, 40.000 o 50.000 personas, las 2.000 o 3.000 que nos reunimos all¨ª and¨¢bamos como perdidas en el desierto.Y el espect¨¢culo fue un poco trasunto de esa realidad. Abri¨® una desconocida Mariela Romero, que tiene voz agradable, se adorna con unas pinceladas de baile, pero todo lo que hace es de un marcado car¨¢cter discotequero.

Camar¨®n cant¨® bien y largo, magn¨ªficamente secundado por Tomatito. Este mismo recital en otro lugar hubiera sido mucho m¨¢s apreciado, aunque tampoco pueda decirse que fuera memorable. Pero aqu¨ª no se cre¨® el clima necesario, no hubo emoci¨®n y no se estableci¨® esa corriente comunicativa entre cantaor y audiencia que propicia las grandes noches flamencas. El desangelamiento general alcanz¨® tambi¨¦n, sin merecerlo, al cantaor con m¨¢s ¨¢ngel de nuestro tiempo.

Y Cantores de H¨ªspalis ofrecieron ese espect¨¢culo con todo dentro que llevan ahora, y que es una especie de ensaladilla rusa en que cabe cualquier cosa: salsa, m¨²sica espa?ola, baile de cualquier g¨¦nero, chicas guapas, recitados... y tambi¨¦n un poquito de sevillanas. Todo hecho con tanta grandilocuencia y pedanter¨ªa que en ocasiones llegan a lo hortera. Lo andaluz verdadero es mucho m¨¢s sencillo y directo.