Crescencia Molina: "He puesto mi vida a disposici¨®n de la libertad y ahora me tratan as¨ª"
Hace menos de 48 horas que Crescencia Molina se enter¨® de que despu¨¦s de convivir m¨¢s de 40 a?os con su gran amor, ya fallecido, el Tribunal Constitucional le niega la pensi¨®n de viudedad. Efectivamente, ella no se cas¨® con la persona con la que ha vivido hasta su muerte, y a sus 74 a?os no se averg¨¹enza de ello. "Yo, que he puesto mi propia vida a disposici¨®n de la libertad, y ahora me tratan as¨ª. Pero que no se piensen que me van a quitar el humor, eso no", dice.
Naci¨® el 2 de marzo de 1916, en un caser¨ªo cerca de Amurrio (?lava), y la guerra le confirm¨® que su vida, como la de toda su generaci¨®n, no iba a ser f¨¢cil. Sin embargo, jam¨¢s lleg¨® a pensar que en la antesala del a?o 2000 se pudiera castigar el no haber pasado por la vicar¨ªa.Los primeros compases de la Guerra Civil no le dejaron indiferente, y ayud¨® todo lo que pudo a los que luchaban contra los sublevados. "Pero oye, si dices eso, ?no vendr¨¢n luego los del Pi?ar ese a hacerme algo, verdad?". Una situaci¨®n que tuvo que solucionar huyendo a Francia durante cinco a?os.
De vuelta en Amurrio -"llegu¨¦ cuando m¨¢s comida hab¨ªa en Espa?a"-, la venta de pescado y la limpieza fueron sus dos ocupaciones principales.
Tres meses de c¨¢rcel
Crescencia Molina todav¨ªa recuerda con cierto orgullo cuando dos guardias civiles le multaron con 1.000 pesetas all¨¢ por el a?o 1943, por vender pescadillas a un precio m¨¢s bajo del estipulado. "No os voy a pagar porque seguro que de las 1.000 pesetas, 500 ser¨ªan para vosotros", y no les pag¨®. La Espa?a de los vencedores le llev¨® tres meses a la c¨¢rcel de Vitoria.Poco despu¨¦s de salir de la prisi¨®n conoci¨® al que comparti¨® su vida, Eleuterio Navas, hasta que en setiembre de 1987 falleci¨®. Crescencia Molina reconoce que en aquellos tiempos de la postguerra su vida en com¨²n con Eleuterio fue algo que le hizo sufrir mucho. "No sabes lo que pude llorar por muchos comentarios de la gente, ahora eso es normal".
Crescencia Molina se hab¨ªa casado por lo civil unos meses antes de la guerra con una persona que fue dada por desaparecida durante la contienda. Conocer a Eleuterio Navas dio un giro a su vida. "No sabes lo que fue conocer a una persona como Eleuterio. Ten¨ªa que haberme muerto con ¨¦l, en el mismo instante en que se fue al otro mundo. No sabes lo que es querer a una persona as¨ª".
El alcalde de Amurrio, Pablo Isasi, reconoce en un certificado con su firma que la vida en com¨²n de Crescencia y Eleuterio fue "socialmente ejemplar en todo momento"'. Ellos compartieron, adem¨¢s de su casa, cuentas bancarias, p¨®lizas de seguro y un mont¨®n de amigos e ilusiones.
La muerte de Eleuterio fue el comienzo de una larga pelea con los tribunales en la que ella s¨®lo pide una pensi¨®n. Una graduada social de Vitoria, Carmen Villahiz¨¢n, se ha encargado de llevar el caso hasta el alto Tribunal, y ahora se plantea elevarlo al de Estrasburgo, "porque aqu¨ª no se ha hecho justicia".
"El progresismo que se le supone a una sociedad avanzada ha dado al traste con la petici¨®n de una mujer que durante toda su vida ha luchado por la justicia y contra el que dir¨¢n", afirma.
A sus 74 a?os sus principales dedicaciones son la costura: "Hacer y rehacer los vestidos, porque como engordo", bromea y algunos cursos de cester¨ªa. Pero todo es diferente. "Lo encuentro todo tan s¨®lo", dice.
Crescencia no entiende de leyes, pero pisa la tierra, y sabe que hoy en d¨ªa muchas parejas no se casan, simplemente conviven porque lo que importa es el amor". Y por eso no comprende que los que hacen justicia no lo acepten. "Si me llamara Felipe Gonz¨¢lez le dir¨ªa que me han chafado, bueno, le dir¨ªa alguna tonter¨ªa para que viera que no me pongo a su altura".
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