La renta y el miedo
Si los habituales del parqu¨¦ madrile?o creyeran a pi¨¦s-juntillas en el refranero (lo que mal empieza, mal acaba) temer¨ªan al a?o reci¨¦n nacido como al fuego. La primera sesi¨®n burs¨¢til de 1991 transcurri¨® en el mismo tono apagado, gris y triste con el que concluy¨® 1990. Las incertidumbres, en el final de la cuenta atr¨¢s para el verdadero fin o el verdadero inicio de la crisis del Golfo, pesan cada d¨ªa m¨¢s. Las decisiones quedan para despu¨¦s del d¨ªa 15 y mientras se acerca la fecha, s¨®lo queda soportar el desgaste con resignaci¨®n.La sesi¨®n, irregular, sin el punto de referencia de Tokio por festividad, estuvo marcada por la abundante comunicaci¨®n de dividendos y descuento de cupones de renta fija. Son las rentas de un a?o que ya es historia marcado, al menos en su segunda mitad, por el miedo.
Con escaso volumen de negocio, con un mal inicio de jornada en el mercado continuo y con el periodo vacacional todav¨ªa vigente, la inercia pas¨® una factura significativa al sector de la construcci¨®n y el de inversi¨®n, con retrocesos superiores a los siete puntos en sus ¨ªndices sectoriales. S¨®lo el grupo de comunicaciones consigui¨® avances. Las dos sesiones que restan para finalizar una semana at¨ªpica por festiva transcurrir¨¢n, previsiblemente, por los mismos derroteros. Sin alegr¨ªas.
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