Mitterrand, bajo sospecha
Un polic¨ªa afirma que hasta el actual presidente franc¨¦s financi¨® ilegalmente su campa?a
La clase pol¨ªtica francesa descubre estos d¨ªas con inquietud que el cad¨¢ver que cre¨ªa bien enterrado en el s¨®tano acaba de reaparecer en un armario. El s¨®tano es la amnist¨ªa que, en enero, el Parlamento acord¨® a todos los pol¨ªticos implicados en asuntos de financiaci¨®n ilegal de sus respectivos partidos y campa?as electorales. El armario es el inspector de polic¨ªa Antoine Gaudino. Ahora es el propio presidente, Fran?ois Mitterrand, quien es objeto de sospecha.
El inspector Gaudino fue suspendido de empleo y sueldo el pasado viernes por el director general de la Polic¨ªa Nacional francesa. Su pecado es haber revelado en un libro titulado L'Enquete impossible (La investigaci¨®n imposible), los resultados de sus pesquisas profesionales en el llamado caso de las falsas facturas del Sureste.Al tener noticia de su suspensi¨®n, Gaudino declar¨®: "Decir la verdad era para m¨ª un deber c¨ªvico que me liberaba de la obligaci¨®n del secreto profesional". En sustancia, el inspector afirma en su libro que la campa?a electoral que en 1988 condujo por segunda vez a Mitterrand al palacio del El¨ªseo fue parcialmente financiada con dinero negro. Seg¨²n Gaudino, Henri Nallet, entonces tesorero de la campa?a socialista y hoy ministro de Justicia, recibi¨® cerca de 500 millones de pesetas de procedencia m¨¢s que dudosa.
Hace un par de a?os, Gaudino, adscrito a la brigada de delitos financieros de Marsella, fue encargado de la investigaci¨®n del caso de las falsas facturas del Sureste. La Prensa francesa llevaba semanas informando de multitud de esc¨¢ndalos que salpicaban a los ayuntamientos de la regi¨®n, fueran socialistas o derechistas. En casi todos los casos se trataba de obras p¨²blicas otorgadas a empresas que previamente hab¨ªan aportado fondos a las cajas de los partidos mayoritarios en los respectivos municipios.
Llega un inspector
Para justificar esas entradas de dinero, gabinetes de estudio fantasmas vinculados a los partidos pol¨ªticos entregaban falsas facturas a las empresas donantes.Gaudino se tom¨® en serio su misi¨®n, sin comprender que lo que sus superiores quer¨ªan de ¨¦l eran una mera investigaci¨®n de tr¨¢mite. En junio de 1989, el inspector tuvo que abandonar el caso y la brigada financiera, y fue trasladado a un grupo de lucha contra el tr¨¢fico de estupefacientes en Marsella.
El inspector hab¨ªa -topado con Urba-Graco, un gabinete de estudios marsell¨¦s creado en los a?os setenta por iniciativa del entonces secretario general del Partido Socialista, Fran?ois Mitterrand.
Urba-Graco, cuyos fondos proced¨ªan casi en exclusiva de la redacci¨®n de falsas facturas a empresas deseosas de contribuir a la causa socialista, hab¨ªa aportado a la triunfal campa?a mitterrandista de 1988 la sabrosa cantidad de 24 millones de francos, unos 450 millones de pesetas.
En su calidad de tesorero de la campa?a pres¨ªdencial, Henri Nallet, nombrado ministro de Justicia hace unas semanas por decisi¨®n personal de Mitterrand, recibi¨® el dinero de Urba-Graco.
Ahora, en el ministerio de Justicia, Nallet cuenta con la colaboraci¨®n de otro mitterrandista fiel: Georges Kiejman, un abogado conocido por haber defendido a los empresarios acusados de haber entregado dinero negro al Partido Socialista.
De ser comprobadas, las revelaciones del libro del inspector Gaudino no amenazar¨¢n judicialmente a ninguno de los presuntos implicados. Todos los pol¨ªticos sorprendidos en esc¨¢ndalos financieros fueron amnistiados por la ley del pasado enero. En cuanto al aspecto moral del asunto, el ministro de Justicia ha declarado tener la conciencia tranquila. "En este caso", ha dicho, "no hubo enriquecimiento personal". El pr¨®ximo mi¨¦rcoles, la oposici¨®n interpelar¨¢ al Gobierno en el parlamento acerca del caso Gaudino.
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