La cooperaci¨®n entre Estados Unidos y Latinoam¨¦rica
Aun en la era de la declinaci¨®n del poder e influencia de Estados Unidos en el mundo, cualquier crisis que afecte a EE UU tiene efectos profundos a lo largo del planeta. Cuando Estados Unidos experimenta dos crisis simult¨¢neas, los efectos son -huelga decirlo- mucho m¨¢s serios. En la actualidad, mientras el proceso de Gobierno y la pol¨ªtica econ¨®mica contin¨²an generando problemas pol¨ªticos irresolubles para la Administraci¨®n de Bush, el sistema pol¨ªtico norteamericano y su econom¨ªa son cada vez m¨¢s endeble. Mientras que al mismo tiempo, la aventura del golfo P¨¦rsico descarta un final feliz y rechaza permitir a Estados Unidos una salida confortable, el resto del mundo espera un desenlace que puede tardar en llegar.Am¨¦rica Latina, como siempre, sufre desproporcionadamente por la crisis estadounidense. Las presentes crisis gemelas no son la excepci¨®n. Los efectos de la invasi¨®n iraqu¨ª y del enfrentamiento en el golfo P¨¦rsico variar¨¢n de pa¨ªs en pa¨ªs, pero las consecuencias para el hemisferio en su conjunto de la par¨¢lisis Pol¨ªtica y las dificultades econ¨®micas de Estados Unidos se encuentran dram¨¢tica y equitativamente repartidas a lo ancho de la regi¨®n.
En algunos casos, los efectos positivos del alza en el precio de las exportaciones de petr¨®leo se ver¨¢n anulados por la recesi¨®n norteamericana; en otros casos, las aterradoras implicaciones del aumento en el precio de las importaciones del crudo se ver¨¢n acentuadas por la contracci¨®n de la actividad econ¨®mica estadounidense.
Tres grupos
La crisis de Kuwait ha dividido a Am¨¦rica Latina en tres grupos. Los grandes exportadores de petr¨®leo -M¨¦xico, Venezuela, Ecuador-, los peque?os exportadores o pa¨ªses autosuficientes -Argentina, Colombia, Per¨² y Bolivia- y todos los dem¨¢s. Los importadores en gran escala, desde Brasil hasta Cuba, de Chile a Nicaragua. Para el primer grupo, la crisis del golfo P¨¦rsico ha significado una aut¨¦ntica tabla de salvaci¨®n; casi la duplicaci¨®n de los ingresos petroleros gracias a un aumento del 100% en el precio del petr¨®leo, y en el caso de M¨¦xico y Venezuela, un modesto incremento en el volumen de las exportaciones. S¨®lo para M¨¦xico esto implica ingresos adicionales de m¨¢s de 350 millones de d¨®lares al mes. Esto reduce a m¨¢s de la mitad el d¨¦ficit comercial mensual, que, seg¨²n las ¨²ltimas cifras publicadas -para el mes de julio-sum¨® 600 millones de d¨®lares. As¨ª, las crecientes dificultades que enf¨ªentaba M¨¦xico y en menor medida Venezuela en sus cuentas externas se han visto aminoradas, por lo menos provisionalmente.
La situaci¨®n es radicalmente distinta para las naciones importadoras de petr¨®leo del hemisferio. Para Brasil, por ejemplo, que importa m¨¢s de medio mill¨®n de barriles de petr¨®leo diarios, la crisis petrolera ha implicado que Ios esfuerzos previos para bajar la inflaci¨®n, que de por s¨ª no habian resultado demasiado exitosos, ahora confrontan serias dificultades. Aunque el saldo comercial brasile?o sigue positivo, la factura de las importaciones ha crecido de manera vertiginosa y las reservas de divisas han empezado a bajar. En Chile, la inflaci¨®n mensual se ha disparado nuevamente; en septiembre alcanz¨® a un 5% al mes, amenazando as¨ª la ambici¨®n del presidente Patricio Alwin de mantener la estabilidad econ¨®mica y el crecimiento, a la vez que promueve la justicia social y reformas democr¨¢ticas.
Econom¨ªas devastadas
Pero la regi¨®n m¨¢s afectada por el incremento en el precio del crudo ser¨¢, sin embargo, aquella que se encuentra menos preparada para enfrentarlo. Se trata de Centroam¨¦rica y el Caribe. Casi todos los pa¨ªses de la cuenca del Caribe importan pr¨¢cticamente la totalidad de su consumo de petr¨®leo, y no tienen c¨®mo obtener los recursos externos para financiar el coste r¨¢pidamente creciente de dichas importaciones. Durante los ¨²ltimos dos shocks -en 1973 y 1979-, estas econom¨ªas fueron devastadas, aunque en aquellas ¨¦pocas hab¨ªa m¨¢s dinero para ser reciclado, y acababan de experimentar varios decenios de crecimiento. Ahora, al cabo de 10 a?os de estancamiento, y en algunos casos de guerra civil, han vuelto a ser golpeadas; el peso puede llegar a ser insoportable.
Pero una presidencia y una econom¨ªa norteamericana debilitadas pueden surtir efectos a¨²n m¨¢s negativos en el largo plazo; incluso las consecuencias positivas para los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo pueden cancelarse. Para M¨¦xico, una recesi¨®n en Estados Unidos tendr¨ªa implicaciones desastrosas. Significa una ca¨ªda en las exportaciones del pa¨ªs -65% de las cuales se dirigen a Estados Unidos-, el cierre parcial o la contracci¨®n de la industria maquiladora, totalmente orientada hacia el mercado estadounidense; una merma en los recursos de Estados Unidos disponibles para ser invertidos en M¨¦xico; una ca¨ªda en los ingresos mexicanos procedentes del turismo, 85% del cual se origina en Estados Unidos; y una disminuci¨®n en las remesas enviadas a M¨¦xico por los trabajadores mexicanos en Estados Unidos -legales o ilegales-, que son siempre entre los primeros despedidos o deportados al producirse un enfriamiento en la econom¨ªa del pa¨ªs vecino.
Para pa¨ªses como Nicaragua y Panam¨¢, cuyos Gobiernos a¨²n esperan la compensaci¨®n econ¨®mica por su actitud pronorteamericana, la recesi¨®n en Estados Unidos aunada al debilitamiento de la presidencia de Bush significa una verdadera cat¨¢strofe y confirma sus peores temores: el dinero prometido jam¨¢s llegar¨¢. En el caso de otras naciones que requieren de apoyo y de financiamiento norteamericano, sea por motivos pol¨ªticos, como El Salvador o Hait¨ª, o debido a consideraciones ligadas al narcotr¨¢fico, como Per¨² y Bolivia, el ajuste de la econom¨ªa estadounidense tambi¨¦n puede llegar a tener un impacto altamente negativo.
No obstante, la crisis de gobernabilidad y de prosperidad econ¨®mica de Estados Unidos afectar¨¢ a Am¨¦rica Latina en su conjunto en un sentido m¨¢s amplio. En una coyuntura de redefinici¨®n mayor del papel de todos los pa¨ªses, Latinoam¨¦rica precisa una idea m¨¢s clara de los l¨ªmites y de las posibilidades de la cooperaci¨®n norteamericana.
Atraer inversiones
Muchos Gobiernos del hemisferio, por convicci¨®n o por conveniencia, han puesto en pr¨¢ctica pol¨ªticas econ¨®micas que fueron consideradas a la vez necesarias y suficientes para atraer inversiones, cr¨¦ditos, comercio y confianza. Sin estos recursos est¨¢n condenadas al fracaso. Pero la probabilidad de obtenerlos disminuye cada d¨ªa en la medida en que Estados Unidos tiene a la vez menos dinero y sobre todo menos fuerza pol¨ªtica.
Una pol¨ªtica positiva y de cooperaci¨®n de Estados Unidos hacia Am¨¦rica Latina exige una presidencia norteamericana fuerte, libre de preocupaciones electorales excesivas y al frente de una econom¨ªa en expansi¨®n. Bajo Ronald Reagan se reunieron los ingredientes, pero no surgi¨® la pol¨ªtica. Con George Bush, Estados Unidos parece tener una pol¨ªtica, o por lo menos algunas ideas razonables, pero carece de los medios para ponerla en pr¨¢ctica. Pareciera que el encuentro de otros dos mundos -el del Norte y el Sur del hemisferio occidental- no ser¨¢ para ma?ana.
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