Un congreso para las ideas, un congreso para la sociedad
Considera el articulista que son muchos los ciudadanos -militantes o no- que pretenden ante el congreso del PSOE un debate sobre la renovaci¨®n del proyecto socialista, sobre las ideas y no sobre las personas, en definitiva, sobre la sociedad.
Casi todos los an¨¢lisis que se vienen haciendo sobre el pr¨®ximo congreso del PSOE se centran en las posiciones y previsiones que hacen relaci¨®n a lo que podemos llamar la lucha por el poder, a cuestiones internas, en suma. Sin duda, toda organizaci¨®n pol¨ªtica -y m¨¢s cuando tiene tan amplias responsabilidades institucionales- contiene en su seno tensiones y pugnas por el control de su direcci¨®n, que afloran con m¨¢s evidencia en un periodo congresual. El PSOE no es una excepci¨®n, y las declaraciones de responsables destacados contribuyen aun m¨¢s a que ello sea patente.El proyecto socialista ha sabido contribuir poderosamente a la modernizaci¨®n de las estructuras econ¨®micas, sociales y culturales de Espa?a, a la par que al incremento de la solidaridad, y por ello ha encontrado el respaldo de una mayor¨ªa social suficiente para poderlo impulsar de forma aut¨®noma desde hace ocho a?os. Ese proyecto debe abordar hoy nuevos problemas, los nuevos problemas de una sociedad din¨¢mica y compleja como la espa?ola. De algunos de esos problemas querr¨ªan tratar estas l¨ªneas, de esbozarlos aunque sea tan s¨®lo, y con la vista puesta en la sociedad hacia la que ese proyecto se dirige.
La primera gran cuesti¨®n que es preciso abordar radica en la adecuaci¨®n a la realidad concreta de la Espa?a de 1990 de los contenidos y previsiones estrat¨¦gicas del proyecto socialista, basados en la conformaci¨®n de un bloque social de progreso en. las coordenadas del socialismo democr¨¢tico. El socialismo democr¨¢tico es hoy m¨¢s que nunca el ¨²nico marco posible para una pol¨ªtica de progreso y bienestar, pero debe hacer frente a las preocupaciones de amplias capas sociales que han cualificado sus demandas, sectores sociales que, junto a posiciones progresistas en materia civil y social, demandan cada vez mayores niveles de eficacia y seguridad en la prestaci¨®n de servicios, manifiestan sensibilidad creciente por los problemas medioambientales, o reclaman soluciones dr¨¢sticas a problemas que viven en sus propias carnes, como el tr¨¢fico y consumo de drogas. Para continuar siendo un proyecto aut¨®nomo y socialmente hegem¨®nico, el socialismo de hoy debe saber encontrar los elementos de cohesi¨®n de un bloque social que tiene contradicciones en su seno, que padece frecuentemente tentaciones corporativas, que puede sentirse llamado por la acomodaci¨®n a una sociedad dualizada con capas sociales marginadas irremediablemente, y que a la vez de todo ello est¨¢ radicalmente disconforme con esta sociedad. El hundimiento del modelo comunista no s¨®lo significa la caida de un sistema pol¨ªtico y social, sino tambi¨¦n la p¨¦rdida de un referente en la izquierda para miles de ciudadanos de todo el mundo. Consecuentemente, el desaf¨ªo que tenemos los socialistas es el de ofrecer un horizonte, unos objetivos a la inmensa mayor¨ªa de la sociedad sobre la base de los valores de la libertad y de la solidaridad, que se abra a los nuevos valores que se est¨¢n fraguando en una realidad social emergente a finales del siglo XX.
Instrumentos
El segundo bloque de cuestiones hace referencia a los instrumentos para llevar a cabo ese proyecto, y ello en un doble sentido: las pol¨ªticas instrumentales para ir aproximando entre s¨ª la realidad social y el proyecto pol¨ªtico, de un lado, y los sujetos colectivos con los que llevarlo a cabo, de otro. Hacer una enumeraci¨®n de medidas de pol¨ªtica econ¨®mica y sectorial desborda el ¨¢mbito de este art¨ªculo, sin duda, pero al menos enunciar¨¦ algunos problemas a los que habr¨¢ que dar nuevas respuestas. El crecimiento econ¨®mico registrado en Espa?a en los ¨²ltimos a?os ha significado la base sobre la que producir una apreciable generaci¨®n neta de empleo, pero resulta innegable que ha producido asimismo nuevos desequilibrios tanto social como territorialmente hablando; habr¨¢ que encontrar la forma de continuar creciendo y de corregir tales desequilibrios a trav¨¦s de nuevas f¨®rmulas de programaci¨®n econ¨®mica y de ordenaci¨®n territorial. En las grandes ciudades existen hoy mejores ordenaciones urban¨ªsticas que hacen m¨¢s humano el futuro de sus habitantes, pero es igualmente cierto que en todas ellas han aparecido barriadas donde se expresan descarnadamente las nuevas formas de marginaci¨®n social t¨ªpicas de la sociedad dual; deberemos poner en marcha pol¨ªticas integradas que den respuestas globalizadoras a las manifestaciones de esa marginaci¨®n y a las causas de la misma. La pol¨ªtica educativa ha significado un incremento indudable en la oferta educativa que hoy reciben los espa?oles, pero tampoco hay duda de que la calidad de nuestra ense?anza y su adecuaci¨®n a los retos de la sociedad tecnol¨®gica son tareas pendientes de resolver. Otro tanto se podr¨ªa decir de los trabajadores y su participaci¨®n a trav¨¦s de las organizaciones sindicales, a los que habr¨¢ que dotar de nuevas formas de democracia industrial y de intervenci¨®n en la ordenaci¨®n general de la econom¨ªa.
El proyecto socialista es un proyecto que conf¨ªa en la sociedad, que niega cualquier forma de paternalismo, y tiene en la vertebraci¨®n y la participaci¨®n social las v¨ªas de acci¨®n de quienes son, a la par, sujetos y destinatarios del mismo: los ciudadanos. Hoy resulta evidente que la concertaci¨®n social no es una pol¨ªtica coyuntural, sino una pieza clave en la pol¨ªtica de progreso que la mayor¨ªa de los espa?oles respaldan. Pero una correcta pol¨ªtica de concertaci¨®n no puede limitarse ya al di¨¢logo con trabajadores y empresarios, debe abrirse a nuevas formas de participaci¨®n de otros agentes sociales que representan posiciones y sensibilidades nuevas en nuestra sociedad; as¨ª, si la Ley Org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n (LODE), en su d¨ªa, signific¨®, entre otras cosas, abrir los cauces de la participaci¨®n social en la gesti¨®n del sistema educativo, habr¨¢ que encontrar nuevos cauces que abran parcelas in¨¦ditas a la participaci¨®n social en otros campos de la gesti¨®n p¨²blica. Las instituciones p¨²blicas son, en un Estado democr¨¢tico, de car¨¢cter representativo, gozando cada una de sus niveles de autonom¨ªa seg¨²n el ordenamiento constitucional. Pero nadie podr¨¢ negar que el Estado espa?ol de hoy significa un entramado complejo que hace coincidir en la gesti¨®n sobre el individuo y el territorio de diferentes instituciones; ello comporta, a mi juicio, la conveniencia de profundizar en las v¨ªas de cooperaci¨®n interinstitucional y de coordinaci¨®n interadministrativa que garanticen la plenitud participativa y representativa del conjunto de las mismas.
Lealtad a s¨ª mismo
Y para finalizar, el ¨²ltimo instrumento, el propio PSOE, puesto que del proyecto socialista se trata. El PSOE tiene la responsabilidad de abordar serena y radicalmente ¨¦stas y similares cuestiones, por lealtad a su propio ser, por lealtad a la sociedad espa?ola, por lealtad a sus electores. La vieja cuesti¨®n de la relaci¨®n din¨¢mica entre fines y medios es de plena aplicaci¨®n aqu¨ª y ahora. S¨®lo podr¨¢ producirse la renovaci¨®n del proyecto socialista si el instrumento en el seno del cual debe alumbrarse tal renovaci¨®n se abre y hace m¨¢s permeable a la sociedad sus estructuras y sus m¨¦todos; ser¨ªa pura hipocres¨ªa o simple torpeza pretender renovar el socialismo democr¨¢tico y mantener en vigor rigideces y patrimonialismos que m¨¢s bien responden a otras ¨¦pocas y a otros esquemas. Si somos muchos los que opinamos que el partido socialista debe abrirse a la sociedad, abri¨¦ndose m¨¢s en su propio seno, con actitudes m¨¢s flexibles y dialogantes entre sus mismos afiliados, con talante m¨¢s dialogante con la sociedad civil, en mi caso al menos es as¨ª porque estoy convencido de que s¨®lo desde tales actitudes podremos los socialistas seguir sirviendo a la sociedad espa?ola con rectitud y eficacia, porque s¨®lo as¨ª seguiremos sirviendo aquellos viejos, nobles y renovados ideales de libertad, igualdad y solidaridad.
es senador y secretario general del PSOE de C¨®rdoba.
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