La comuni¨®n
L¨¢stima que haya desaparecido la secci¨®n radiof¨®nica del disco solicitado, porque de no ser as¨ª yo hoy hubiera pedido que programaran La primera comuni¨®n en la inimitable voz de Juanito Valderrama. "A Rosa Conde, en el d¨ªa de su segunda comuni¨®n, con el cari?o de Manolo". Rosa Conde acaba de solicitar o recibir, es lo mismo, el carn¨¦ de? PSOE. Una m¨¢s en la Casa Com¨²n, porque estaba ya, pero sin estar, en ella. Imagino la cara que habr¨¢n puesto los serafines que est¨¢n en el coro de? altar mayor, igualito, igualito que en la canci¨®n de Valderrama: "De rodillas es tan bonita / y tiene tanto salero / que le dan agua bendita / los angelitos del cielo".?Por qu¨¦ ser¨¢ que en las ¨²ltimas semanas se acumulan las comuniones en las capillas de la Casa Com¨²n? L¨¢stima que Curiel y Benegas desperdiciaran la ocasi¨®n lit¨²rgica y convirtieran la entrega y recepci¨®n del cuerpo y la sangre del socialismo democr¨¢tico en un duelo de g¨¦nero chico: "Mi querido Benegas, ?quieres ser la Casa Com¨²n de la izquierda?". "Mi querido Enrique, claro que quiero". "Vu¨¦lvemelo a decir, que me mareo". "Te quiero, Enrique. ?Te quiero! ?Te quiero!". Aprecio m¨¢s el gesto piadoso, recatado, de Rosa Conde, que ha ido a comulgar sola, sintiendo sin duda ese calor interior de sagrario que tienen los comulgantes cuando se tragan la sagrada forma. Sin testigos, sin otros pregoneros que las secciones de comuniones y bautizos de los medios de comunicaci¨®n del Estado.
Imagino la inyecci¨®n moral que habr¨¢ recibido la gran familia socialista ante esta gran sorpresa, a manera de cari?oso regalo, que Rosa les hace con motivo de su pr¨®ximo congreso. Es como si la portavoz del Gobierno hubiera aportado la pieza que faltaba a la Casa Com¨²n de la izquierda: el interfono. Ya que no le puedo dedicar el disco, me sumo a su fiesta eucar¨ªstica con esta letrilla: "Eres como la rosa de Alejandr¨ªa, colorada de noche, blanca de d¨ªa".
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