"Tirant lo Blanc' es un fil¨®n inagotable"
El medievalista Mart¨ªn de Riquer, en cuya extensa producci¨®n ocupan un lugar destacado los estudios dedicados a la novela Tirant lo Blanc, considera que la obra -cuya autor¨ªa, tras los ¨²ltimos an¨¢lisis, adjudica a Joanot Martorell en solitario, en perjuicio de Mart¨ª Joan de Galba- est¨¢ ya revalorizada y mundialmente reconocida como parte de la literatura universal". "Lo importante ahora", subray¨® en una entrevista con EL PA?S, "es que la gente lea el Tirant -que, lo digo siempre, resulta un libro entretenid¨ªsimo- y que el Tirant se convierta en un modelo de lengua, como lo es el Quijote en castellano". En el marco del denominado A?o Tirant, con motivo del 500? aniversario de la primera edici¨®n del libro (Valencia, 1490), De Riquer ha publicado Aproximaci¨® al Tirant lo Blanc (Quaderns Crema), obra dirigida a un p¨²blico amplio y destinada a servir de instrumento esencial para la lectura del libro de Martorell. Pese a ese car¨¢cter eminentemente did¨¢ctico, el estudio de Mart¨ªn de Riquer contiene datos y observaciones nuevos -como la autor¨ªa ¨²nica-, desarrollados de manera erudita al final del volumen. El autor, que no descarta nuevos escritos sobre aspectos monogr¨¢ficos del Tirant, considera que la obra es "un fil¨®n inagotable"."El A?o Tirant deber¨ªa servir b¨¢sicamente para dar al Tirant muchos lectores", dice Mart¨ªn de Riquer, "se van a presentar y se est¨¢n ya presentando trabajos y conferencias sobre la obra, apuntando aspectos eruditos, pero yo creo, insisto, que lo esencial es que la gente la lea". El objetivo de su Aproximaci¨® al Tirant lo Blanc, dice el autor, "es proporcionar a una persona culta pero no especializada en literatura medieval, una persona que ha o¨ªdo hablar del Tirant, pero no lo conoce, los elementos suficientes para leerlo, entendiendo el sentido, el marco y la intenci¨®n de Joanot Martorell".
"Martorell", indica el medievalista, " Inici¨® el Tirant en 1460 y lo acab¨® en 1466; muri¨® dos a?os despu¨¦s dejando el libro completamente finalizado. No hay hoy ning¨²n argumento positivo y firme que impida afirmar que ¨¦l es el autor ¨²nico y exclusivo. En el Tirant no hay m¨¢s contradicciones internas que en el Quijote y se explican f¨¢cilmente si tenemos en cuenta que Martorell tard¨® seis a?os en escribirlo, con los l¨®gicos errores, cambios de estilo y evoluci¨®n de la idea original".
Novela alegre
Mart¨ªn de Riquer insiste mucho en que Tirantes, aparte de "militarmente seria y sentimental¨ªnente apasionada", una novela, sobre todo, "alegre". "Estamos ya cansados de interpretaciones pesimistas y derrotistas; Tirantes una novela alegre, muy alegre. Martorell, como seguramente muchos otros caballeros valencianos de su tiempo, sent¨ªa unas grandes ganas de vivir y eso se nota en su obra. Pose¨ªa, adem¨¢s, un esp¨ªritu capaz de captar las notas rid¨ªculas y pintorescas de los acontecimientos. Hay en Tirant, s¨ª, p¨¢ginas de gran ret¨®rica, pomposa y solemne, cosa que a la gente de la ¨¦poca le gustaba mucho, incluso procuraban hablar deese modo, pero hay tambi¨¦n muchos momentos en los que los personajes se expresan en un delicioso tono coloquial, lleno de gracia, con juegos de palabras; es ah¨ª donde el Tirant resulta inolvidable". Los episodios graciosos, "hasta desvergonzados y licenciosos", se producen sobre todo en los cap¨ªtulos en la corte de Constantinopla, "corte que Martorell invent¨® sobre el modelo del ambiente de las casas nobles valencianas de su ¨¦poca". "En la literatura caballeresca anterior", prosigue, "no encontramos nada parecido a la alegre y vital pasi¨®n amorosa del Tirant".
En este sentido, el medievalista compara los elevados amores de Amad¨ªs y Oriana -del Amad¨ªs de Gaula-, por ejemplo, con las pr¨¢cticas sensuales de T¨ªrant y Carmesina, aut¨¦ntico ejemplo avant la lettre del moderno petting adolescente -tocamientos sin llegar a la culminaci¨®n sexual, para evitar embarazos- y que los trovadores de la ¨¦poca denominaban assag.
"Hay momentos desvergonzados y licenciosos en Tirant, dec¨ªa, aunque ojo, ni una palabra obscena o malsonante", aclara Mart¨ªn de Riquer. "En todo caso, yo, para no caer en el pozo de la vulgaridad, en todos mis trabajos sobre la moralidad del Tirant no he empleado nunca las palabras sexo ni er¨®tico, ni sexual ni erotismo". El medievalista explica que los contempor¨¢neos de Martorell no deb¨ªan escandalizarse por las escenas m¨¢s atrevidas del Tirant. "Esas cosas que nos pueden parecer obscenas eran comentadas en sermones, como los de Sant Vicente Ferrer, o en libros piadosos, como el Tractat de lux¨²ria, de Eiximenis". De Riquer recuerda tambi¨¦n, oportunamente, que Martorell era un buen conocedor del Decamer¨®n de Bocaccio.
Toma del castillo
En el cap¨ªtulo 11 de su Aproximaci¨®, titulado Tirant lo Blanc, nove1.la de jocs d'amor i d'alegria, Mart¨ªn de Riquer recuerda la atrevida met¨¢fora de la toma del castillo por la fuerza con que Martorell describe la posesi¨®n carnal de Carmesina por Tirant. "La comparaci¨®n del amor con la guerra es una vieja met¨¢fora ovidiana, que Martorell tiene muy presente", dice el medievalista, "y responde muy bien al lenguaje procaz que los militares de todos los tiempos han usado en la tienda de campa?a para referirse a las mujeres; tomar la plaza, entrar en el castilo... son frases muy claras".
La acci¨®n de Tirant lo Blanc, dice con imperturbable seguridad Mart¨ªn de Riquer, se desarrolla a lo largo de 11 a?os; "lo he calculado recientemente: comienza en el a?o 1450 y Tirant tiene 20 a?os al principio y muere, al final, con 3l". El medievalista se basa en la menci¨®n del A?o de la Santa Perdonanza, el jubileo de Roma, que se celebra cada 50 a?os y que se dio una ¨²nica vez en vida de Martorell.
Tirant lucha contra los moros en defensa de la ciudad de Constantinopla, que en realidad ya hab¨ªa ca¨ªdo -1453- en manos de los turcos cuando transcurren los episodios referidos al Imperio de Oriente en la novela. De Riquer explica en este sentido que Tirant lo Blanc es, al mismo tiempo que un documento de la ¨¦poca, "novela ficci¨®n", una ucron¨ªa. "Martorell sab¨ªa mejor que nadie, por sus contactos militares, que la ciudad no ser¨ªa reconqu¨ªstada; lo que hace en su novela es alimentar las ilusiones ut¨®picas de la Europa cristiana".
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