Hugo Claus: "Estoy en esto por gusto por la aventura"
El novelista flamenco publica en Espa?a 'La pena de B¨¦lgica'
Hugo Claus (Brujas, 1929) es uno de los escritores flamencos m¨¢s consagrados. Ahora aparece en Espa?a su novela La pena de B¨¦lgica (Alfaguara), escrita en 1984. En 1977, Manuel Collado mont¨® su obra de teatro Viernes, protagonizada por Luis Prendes y Victoria Abril. Poeta, cineasta, dramaturgo, pintor, candidato al Nobel, Claus dice estar en esto por afici¨®n a la aventura.
"La pena de B¨¦lgica", dice, "la escrib¨ª para contar a mi hijo, que pertenece a un mundo muy distinto, c¨®mo hab¨ªan sido mis primeros a?os. Desde los 18 meses a los 11 a?os estuve interno en un colegio de monjas".El protagonista, de familia ultraconservadora, sufre el peso de la represi¨®n y de la frustraci¨®n generado por esa clase de educaci¨®n. Pero Hugo Claus, ahora, ve su pasado con cierta guasa: "Por haber estado all¨ª tanto tiempo, en mi adolescencia ten¨ªa unas ganas incontenibles de quitar la toca a las monjas que ve¨ªa por la calle. Lo que pasa es que prefer¨ª otro tipo de revancha, y me dio por convertirme en escritor".
Es su libro m¨¢s autoblogr¨¢fico, pero no es una reproducci¨®n de sucesos reales. "Hay exactitud en los detalles", explica, "pero hablar de autobiografia es siempre muy complejo. A menudo tres versos en un soneto sirven para decir m¨¢s cosas sobre la propia vida que escribir un libro enterci".
G¨¦neros
Fundador del grupo pl¨¢stico Cobra, autor de 20 novelas y de varias piezas teatrales, ha dirigido cine, y en su vida privada estuvo ligado sentimentalmente a Sylvla Kristel, la protagonista de Emmanuelle. Claus es autor de filmes como Viernes y El sacramento, que se pasan este fin de semana en la Filmoteca Espa?ola. "Lo cierto", reflexiona, "es que, de haberlo permitido las circunstancias industriales de una cinematograf¨ªa como la flamenca, tan poco potente, creo que me hubiera dedicado al cine, y de cuando en cuando habr¨ªa escrito alg¨²n poema".La propia multiplicidad de disciplinas art¨ªsticas en que es capaz de expresarse le hace dif¨ªcil ser consciente de su evoluci¨®n. "No creo que puedan deslindarse etapas ni nada as¨ª en mi carrera. He tocado todos los g¨¦neros que he podido, y dentro de cada g¨¦nero he procurado cambiar tambi¨¦n de estilo. Limitarme a un estilo hubiese significado empobrecerme, y yo estoy en esto por sentido de la aventura".
Hugo Claus abomina de toda posible tesis. "Me parece que el n¨²cleo de toda literatura es la poes¨ªa. Suelo partir de una imagen, que siempre tiene m¨¢s fuerza que una idea, y adem¨¢s, ideas hay muchas, es f¨¢cil tenerlas. Dedicarme a Ilustrar una idea o una tesis previa ser¨ªa muy aburrido".
Para ¨¦l resulta imprescindible tantear un poco a ciegas, sin atenerse a un plan previsto. "Escribo por descubrir algo. Si me meto a crear es porque hay algo que no puedo explicarme de antemano. Pertenezco al tipo de escritor que est¨¢ en un laberinto e intenta esforzadamente salir".
Le entusiasma experimentar con los estilos. "Aunque ya sabe usted", sonr¨ªe, "que en el norte de Europa, en los Pa¨ªses Bajos, la sencillez es una gran virtud, si no la virtud: lo que pasa es que en el 90% de los casos es s¨®lo expresi¨®n de pobreza".
El mercado flamenco, en apariencia, no es rico, pero para un escritor de larga carrera y de ¨¦xito como Claus, las posibilidades son amplias. "Me encuentro a menudo reflexionando sobre mis sensaciones de verme en un mercado mucho mayor, como el alem¨¢n o el franc¨¦s", dice. "Pero lo cierto es que, por ejemplo, un libro de poes¨ªa nunca alcanza en Francia o en Estados Unidos una tirada de 20.000 ejemplares, y eso es posible en mi caso, por que est¨¢ la salida de un pa¨ªs con gran n¨²mero de lectores, como Holanda. Digamos que de cada 100 libros de literatura producidos en neerland¨¦s, 80 se venden en Holanda". La pena de B¨¦lgica alcanz¨® en neerland¨¦s los 200.000 ejemplares, pero tambi¨¦n en Francia lleg¨® a lo 60.000.
Los aspectos de pol¨¦mica ling¨¹¨ªstica entre flamencos y valones en B¨¦lgica le resbalan bastante. "He vivido a?os en zona fronteriza entre ambos idiomas", dice, "y s¨¦ que las tensiones po la lengua entre las comunidades no son espont¨¢neas: surgen cuando hay otros problemas reales que hay que tapar. Shelley dijo: 'El idioma es el legislador del mundo', pero yo no me lo creo".
Babelia
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