Crisis econ¨®mica y guerra / 1
JORGE FONSECAEl autor esgrime que han sido razones econ¨®micas las que han impulsado a la guerra, cuyo estallido es mejor para la econom¨ªa mundial que una situaci¨®n de bloqueo durante m¨¢s tiempo. Por otra parte, el conflicto armado ha puesto en evidencia que todav¨ªa no se ha recuperado plenamente la econom¨ªa desde la crisis de 1973 y, que existe una alarmante carencia de mercados alternativos para sostener la demanda. Sostiene el autor que se vive una etapa de recesi¨®n en la que destacan las pol¨ªticas proteccionistas y la insolvencia, de los pa¨ªses pobres.
Desde el momento en que se supo que Bagdad estaba siendo bombardeado por 2.000 aviones, la guerra, hasta entonces un fantasma, se convirti¨® en una brutal realidad. A partir de entonces, el ¨¢nimo de las personas de paz en todo el mundo cay¨® presa de la angustia. Sin embargo, no el de los inversores en los mercados financieros internacionales. Las bolsas de Nueva York y de Tokio, con fuertes ca¨ªdas hasta el d¨ªa previo al comienzo de la guerra, subieron r¨¢pidamente en el primer d¨ªa de ataque, denotando un entusiasmo de amargo contraste con el de la mayor¨ªa de la humanidad.Este hecho por s¨ª solo indica que no son tan inciertas las tesis que consideran que la guerra es vista por algunos como un remedio para la crisis econ¨®mica. Esta crisis se manifiesta con independencia del conflicto del golfo P¨¦rsico, aunque la intensidad y prolongaci¨®n de la misma s¨ª depende en buena parte de ¨¦l.
El pronto comienzo de la guerra, en cambio, no ha sido independiente de la situaci¨®n de la econom¨ªa. La urgencia en resolver militarmente el conflicto, sin esperar a que los efectos del bloqueo doblegaran a Sadam Husein, pone de manifiesto que, en definitiva, han sido razones econ¨®micas las que determinaron el ultim¨¢tum para el d¨ªa 15 y el ataque del 17 de enero.
En los ¨²ltimos meses, el producto bruto de Estados Unidos, el Reino Unido, Canad¨¢, Australia e Italia ha descendido, y las previsiones indican que esta situaci¨®n ha de continuar durante la mayor parte de 1991. (En Espa?a, el producto industrial ha bajado, en especial en manufacturas y bienes de equipo. Las previsiones m¨¢s fiables estiman que en 1991 el producto interior bruto aumentar¨¢ alrededor de un 2%).
El producto nacional bruto (PNB) estadounidense disminuy¨® un 2% en el ¨²ltimo trimestre de 1990, y se estima que esta situaci¨®n se repetir¨¢ al menos en el primer trimestre de 1991, lo que supondr¨ªa una recesi¨®n oficial en la econom¨ªa del pa¨ªs que aporta el 40% del producto bruto mundial.
Recesi¨®n en EE UU
Todos los indicadores econ¨®micos sugieren que Estados Unidos atraviesa una crisis in¨¦dita en muchos a?os. La demanda global est¨¢ en continua desaceleraci¨®n, el gasto de los consumidores descendi¨® despu¨¦s de un largo periodo de crecimiento continuo y la tasa de aumento anual de exportaciones, que en 1989 fue del 12%, se redujo al 5,5% en 1990.
La ca¨ªda del crecimiento de las exportaciones de Estados Unidos refleja el descenso de la demanda de productos estadounidenses por parte del Reino Unido, Australia, Canad¨¢ y los pa¨ªses subdesarrollados, que constituyen m¨¢s del 50% del comercio exterior estadounidense. Los signos de recesi¨®n se manifiestan en realidad para el conjunto de la econom¨ªa mundial, con la excepci¨®n de Jap¨®n y Alemania, adem¨¢s de algunos pa¨ªses menos importantes econ¨®micamente.
Seg¨²n datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Nacional Bruto mundial aument¨® menos del 2% en 1990 respecto del a?o precedente, lo cual, en t¨¦rminos per c¨¢pita, significa un claro estancamiento, ya que apenas compensa el aumento de poblaci¨®n. En. cualquier caso, supone la tasa m¨¢s baja desde 1982 y afecta a pa¨ªses ricos y pobres.
El comercio mundial, seg¨²n las primeras estimaciones del FMI, aument¨® el 5,4% en 1990 respecto al a?o anterior. Este crecimiento, aunque superior al de la producci¨®n, sin embargo, implica una fuerte reducci¨®n respecto a los a?os anteriores, ya que en 1989 aument¨® un 7,3%, en 1988 un 9,1 % y en 1987 el 6,6%.
De los datos expuestos se deduce que, despu¨¦s de la larga onda de expansi¨®n de postguerra que termina con la crisis de 1973, la econom¨ªa mundial no se ha recuperado plenamente.
Existen suficientes fundamentos para considerar que, en realidad, la crisis estructural puesta de manifiesto en los setenta se ha mantenido subyacente y que los cortos ciclos de expansi¨®n se han conseguido a costa de acentuar los problemas de fondo, provocando importantes consecuencias. Una de las m¨¢s graves es el elevado endeudamiento actual de los pa¨ªses latinoamericanos, derivado del papel amortiguador de la recesi¨®n en los pa¨ªses industriales que complieron en la crisis de los setenta.
Esta situaci¨®n ha provocado que, en la actualidad, exista una carencia de mercados alternativos para sostener la demanda. Los pa¨ªses del Este europeo, en los que los capitales occidentales deportan buena parte de sus esperanza de salvaci¨®n como mercados de reemplazo de los de Am¨¦rica Latina para los productos occidentales y como suministradores de productos b¨¢sicos, especialmente petr¨®leo y gas, no parecen todav¨ªa en condiciones de poder cumpla totalmente ese papel. Esta incertidumbre ha dominado la escena mundial durante los ¨²ltimos a?os y explica las ca¨ªdas de la Bolsa de Wall Street cada vez que se atasaca la perestroika iniciada en URSS por el gobierno de Mija¨ªl Gorbachov.
Riesgos
Considerando que Estados Unidos representa m¨¢s de un tercio de la econom¨ªa mundial, es improbable que s¨®lo con el empuje de la demanda de Alemania y Jap¨®n se pueda salir de la crisis. En realidad, el riesgo es que tambi¨¦n sean afectadas por ella.
Por estas razones, no es posilble expandir el mercado por estas v¨ªas. Tampoco a trav¨¦s de la ampliaci¨®n del mercado mediante liberalizaci¨®n del comercio mundial, lo que se ha puesto de manifiesto en el reciente fracaso de reuni¨®n del Acuerdo General Aranceles y Aduanas (GATT).
La aplicaci¨®n de pol¨ªticas proteccionistas por parte de los pa¨ªses industriales y la insolvencia de los pa¨ªses pobres ha limitado las exportaciones de EE UU y Europa lo cual explica el fuerte aumento del endeudamiento privado en estos pa¨ªses, ya que el sostenimiento de la demanda se ha apoyado en gran parte en el consumo interno de particulares y Gobierno. El gasto p¨²blico (civil y militar) ha ocasionado abultados d¨¦ficit presupuestarios (en EE UU oscila alrededor de los 250.000 millones de d¨®lares anuales).
Por esto es por lo que en la esfera financiera es donde se reflejan las principales consecuencias de la crisis, ya que la utilizaci¨®n generalizada del cr¨¦dito para acompa?ar el proceso de expansi¨®n, primero, y para sostener poder de compra y salir de la recesi¨®n, a partir de 1973, han llevado al sistema financiero internacional a una situaci¨®n cr¨ªtica.
En Estados Unidos el volumen de la deuda pendiente, que en 1970 era del 157% del PNB. en 1985 alcanzaba el 200% y en 1990 la impresionante relaci¨®n del 250% del PNB. Esta situaci¨®n presenta un alto riesgo que amenaza con arrastrar al sistema financiero norteamericano, que se enfrenta a la mayor crisis desde la d¨¦cada de los treinta. En d¨¦cada de los ochenta la permanente transferencia de recursos desde el Tercer Mundo -pago de la deuda, beneficios, desinversi¨®n extranjera, fuga de capitales, etc¨¦tera- ha evitado la quiebra del sistema.
es profesor titular de Econom¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid.
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