Por el humo se sabe...
Los nueve parques municipales de Madrid cuentan con un total de 1.240 bomberos
Juanjo Mostajo Abraira, de 26 a?os, lleva solo un a?o y medio viviendo peligrosamente. Antonio Garc¨ªa Bueno se jubilaba el pasado 13 de junio, despu¨¦s de 38 a?os como conductor de un coche de bomberos y con m¨¢s de 3.000 servicios en su expediente personal. Son dos de los 1.240 bomberos contabilizados en los nueve parques municipales de Madrid, donde se registra una media de 35 salidas diarias. Si la edad y experiencia les separan, hay algo que no admite discusi¨®n en su boca ni en la de sus compa?eros: la vocaci¨®n.
"Sin vocaci¨®n, esta profesi¨®n es una carga", afirma Antonio Garc¨ªa Bueno. Su memoria es lo m¨¢s parecido a un vadem¨¦cum de cuitas. Aquel incendio en la plaza de toros de Las Ventas en 1962, "donde estuve a punto de asfixiarme, o el terrible fuego de la refiner¨ªa de Escombreras, cat¨¢strofe nacional, siete a?os despu¨¦s. Tambi¨¦n un polvor¨ªn ardiendo. Mientras los bomberos avanz¨¢bamos, todos los militares corr¨ªan hacia nosotros...".Los compa?eros no tardan en avivar la relaci¨®n de episodios, como aquel aciago d¨ªa en que, a causa de una cadena de explosiones, las alcantarillas de la plaza de los delfines vieron salir volando sus tapaderas en una demostraci¨®n pirot¨¦cnica de traca y correpi¨¦s; el desgraciado incendio de los almacenes Arias... Antonio Garc¨ªa Bueno enrojece de orgullo al relatar que hasta en v¨ªsperas del retiro tuvo que responder al canto de las sirenas desde su puesto situado en la c¨¦ntrica curva de la calle Imperial. "Fue por una cornisa a punto de caerse. Aqu¨ª, en el Madrid antiguo, es muy frecuente. Soy bombero porque siempre me ha gustado servir. Con 13 a?os daba gratis clases de matem¨¢ticas en una organizaci¨®n socialista. M¨¢s tarde, siendo operador de cine, entreten¨ªa al Socorro Rojo con el cinemat¨®grafo".
"Un bombero debe ser paciente, tranquilo, cari?oso y entregado. He sido presidente de la Sociedad Ben¨¦fica del Cuerpo de Bomberos de Madrid y sigo trabajando en ella aunque tenga que venir a las siete y media de la ma?ana". Jubilado, no cobra m¨¢s de 80.000 pesetas, pero le preocupa "nuestra autoestima por encima de todo". Quiere terminar con una an¨¦cdota. En cierta ocasi¨®n se produce una llamada desde la calle de la Luna. Al acercarse al lugar, una inmensa humareda precipita las ¨®rdenes: "Escalas y por la pared", grit¨® el mando sin detenerse. Cuando los compa?eros alcanzaron el lugar, hallaron a varios alba?iles asando tranquilamente unas sardinas. Muchas cosas han cambiado, excepto el color de los coches, "rojo como la sangre", dice una voz, acrecentando el morbo. "Antes, los bomberos ¨¦ramos m¨¢s resistentes. Hoy puede que est¨¦n m¨¢s preparados culturalmente".
So?ando con Superman
Juanjo Mostajo Abraira ha cumplido 26 a?os. Lo ten¨ªa casi todo en su anterior empleo en una empresa textil. "Estabilidad, fijeza, un sueldo decente... Pero desde ni?o tuve dos pasiones: Superman y los bomberos del parque de Santa Engracia. Yo nac¨ª muy cerca. Tanto, que desde mi casa se escuchaban los timbres. Pasaba mucho tiempo con los bomberos, casi como una mascota". Juanjo creci¨® so?ando con deslizarse alguna vez por la cuca?a, barra vertical que comunica los pisos del parque de bomberos, y una vez termiriado el servicio militar, indispensable requisito, comenz¨® papeleos, tr¨¢mites, ex¨¢menes y pruebas de toda ¨ªndole -carreras de velocidad, fondo, nataci¨®n, levantamientos de peso, cuerda, saltos.... no medir m¨¢s de 1,90 ni menos de 1,65 y estar san¨ªsimo- para realizar los cuatro meses de academia y medio a?o de aspirante. Todo por formar parte de ese somat¨¦n mitad ign¨ªfugo, mitad faquir que hace temblar a los pir¨®manos. "Dos suspensos no me dieron por vencido. Gano lo mismo que antes, unas 120.000 pesetas, pero disfruto mucho con el trabajo y con la corivivencla". Nuestros bomberos descansan vestidos en sus dependencias. Juntos cocinan y comen. Trabajan turnos de un d¨ªa entero seguido de dos de vacaciones. A Juanjo le preocupa la mala imagen que la opini¨®n p¨²blica tiene de los uniformes m¨¢s que el propio sueldo. "Antes dec¨ªan que 'para bombero y aguador, cuanto m¨¢s bruto mejor'. No somos b¨¢rbaros rompepuertas ".Juanjo apenas recuerda su primera salida a fuego, un t¨¦rmino que generaliza desde la farola ca¨ªda hasta la cornisa que se tambalea, una inundaci¨®n, el presunto suicida, alguien ca¨ªdo en un pozo... "Estaba tan nervioso que casi ni me enter¨¦. Creo que fue un muro a punto de caerse". Su m¨¢xima preocupaci¨®n son los catarros. "Pasarnos de los 90 grados que se alcanzan en un incendio a los siete bajo cero de una noche de invierno, pero el peligro nunca lo detectas claramente. Sobre todo si llevas puesto el uniforme". En eso puede que haya cumplido su sue?o infantil de parecerse a Superman.
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