Ulises y Simbad
No conozco un solo mediterr¨¢neo que no ame su mar. En la aurora del tercer milenio, ?c¨®mo no inquietarse ante el futuro papel de este lago alrededor del cual nacieron las tres grandes religiones monote¨ªstas reveladas y las grandes civilizaciones que son nuestras fuentes vivas? Una obra de indagaci¨®n es El Plan Azul, porvenir de la fuente mediterr¨¢nea (Edici¨®n Econ¨®mica, Par¨ªs, 1989). Es un libro de lectura a veces ¨¢rida, pero siempre ¨²til y clarificadora sobre los ternas que aborda: alrededores. agricultura, urbanismo, turisma, transportes, demograf¨ªa ...Retendr¨¦ este ¨²ltimo tema, ya que determina en varios sentidos nuestro porvenir. La poblaci¨®n de esta cuenca se ha repartido en tres grupos: A (Espa?a, Francia, Grecia, Italia y Yugoslavia); B (Argelia, Egipto, Libia, Marruecos, Siria, T¨²nez y Turqu¨ªa); C (Albania, Chipre, Israel, L¨ªbano, Malta y M¨®naco). ?Qu¨¦ constatamos? En 1950, el grupo A representaba un 66% de la poblaci¨®n total. En el 2025, la proporci¨®n se invertir¨¢ en beneficio del grupo B (60%). En cifras absolutas la proporci¨®n deber¨ªa ser la siguiente: en el a?o 2000, 547 millones de habitantes: grupo A, 194, B, 226; C, 14; en el 2025, 547 millones: A, 199- B, 329, y c, 19.
?Qu¨¦ hacer ante esta perspectiva? En eI curso del decenio de 1980 algunas ideas se han abierto camino y est¨¢n a punto de realizarse. La primera, que se conoce desde que el Mediterr¨¢neo existe, pero que se olvida peri¨®dicamente, es que los destinos de las orillas norte y sur est¨¢n ligados para lo mejor y para lo peor. La segunda: si no queremos que el Sur exporte sus hombres al Norte hay que ayudarlo a exportar sus productos. La tercera es que ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil de organizar la cooperaci¨®n en el Meditern¨¢neo occidental, ya que el Mediterr¨¢neo oriental tiene por el momento demasiados conflictos.
Partiendo de esta realidad, el presidente Mitterrand propuso en 1983 la convocatoria de una cumbre de jefes de Estado de la subregi¨®n, pero los esp¨ªritus no estaban a¨²n prestos y la situaci¨®n no madur¨®. El ofrecimiento no tuvo eco. En 1986, la adhesi¨®n de Espa?a y de Portugal a la Comunidad Europea inquiet¨® a Marruecos y a T¨²nez, productores de agrios y de aceite de oliva. En 1988, la entrada en vigor del Acta ¨²nica preparando el mercado ¨²nico de 1993 provoc¨® un choque en todos los dirigentes magreb¨ªes: se dieron cuenta de que si no cooperaban entre ellos para llegar a ser compa?eros, cre¨ªbles de la Comunidad Europea se arriesgaban a ser marginados.
El 10 de junio de 1988 se llev¨® a cabo en Zeralda, cerca de Argel, la primera cumbre magreb¨ª de la historia. El 17 de febrero de 1989, la uni¨®n del Magreb ¨¢rabe nac¨ªa en Marraquech. Mientras tanto, las cuatro hermanas latinas (Espa?a, Francia, Italia y Portugal) no se quedaron atr¨¢s. Convencido, paciente, obstinado, Jacques Huntzinger, encargado de la misi¨®n del Mediterr¨¢neo en el Ministerio franc¨¦s de Asuntos Exteriores, organizaba un foro en Marsella (febrero de 1988) reuniendo a investigadores y dirigentes europeos y magreb¨ªes, as¨ª como tambi¨¦n se organizaron despu¨¦s las Jornadas Econ¨®micas de Par¨ªs (marzo de 1989). Paralelamente hubo una concertaci¨®n horizontal entre Lisboa, Madrid, Par¨ªs y Roma, los cuales sugirieron a sus hermanos magreb¨ªes que hicieran otro tanto.
En el II F¨®rum del Mediterr¨¢neo, en T¨¢nger, en mayo de 1989, los argelinos, hasta entonces prudentes y reservados,pidieron que interviniera la diplomacia. Todo fue entonces muy r¨¢pido: reuniones de expertos y ministros que decidieron organizar el 10 de octubre de 1990, en Roma, un encuentro de los ministros de Asuntos Exteriores de los Nueve. Las Invitaciones salieron despu¨¦s del desencadenamiento de la crisis del Golfo, el 2 de agosto; los organizadores se preguntaban con inquietud cu¨¢l ser¨ªa la respuesta de los magreb¨ªes. Esta respuesta fue r¨¢pida y positiva. El hecho es significativo y merece ser subrayado.
Los Nueve m¨¢s Malta (en tanto que observadora) constituyeron una estructura pen-nanente de cooperaci¨®n. Los Estados del Magreb no hab¨ªan cesado de lamentar, con raz¨®n, que la Comunidad Europea no hab¨ªa previsto la creaci¨®n de una banca mediterr¨¢nea de desarrollo, as¨ª como el Banco Europeo para la Reconstrucc?¨®n y Desarrollo (BER) para la Europa del Este. Se limitaban a un proyecto menos ambicioso, pero m¨¢s prometedor a corto plazo; los Nueve recomendaron la creaci¨®n de un club financiero mediterr¨¢neo, posiblemente una primera etapa hacia la creaci¨®n de una banca mediterr¨¢nea.
El club naci¨® como consecuenc¨ªa de la asamblea constituyente que tuvo lugar en A Ixen-Provence a finales de noviembre. Aunque se lament¨® la ausencia de Libra, pero ya 24 instituciones financieras, y no las menores, se hab¨ªan adherido. Por otro lado, Egipto, la banca mundial y la banca de cambios internacionales pidieron su incorporaci¨®n. Los resultados obtenidos por el Club de Viena, que ense?¨® a los financieros del Este y del Oeste a trabajarjuntos, augura un buen porvenir para el reci¨¦n nacido.
Todas estas acciones son reflelo de una evoluci¨®n de los esp¨ªritus. Los pa¨ªses de la Europa del Sur desean leg¨ªtimamente estar presentes en el desarrollo de los antiguos pa¨ªses del Este, pero no ignoran que porrazones hist¨®ricas y geopol¨ªticas la Alemania reunificada tiene una ventaja. A la inversa, y por las mismas razones, las hermanas latinas est¨¢n mejor emplazadas para cooperar con los hernianos magreb¨ªes.
Estos ¨²ltimos parecen rendirse a la evidencia que se impone, la geopol¨ªtica, porque si ellos tienen intereses particulares -culturales y religiosos con el Oriente ¨¢rabe, su desarrollo est¨¢ ligado a Europa. No hay que olvidar que los intercambios econ¨®micos entre el Magreb y el Machrek son del orden del 1% y del 60% entre la Uni¨®n del Magreb ?rabe (UMA) y la Comunidad Europea. Numerosos indicios permiten pensar que de aqu¨ª al a?o 2000 va a surgir un centro de desarrollo B¨¢ltico-Mediterr¨¢neo al extremo del cual el Mediterr¨¢neo occidental ser¨¢ un polo de atracci¨®n para el Mediterr¨¢neo oriental. Esto no se debe olvidar. Citemos entre los foros de reflexi¨®n m¨¢s recientes la Asamblea General de las C¨¢maras de Comercio e Industria del Mediterr¨¢neo, que tuvo lugar en Opat¨ªja en abriI de 1990, y las asambleas de consejeros franceses de Comercio Exterior (noviembre de 1990), que se re¨²nen cada cinco anos y en las que el tema era El Mediterr¨¢neo, ?mercado ¨²nico .9 La Fundaci¨®n Ren¨¦ Seyeloux para el estudio del mundo mediterr¨¢neo acaba de publicar la tercera edici¨®n del Repertorio de los centi-os de investigaci¨®n en el Mediterr¨¢neo y ha puesto en marcha un estudio para la cooperaci¨®n cultural en el Mediterr¨¢neo, cuya publicaci¨®n est¨¢ prevista para 1992.
Es de desear que la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en el Mediterr¨¢neo (CSCM), proyecto vigorosamente defendido por Espa?a e Italia, pero cuya creaci¨®n no pudo ser decidida en la conferencia del 10 de octubre en Roma, no tarde en ver la luz. Estas acciones y sus iniciativas sin duda no han logrado la uni¨®n -de la que sin embargo hemos hablado antes-, pero cada una constituye una piedra que puede contribuir a la construcci¨®n de una casa com¨²n mediterr¨¢nea en la cual se encontrar¨¢n Ulises y Simbad, de tal manera que el mare nostrum, objeto de tantos conflictos, llegue a ser la mater nostra.
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