'Halcones' y 'palomas'
El ministro de Defensa saud¨ª discrepa de su hermano el rey Fahd y propone una salida ¨¢rabe a la crisis
Seis d¨ªas despu¨¦s de las controvertidas declaraciones del ministro de Defensa saud¨ª, Sult¨¢n Ben Abdulaziz, en las que suger¨ªa posibles concesiones territoriales a Irak, la pol¨¦mica sigue viva en Arabia Saud¨ª. La propaganda oficial insiste en que todo fue un malentedido de la prensa occidental, pero cada d¨ªa hay m¨¢s s¨ªntomas de divisi¨®n en la propia familia real saud¨ª. El rey Fahd se mantiene firme, dentro de la l¨ªnea de dureza del presidente Bush, mientras su hermano Sult¨¢n aboga por una soluci¨®n ¨¢rabe, aline¨¢ndose con la posici¨®n negociadora sovi¨¦tica.
El ambiente est¨¢ enrarecido en la pen¨ªnsula Ar¨¢biga. A tan s¨®lo una semana de cumplirse el tercer mes desde que Irak invadiera Kuwait, las posiciones de los distintos protagonistas del conflicto se muestran indecisas. Desde hace d¨ªas, las esperanzas de paz y las perspectivas de guerra aparecen y desaparecen con la rapidez del viento del desierto. Y, a medida que pasa el tiempo, la confusi¨®n va ganando terreno.Para algunos, Sadam Husein est¨¢ consiguiendo su objetivo de dividir a sus enemigos y obtener algunas rentas a su acci¨®n b¨¦lica. Para otros, el presidente de Irak, vencido por las consecuencias del embargo, quema sus ¨²ltimo cartuchos antes de tomar la dr¨¢stica decisi¨®n de abandonar el emirato invadido. Y para muchos observadores occidentales, se est¨¢ llegando a la situaci¨®n l¨ªmite capaz de provocar la guerra.
En lo ¨²nico que coinciden todos es que una u otra soluci¨®n (la salida de Kuwait o la intervenci¨®n militar norteamericana) se producir¨¢ de forma inmediata. Los d¨ªas del calendario que rodean al 6 de noviembre se barajan insistentemente para que suceda algo.
Es dif¨ªcil apostar por una u otra salida. Sobre todo, porque los acontecimientos se han desarrollado rapid¨ªsimamente y todos los protagonistas est¨¢n actuando de forma err¨¢tica. El rompecabezas es hoy casi imposible de armar con estas piezas. En s¨®lo seis d¨ªas, se han producido en la zona del Golfo los siguientes movimientos:
-El ministro de Defensa, viceprimer ministro, hermano del rey y tercero en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono saud¨ª, pr¨ªncipe Sult¨¢n Ben Abdulaziz, dejaba caer la idea de que Kuwait podr¨ªa hacer concesiones territoriales a Irak si ¨¦ste abandonaba el emirato. Su discurso estuvo plagado de llamadas a la unidad y la hermandad del pueblo ¨¢rabe. Record¨® incluso que Arabia Saud¨ª hab¨ªa hecho concesiones territoriales en el pasado a otros pa¨ªses ¨¢rabes, como Egipto, Jordania o el propio Kuwait, y pidi¨® a Sadam Husein que tomara una decisi¨®n racional para recuperar la credibilidad del Islam.
Desmentidas
-El rey Fahd desment¨ªa esas supuestas concesiones territoriales, empleando todo el aparato de propaganda oficial, y afirmaba rotundamente que Arabia se manten¨ªa firme en los enunciados de la ONU contra Irak. Durante toda la semana, los peri¨®dicos y la televisi¨®n saud¨ªes abr¨ªan sus informaciones con declaraciones oficiales contra Sadam, exigi¨¦ndole que abandonara Kuwait. El propio Sult¨¢n volv¨ªa a aparecer ante los periodistas, intentando solventar el supuesto malentendido, aunque insist¨ªa en la posibilidad de llegar a una soluci¨®n pac¨ªfica y vinculaba el problema palestino al conflicto global del Golfo.
-Sadam Husein difund¨ªa a trav¨¦s de sus canales habituales que se le hab¨ªa aparecido, en sue?os, el profeta Mahoma y le hab¨ªa dicho que su acci¨®n militar hab¨ªa sido equivocada y que deb¨ªa abandonar Kuwait y orientar sus misiles hacia su enemigo real (supuestamente Israel). Mientras tanto, el bloqueo econ¨®mico est¨¢ dando resultado y el racionamiento se extend¨ªa a la gasolina. Tambi¨¦n esta semana, Bagdad dejaba en libertad a cientos de rehenes extranjeros.
-El jefe del Estado Mayor norteamericano, general Colin L. Powell, manten¨ªa una larga reuni¨®n de trabajo en Riad (cerca de cuatro horas seguida de una cena) con el jefe de las tropas norteamericanas en el Golfo, general Norman Schwarzkopf, y luego con el ministro de Defensa saud¨ª. Los militares estadounidenses hac¨ªan correr dos noticias contradictorias: el reagrupamiento de tropas iraqu¨ªes en el norte de Kuwait y su desmentido y la posibilidad de enviar m¨¢s tropas desde EE UU.
-El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, aprovechaba la visita a sus tropas en la provincia oriental de Arabla Saud¨ª, para entrevistarse con Fahd y con los monarcas de los pequeflos Estados del Golfo, en un intento de agrupar al mundo ¨¢rabe en torno a una salida negociada al conflicto.
-El enviado especial de paz de la URSS, Yevgueny Primakov, intensificaba sus esfuerzos negociadores en la zona, tras su reciente entrevista con Sadam, e intentaba ganar adeptos para una salida pac¨ªfica al conflicto. El enviado de Gorbachov continuaba su ronda de visitas por casi todos los pa¨ªses ¨¢rabes. La idea de ceder ante algunas peticiones territoriales iraqu¨ªes rondaba el ambiente en Arabia Saud¨ª.
Aumentar el despliegue
-El emir de Kuwait, Jaber al Ahmed al Sabah, viajaba a Par¨ªs y Londres para entrevistarse con Fran?ois Mitterrand y Margaret Thatcher. All¨ª insist¨ªa en el cumplimiento de las resoluciones de la ONU y las decis¨ªones de la Liga ?rabe y exig¨ªa la retirada de las tropas iraqu¨ªes. De vuelta a Arabia Saud¨ª, se encerraba en Taif, cerca de Yedda, junto a todo su Gobierno, en reuniones continuas.
-Desde Washington se insist¨ªa una y otra vez en que la posici¨®n de los aliados no hab¨ªa cambiado y se lanzaban duros mensajes al presidente iraqu¨ª. El secretario de Defensa, Dick Cheney, afirmaba que Estados Unidos podr¨ªa enviar otros 100.000 soldados a la zona (ahora hay m¨¢s de 200.000) para completar el despliegue militar multinacional.
-La Prensa saud¨ª se mostraba cada d¨ªa m¨¢s radical contra Israel, a medida que el Gobierno de Tel Aviv se negaba a reconocer la comisi¨®n de investigaci¨®n de la ONU sobre la matanza de palestinos en Jerusal¨¦n. Un editorial del peri¨®dico Saudi Gazzete, firmado por su director, llegaba a pedir la expulsi¨®n de la ONU de Israel y de Irak, en un nuevo paso en el proceso de vincular ambos conflictos.
-El presidente Bush, despu¨¦s de varios d¨ªas de intensa campa?a electoral en la que atac¨® duramente a Sadam (le volvi¨® a comparar con Hitler) y en medio de una fuerte p¨¦rdida de popularidad, hablaba por tel¨¦fono el jueves con Fahd. Adem¨¢s, su secretario de Estado, James Baker, anunciaba un inmediato viaje a Riad para entrevistarse con el Rey. Se volv¨ªan a disparar los rumores de intervenci¨®n militar.
Este c¨®ctel de acontecimientos y declaraciones p¨²blicas est¨¢ cambiando el ambiente en Arabia Saud¨ª. Por primera vez desde que se inici¨® el conflicto, el pasado 2 de agosto, se han deslizado a la opini¨®n p¨²blica s¨ªntomas de divisi¨®n en el seno de la familia real. Y las presiones de Estados Unidos, por un lado, y la URSS y algunos pa¨ªses ¨¢rabes por otro, incomodan a Fahd.
Adem¨¢s, desde hace casi 90 d¨ªas, la sociedad saud¨ª est¨¢ recibiendo mucha informaci¨®n y signos directos de Occidente; cosa que no agrada demasiado a sus gobernantes. Por primera vez en muchos a?os, la palabra democratizaci¨®n ha aparecido repetidamente en los titulares de la prensa saud¨ª tras la invasi¨®n de Kuwait por las tropas iraqu¨ªes. Hasta ahora, la apertura democr¨¢tica no es m¨¢s que una idea que deben seguir los kuwalt¨ªes. Pero la familia real saud¨ª no puede evitar pensar que esa fiebre democratizadora en el Golfo puede acabar con la monarqu¨ªa teocr¨¢tica que le mantiene en el poder. Palomas y halcones se debaten sobre el camino a seguir.
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