Inform¨¢tica social
Debo confesar que no suelo asistir a demasiadas fiestas sociales, quiz¨¢ por falta de tiempo, quiz¨¢ por aburrimiento; lo cierto es que no suelo frecuentarlas. Sin embargo, cuando asisto a alguna, en raras ocasiones no surge el tema de la inform¨¢tica, sus caracter¨ªsticas, su evoluci¨®n y sobre todo su impacto negativo sobre el nivel de empleo en la sociedad (entre otras cosas).La inform¨¢tica, una ciencia que, por supuesto, todo el mundo conoce y domina (no en balde fueron de los primeros en adquirir un ordenador personal casero y han coleccionado una gran cantidad de paquetes y juegos), pero que su importancia se circunscribe a las grandes corporaciones y es impensable que pueda aportar ning¨²n beneficio a la sociedad en su conjunto; muy al contrario, supone un grave escollo en la b¨²squeda o mantenimiento de su empleo.
Los profesionales de la inform¨¢tica no somos ajenos a ese estado de opini¨®n que, aunque anecd¨®tico, es bastante generalizado; durante a?os hemos estado m¨¢s preocupados y ocupados en seguir el ritmo de la renovaci¨®n tecnol¨®gica, de adivinar las nuevas performances de los sistemas, m¨¢s que de explicar a la sociedad en general, y a la clase dirigente en particular, de los beneficios que la inform¨¢tica puede aportar, no s¨®lo a la gesti¨®n financiera, comercial, industrial y cient¨ªfica de un pa¨ªs, sino adem¨¢s los que se pueden derivar de una socializaci¨®n de la misma.
Tarjeta sanitaria
A t¨ªtulo de ejemplo podr¨ªamos citar lo que denominar¨ªamos la tarjeta sanitaria. De la misma forma que ya no nos asombramos del uso y abuso de las tarjetas de cr¨¦dito, cajeros autom¨¢ticos o de grandes almacenes, podr¨ªamos demandar de nuestros dirigentes sanitarios la implantaci¨®n de una tarjeta sanitaria cuyas caracter¨ªsticas podr¨ªan ser, por ejemplo, las que a continuaci¨®n se detallan.
F¨ªsicamente tendr¨ªa esta tarjeta el mismo formato que cualquier tarjeta de cr¨¦dito. En su banda magn¨¦tica llevar¨ªa grabados una serie de datos identificativos del potencial paciente, los datos m¨¢s relevantes desde el punto de vista sanitario (grupo sangu¨ªneo, pertenencia a grupos de alto riesgo, contraindicaciones medicamentosas, etc¨¦tera) y un c¨®digo personal secreto.
En el momento de la llegada a este mundo de un nuevo ciudadano (en adelante usuario o paciente) se entregar¨ªa a sus progenitores la tarjeta correspondiente y se iniciar¨ªa una historia cl¨ªnica almacenada en un ordenador. Cada vez que el usuario precisase de los servicios sanitarios llevar¨ªa consigo su tarjeta, la entregar¨ªa al m¨¦dico, el cual la introducir¨ªa en un lector de tarjetas, y una vez digitalizado su c¨®digo personal (facilitado por el usuario o acompa?ante), se acceder¨ªa a la historia cl¨ªnica almacenada en el ordenador central, el cual no importar¨ªa que se encontrara a cientos o miles de kil¨®metros.
Con el acceso a la historia cl¨ªnica, el m¨¦dico podr¨ªa conocer de inmediato todos los antecedentes sanitarios del usuario, no perdiendo tiempo (ni, lo m¨¢s importante, exactitud) pregunt¨¢ndolos al usuario o acompa?ante. Una vez el m¨¦dico dispusiera de dichos antecedentes en la pantalla del ordenador, proceder¨ªa a recabar la informaci¨®n subjetiva del enfermo, a efectuar la exploraci¨®n oportuna, culminando con el diagn¨®stico o la decisi¨®n de efectuar las pruebas complementarias que estimase convenientes. Todos estos datos, el m¨¦dico (o ayudante) los introducir¨ªa por la pantalla, quedando almacenados en el ordenador y a disposici¨®n de futuras consultas suyas o de otro colega unos minutos o unos a?os m¨¢s tarde.
En el caso de que alg¨²n lector haya conseguido leer las anteriores l¨ªneas sin abandonar en su prop¨®sito, a buen seguro que tendr¨¢ muchas dudas acerca de la viabilidad de este proyecto, dudas de ¨ªndole t¨¦cnica, jur¨ªdica, social y econ¨®mica. No tengo m¨¢s remedio que proponer al sufrido lector que siga leyendo con la promesa de intentar aclarar y despejar dichas dudas.
Desde el punto de vista t¨¦cnico intervendr¨ªan tres componentes fundamentales: unos ordenadores centrales donde se almacenar¨ªan las historias cl¨ªnicas, un terminal (pantalla) desde donde el m¨¦dico realizar¨ªa la consulta y actualizaci¨®n de la historia, y, por ¨²ltimo, unas l¨ªneas telef¨®nicas que conectar¨ªan los terminales con los ordenadores centrales.
Con respecto a los ordenadores centrales, se dispondr¨ªan en varios niveles, dependiendo de la concentraci¨®n demogr¨¢fica y los niveles de seguridad que se desearan. En un primer nivel habr¨ªa un ordenador (de tama?o medio o grande) que almacenar¨ªa las historias cl¨ªnicas de los habitantes de una determinada parcela geogr¨¢fica (ciudad, comarca, provincia, comunidad aut¨®noma, etc¨¦tera). Los ordenadores del segundo nivel tendr¨ªan como misi¨®n tener replicadas (duplicadas) las historias cl¨ªnicas de varios ordenadores del primer nivel. De esta forma se podr¨ªa hacer frente a los fuera de servicio de los ordenadores del primer nivel o de las l¨ªneas telef¨®nicas.
Cuando al intentar acceder a una determinada historia cl¨ªnica ¨¦sta no se localizase en el ordenador correspondiente (el paciente se encontrar¨ªa desplazado de su residencia habitual), el mismo ordenador encaminar¨ªa la b¨²squeda hacia el ordenador donde se encontrara la historia cl¨ªnica del paciente en cuesti¨®n (en el argot inform¨¢tico a estos ordenadores se les denomina host, y a dicha t¨¦cnica, bases de datos distribuidas).
Terminal m¨¦dico
Con respecto al terminal utilizado por el m¨¦dico, en su m¨¢s simple expresi¨®n podr¨ªa estar formado por un ordenador personal (de los existentes en el mercado o dise?ado ad hoc) con un disco duro con capacidad para almacenar 20 o 30 millones de caracteres, una impresora y un lector de tarjetas similar a los utilizados por los cajeros autom¨¢ticos. Este ordenador estar¨ªa conectado al host por medio de l¨ªneas telef¨®nicas (de velocidad acorde con la frecuencia o n¨²mero de pacientes que atender). Cuando el m¨¦dico (previa introducci¨®n de la tarjeta y digitalizci¨®n del c¨®digo personal) solicitara la historia cl¨ªnica, ¨¦sta se transmitir¨ªa desde el host, almacen¨¢ndose temporalmente en el disco duro del ordenador personal, desde donde podr¨ªa ser consultada y estudiada por el m¨¦dico. Una vez ¨¦ste hubiera actualizado la historia cl¨ªnica, dicha historia volver¨ªa a viajar hacia el host.
El segundo aspecto que considerar se enmarca dentro del campo jur¨ªdico, tal y como es el problema de la privacidad e inviolabilidad de la informaci¨®n de cada paciente. El objetivo del c¨®digo personal secreto que acompa?ar¨ªa a cada tarjeta sanitaria ser¨ªa el de salvaguardar dicha privacidad. Las historias cl¨ªnicas no podr¨ªan ser consultadas salvo que se dieran dos circunstancias: haber le¨ªdo la tarjeta personal del paciente y haber digitalizdo correctamente el c¨®digo personal correspondiente. Una vez la historia cl¨ªnica procedente del host se hubiera almacenado en el ordenador personal del m¨¦dico, se activar¨ªa un reloj, el cual, transcurrido cierto tiempo, disparar¨ªa un programa que borrar¨ªa dicha historia cl¨ªnica. En el supuesto de que el m¨¦dico deseara imprimir la historia cl¨ªnica para un estudio m¨¢s amplio, esta impresi¨®n se realizar¨ªa sin los datos identificativos del paciente; en este ¨²ltimo caso cabe recordar que podr¨ªan establecerse todos los controles y c¨®digos de permiso que se desearan. Una medida l¨®gica ser¨ªa la excepcionalidad de ciertas situaciones en las que no se exigiera la digitalizaci¨®n del c¨®digo personal por su propia idiosincrasia: servicios de urgencias en hospitales, ambulancias con servicios de primeros auxilios, etc¨¦tera; incluso podr¨ªa permitirse el acceso a la historia cl¨ªnica sin necesidad de introducir la tarjeta, por medio de una clave de identificaci¨®n un¨ªvoca.
En el aspecto social es indudable que la ¨²nica entidad capaz de crear una infraestructura de este tipo ser¨ªa la gestionadora de la sanidad p¨²blica, de la que, debo confesar, soy un ac¨¦rrimo defensor. No obstante, ello no significar¨ªa prohibir el acceso a las bases de datos del sistema a la sanidad privada, m¨¢s bien todo lo contrario, con el objetivo de mantener una integridad total de la informaci¨®n sanitaria de los pacientes. Un ejemplo de actuaci¨®n podr¨ªa ser el siguiente: el m¨¦dico acceder¨ªa a la historia cl¨ªnica de su paciente desde su consulta privada, previo pago de un canon, canon que ser¨ªa reducido en el supuesto de que dicho m¨¦dico actualizase la historia cl¨ªnica con su diagn¨®stico.
Una vertiente importante del sistema inform¨¢tico ser¨ªa la posibilidad de que cualquier m¨¦dico pudiese consultar las historias cl¨ªnicas (sin datos identificativos) con sintomatolog¨ªas an¨¢logas a las del paciente cuyo tratamiento est¨¢ estudiando.
Problema econ¨®mico
Por ¨²ltimo, nos queda por abordar el tema econ¨®mico, un aspecto del problema muy importante pero que, por condicionantes de espacio, no atacaremos en el presente estudio. No obstante, y como una peque?a introducci¨®n a dicho estudio, podemos realizar algunas relfexiones:
- El sistema que se propone podr¨ªa realizarse conjuntamente con otros pa¨ªses de la Comunidad Europea, o en el peor de los casos podr¨ªa financiarse parcialmente con fondos de la misma.
- El desarrollo de un terminal u ordenador personal ad hoc podr¨ªa integrarse dentro del proyecto Eureka o similar.
- El gestor de la sanidad p¨²blica podr¨ªa ahorrar una importante cantidad en el consumo de medicamentos simplemente con la posibilidad del control de cada paciente.
La informaci¨®n que proporcionar¨ªa el sistema propuesto ser¨ªa de gran utilidad para la sanidad p¨²blica, para realizar todo tipo de planificaciones y tratamiento ordenado de grupos de pacientes de alto riesgo; Instituto Nacional de Estad¨ªstica; compa?¨ªas de seguros; laboratorios farmac¨¦uticos etc¨¦tera. Es obvio que estas ¨²ltimas instituciones s¨®lo acceder¨ªan a la Informaci¨®n sin datos identificativos y que deber¨ªan contribuir con sus aportaciones a la financiaci¨®n del sistema.
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