Mucho m¨¢s que una cl¨ªnica
La Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz atraviesa los momentos definitivos de una larga crisis en la que se . pone en juego su supervivencia. Desde la gratitud de la persona formada en su seno, la autora analiza la labor llevada a cabo por dicha instituci¨®n, no s¨®lo en la asistencia cl¨ªnica sino tambi¨¦n en la investigaci¨®n y la docencia.Yo no conoc¨ª a don Carlos Jim¨¦nez D¨ªaz, pero entr¨¦ en contacto con la fundaci¨®n como estudiante de Medicina de la Universidad Aut¨®noma de Madrid e hice mi residencia en la cl¨ªnica de la Concepci¨®n. All¨ª encontr¨¦ la horma perfecta donde desarrollar una vocaci¨®n apasionada por la medicina y un estilo profesional del que me honro. Es, pues, la gratitud el ¨²nico m¨¦rito que hoy me autoriza a hablar de su situaci¨®n.
La Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz (FJD) atraviesa los momentos definitivos de una larga crisis en la que, de una vez por todas, se pone en juego su supervivencia, y la opini¨®n p¨²blica debe saber lo que significar¨ªa su desaparici¨®n.
No quiero hablar de historia, aunque la fundaci¨®n se sustente en un pasado extraordinario. Quiero hablar del presente y del futuro.
La FJD es una instituci¨®n compleja que abarca tres campos fundamentales de las ciencias biom¨¦dicas: la asistencia cl¨ªnica, la investigaci¨®n y la docencia. En el plano asistencial ofrece un gran abanico de especialidades m¨¦dicas y quir¨²rgicas a un nivel de vanguardia. El cari?o, respeto y confianza que sus m¨¦dicos y trabajadores despiertan en los enfermos que se acercan a la fundaci¨®n, ya sea como beneficiarlos de la Seguridad Social ya sea como pacientes privados, son el mejor aval de la calidad de la medicina que en ella se ofrece.
La fundaci¨®n cuenta con un instituto de investigaci¨®n de reconocido prestigio. Actualmente es imposible comprender el desarrollo de la investigaci¨®n biom¨¦dica sin una estrecha relaci¨®n entre los investigadores de los diversos pa¨ªses, y esa relaci¨®n tiene un claro exponente en el instituto. En sus laboratorios se desarrollan l¨ªneas de investigaci¨®n en numerosos campos de la biomedicina, merced a la acci¨®n coordinada de nuestros cient¨ªficos con los de otros pa¨ªses y en el marco de un intenso intercambio de estudios y personas. Cada a?o se obtienen importantes ayudas de organizaciones p¨²blicas y privadas en forma de becas, premios, etc¨¦tera, que permiten la financiaci¨®n de las investigaciones.
Rigor cient¨ªficoLa FJD, por otra parte, fue uno de los tres hospitales cl¨ªnicos fundadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Aut¨®noma, y desde entonces acoge cada a?o a un grupo importante de estudiantes de Medicina, que toman as¨ª contacto con un estilo de ejercicio profesional que les servir¨¢ de modelo en el futuro. Como he dicho, yo fui alumna de esa facultad, y con el coraz¨®n inquieto de mis 20 a?os, ese que no nos enga?a, percib¨ª de forma inequ¨ªvoca la clase especial, el com¨²n denominador de los m¨¦dicos de la Concha: amor al enfermo, rigor cient¨ªfico y pasi¨®n por aprender y ense?ar a cualquier nivel. Y me propuse sar uno de ellos.
Dentro del Programa Nacional de Formaci¨®n de M¨¦dicos Residentes (MIR), de la fundaci¨®n han salido muchos de los m¨¦dicos m¨¢s prestigiosos del pa¨ªs, que han ocupado y ocupan puestos destacados, no s¨®lo en el campo de la medicina asistencial, sino tambi¨¦n en el de la Administraci¨®n sanitaria. Un buen n¨²mero de los m¨¢s altos responsables de la sanidad nacional y de nuestra comunidad tienen sus ra¨ªces en la cl¨ªnica de la Concepci¨®n, y creo que dif¨ªcilmente olvidar¨¢n su periodo de formaci¨®n y de ejercicio profesional en nuestra instituci¨®n.
No podemos dejar de nombrar a la Escuela Universitaria de Enfermer¨ªa. En los centros sanitarios del pa¨ªs es proverbial la val¨ªa de nuestros diplomados.
En la FJD se ofrecen cursos de alta especializaci¨®n y se organizan congresos nacionales e internacionales. En su aula magna se oye cada a?o la voz de figuras fundamentales de las ciencias biom¨¦dicas, entre ellas las de varios premios Nobel.
La instituci¨®n ha acogido tradicionalmente a numerosos becarios, y en particular a una gran cantidad de m¨¦dicos hispanoamericanos, que han regresado a sus pa¨ªses de origen, una vez completada su formaci¨®n, con la impronta imborrable de la fundaci¨®n. Hoy ocupan muchos de ellos puestos fundamentales en la sanidad de aquellas naciones.
La fundaci¨®n es, pues, mucho m¨¢s que una cl¨ªnica. Sin embargo, una mala situaci¨®n econ¨®mica, arrastrada ya desde hace a?os, amenaza su supervivencia.
Si la FJD desapareciera, quiz¨¢ se podr¨ªa construir otro hospital con 762 camas, de enfermos agudos, el servicio de urgencias y las consultas que se perder¨ªan, pero .?cu¨¢ntos a?os de trabajo, pasi¨®n creadora y genialidad cient¨ªfica ser¨ªan necesarios para construir una nueva fundaci¨®n?
A veces pienso en esos viejos edificios de nuestro Madrid, con la nobleza y la gracia que eran se?as de identidad de la ciudad y que fueron durante mucho tiempo demolidos sin piedad para ser sustituidos por chapuzas arquitect¨®nicas. Hoy eso ya no pasa. Hoy los responsables del urbanismo miman las casas con solera, favorecen su restauraci¨®n, potencian su conservaci¨®n.
Veo esos edificios como un s¨ªmbolo de nuestra querida fundaci¨®n: ?claro que necesita una buena renovaci¨®n, pero que no se toque su noble esqueleto! Ese esqueleto sostiene a?os y a?os de la mejor tradici¨®n dentro de la medicina espa?ola.
Los m¨¦dicos, investigadores, enfermeras y trabajadores de la FJD desean que se busque una soluci¨®n que asegure definitivamente, sin incertidumbres ni sobresaltos, la viabilidad de la instituci¨®n. Son conscientes de que tendr¨¢n que aceptar nuevos sacrificios, pero esos sacrificios no deben suponer nunca la mutilaci¨®n de ninguno de sus pilares fundamentales: la asistencia cl¨ªnica de vanguardia, la investigaci¨®n y la docencia.
Ciertamente, los problemas de gesti¨®n de la fundaci¨®n han sido y son graves, pero no Insalvables, y la Administraci¨®n debe reconocer su papel protagonista a la hora de articular los mecanismos capaces de rentabilizar la instituci¨®n. La historia no perdona los errores y remunera cumplidamente los aciertos. Nuestras autoridades sanitarias tienen una ocasi¨®n ¨²nica de acertar apoyando a la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz. Lo creo de todo coraz¨®n.
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