El ciudadano no puede asimilar tantas ¨®rdenes sobre su salud, seg¨²n expertos de la OMS
El responsable de Salud P¨²blica del Reino Unido, Donald Acheson, advirti¨® la pasada semana a los ciudadanos brit¨¢nicos, a trav¨¦s de la televisi¨®n, de que el exceso de vitamina A durante el embarazo puede provocar malformaciones faciales en el feto. Con ello sal¨ªa al paso de una extendida moda que lleva a muchas mujeres a atiborrarse sin control de toda clase de complementos vitam¨ªnicos. ?ste es el ejemplo m¨¢s reciente, seg¨²n Rafael Bengoa, experto de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), de los efectos nocivos de un bombardeo indiscriminado a la poblaci¨®n para que cuide su salud.
"El ciudadano no puede asumir tantas ¨®rdenes", afirma Rafael Bengoa, experto de la OMS que ha participado en unas jornadas sobre salud p¨²blica organizadas por la Diputaci¨®n de Barcelona. "Abordar los problemas de salud con un sistem¨¢tico prohibicionismo de corte b¨ªblico al estilo de no har¨¢s esto o aquello no es una respuesta adecuada a los problemas de salud p¨²blica".Bengoa defiende la necesidad de plantear campa?as m¨¢s selectivas, dirigidas preferentemente a los grupos de riesgo y no a la poblaci¨®n general. "Hay una tendencia en los pa¨ªses europeos a culpabilizar al individuo de su mala salud, cuando ¨¦l s¨®lo tiene capacidad para intervenir en algunos de los aspectos que influyen sobre ella. Hay otros de car¨¢cter estructural sobre los que no se incide del mismo modo".
El resultado es un desequilibrio que carga las tintas en la responsabilidad individual, de modo que el receptor se ve sometido a un bombardeo de mensajes, algunas veces incluso contradictorios, para que cambie su conducta.
Oltio Espinoza, miembro tambi¨¦n de la oficina regional de la OMS para Europa, cita el ejemplo del colesterol. Se empez¨® diciendo que era malo y se responsabiliz¨® a una serie de nutrientes. Luego se habl¨® de un colesterol bueno y otro malo. Productos antes proscritos, como las sardinas, fueron entronizados de nuevo como alimentos, no s¨®lo saludables, sino convenientes para aumentar la fracci¨®n buena del colesterol. Ahora se habla de que en realidad el colesterol no es malo, sino que el problema est¨¢ en la incapacidad que tienen ciertos individuos para metabolizarlo.
Credibilidad
En opini¨®n de Rafael Bengoa, "la autoridad sanitaria no deber¨ªa emprender campa?as p¨²blicas sin tener la base cient¨ªfica totalmente resuelta. De lo contrario, la educaci¨®n sanitaria puede perder uno de sus principales instrumentos de intervenci¨®n: la credibilidad".
"En algunos casos, como en los efectos nocivos del tabaco", prosigue, "la base cient¨ªfica est¨¢ absolutamente clara, por lo que las campa?as antitabaco est¨¢n plenamente legitimadas. Pero no ocurre lo mismo en otro tipo de campa?as, como la necesidad de ingerir fibras para evitar el c¨¢ncer de colon, porque estas campa?as, dirigidas a la poblaci¨®n general, pueden sustituir h¨¢bitos saludables, como determinado tipo de desayuno, por otros que no est¨¢ demostrado que sean m¨¢s beneficiosos".
Las campa?as indiscriminadas tienen el riesgo de provocar conductas compulsivas y modas de efectos tan insalubres como los que se pretenden erradicar. El abuso en la ingesti¨®n de determinadas vitaminas por las embarazadas es un ejemplo. Estudios muy recientes realizados en Estados Unidos han revelado casos de malformaciones cong¨¦nitas causadas por una ingesti¨®n excesiva de vitamina A durante el embarazo.
Mensajes simplificados
El problema es que la mayor¨ªa de mensajes llega al receptor de una forma muy simplificada. Por ejemplo, que las vitaminas son siempre buenas y cuantas m¨¢s mejor.
Sin embargo, seg¨²n advierte Espinoza, "todo exceso tiene un efecto nocivo". El problema es que el receptor interpreta el mensaje de forma radical y puede caer en conductas obsesivas. "La colesterofobia puede llegar a ser peor que el propio colesterol. Y, desde luego, es menos nociva una carencia de vitamina A que una sobredosis, teniendo en cuenta que esta vitamina se encuentra en muchos alimentos", a?ade Bengoa.
Sucede adem¨¢s que cuando un mensaje tiene fuerza suficiente como para constituir una moda, se ve reforzado r¨¢pidamente por una pr¨¢ctica comercial concurrente que legitima las conductas compulsivas.
As¨ª, en Estados Unidos, por ejemplo, las mujeres embarazadas reciben una gran presi¨®n comercial para que consuman unas c¨¢psulas de aceite rico en vitamina A que "es necesario tomar" para asegurar la salud del beb¨¦. Y los obsesos por el colesterol pueden encontrar en los supermercados todo tipo de productos libres de grasas saturadas e incluso huevos que se venden con la etiqueta de "bajo en colesterol".
La OMS recomienda que se realicen campa?as espec¨ªficas y dirigidas exclusivamente a las poblaciones de riesgo. "El problema", explica Oltio Espinoza, "es que muchas veces, como las administraciones no saben identificar cu¨¢l es el grupo de riesgo sobre el que han de incidir, bombardean a toda la poblaci¨®n y crean aunt¨¦nticos problemas de digesti¨®n de los mensajes".
Espinoza cita el ejemplo de las campa?as de seguridad vial. "He visto que en Espa?a tienen l¨ªmites de velocidad en las autopistas, pero muchos veh¨ªculos circulan a 150 y 160 kil¨®metros por hora. Es obvio que no todos los conductores circulan a esa velocidad. Si queremos reducir la siniestrabilidad en las carreteras, no debemos dirigirnos a toda la poblaci¨®n, sino a los conductores que constituyen en este caso el factor de riesgo", opina.
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