"Por una vez en este siglo se ha intervenido a tiempo"
Su trabajo al frente del Ministerio de Cultura no le impide a Jorge Sempr¨²n pensar y expresarse sobre lo que sucede en el mundo. Algo que ha. hecho a lo largo de toda su vida de agitador pol¨ªtico y escritor, sin rehuir nunca la pol¨¦mica. En este caso, el tema de reflexi¨®n es la guerra del Golfo. A sus 67 a?os ha vivido ya algunas guerras. El paisaje terrible del campo de concentraci¨®n de Buchenwald es una apelaci¨®n recurrente de su memoria.
JESUS CEBERIO Pregunta. Usted ha declarado que considera justa esta guerra. Esto significa que ha sido inevitable, que era el ¨²ltimo recurso. ?No cree que hubo posibilidades que no se sondearon?
Respuesta. Cuando digo que la guerra es justa no quiero decir que sea. santa. Es un concepto pol¨ªtico. La guerra es justa, pero sigue siendo horrorosa. Esta es la primera guerra de las Naciones Unidas, o de la Sociedad de Naciones, por utilizar un t¨¦rmino que est¨¢ en Kant. Si se ve con detalle lo que ocurre desde el 2 de agosto hasta el 15 de enero y se sigue el desarrollo de las tentativas diplom¨¢ticas, la evoluci¨®n de las resoluciones de la ONU, que van progresando en su definici¨®n, y la reacci¨®n de la dictadura iraqu¨ª, creo que se justifica que la guerra ha sido un ¨²ltimo recurso. El desarrollo (le la propia guerra as¨ª lo certifica. Estas semanas ¨²ltimas confirman que Irak es una potencia militar muy seria que no vacila en recurrir a ning¨²n medio y que nunca pens¨® abandonar Kuwait.
P. En su ¨²ltimo art¨ªculo de la revista Claves describe desde su vivencia en Buchenwald el clima de derrota de Europa ante Hitler. Creo que la opini¨®n p¨²blica no percibe que Sadam Husein pueda equipararse a la amenaza del nazismo.
R. Es cierto que no se percibe as¨ª y que tampoco es mec¨¢nicamente comparable, pero s¨ª hist¨®ricamente. Tambi¨¦n hoy las democracias est¨¢n del mismo lado frente a una dictadura de car¨¢cter expansivo. Se dir¨¢ que en la coalici¨®n de la ONU hay sistemas no democr¨¢ticos. Tambi¨¦n los hubo en la coalici¨®n antifascista: all¨ª estaba la URSS. El enemigo sigue siendo un pa¨ªs totalitario. Conviene aclarar que el enemigo no es el islam. En la coalici¨®n hay pa¨ªses isl¨¢micos.
P. ?Qu¨¦ hace a Sadam insoportable para el mundo?
R. Su voluntad expansionista en una zona clave del mundo, apoyada por un poder militar descomunal. Por lo dem¨¢s, cuando Irak habla de Kuwait como provincia iraqu¨ª est¨¢ diciendo un absurdo hist¨®rico. Kuwait era, desde el siglo XIX, un principado bajo protecci¨®n brit¨¢nica, antes de que brit¨¢nicos y franceses crearan Irak sobre los despojos del Imperio Otomano.
P. Era un mero enclave.
R. Un enclave, pero no en Irak, que no exist¨ªa. Irak es, como Kuwait, creaci¨®n del imperialismo ingl¨¦s y franc¨¦s.
P. M¨¢s bien parece que la clave est¨¦ en el petr¨®leo.
R. Esa clave no nace el 2 de agosto ni el 15 de enero, viene del siglo XIX. Lo que complica todo el equilibrio de fuerzas en el Oriente Pr¨®ximo es efectivamente el petr¨®leo, que gobierna todas las revoluciones, golpes de Estado, asesinatos y cambios de r¨¦gimen en la regi¨®n.
P. ?No hay entonces una hipocres¨ªa occidental al vincular esta guerra a una violaci¨®n de la legalidad internacional?
R. No veo m¨¢s justo hacer la guerra por ideas religiosas que por intereses economicos.
La l¨®gica de la guerra
P. ?Qu¨¦ pretenden realmente Estados Unidos y los pa¨ªses europeos con esta guerra?
R. Tenemos una resoluci¨®n de la ONU que marca los fines de la guerra. Restablecer la paz y el orden internacional y, por consiguiente, la soberan¨ªa de Kuwait sobre su territorio. Tenemos que vigilar constantemente si nos desviamos de esa resoluci¨®n, si la propia l¨®gica de la guerra no va m¨¢s lejos y tiende a hacerla aut¨®noma. Hoy por hoy, nada permite asegurar que nos hayamos desviado. Restablecer
la soberan¨ªa de Kuwait significa limitar el poder militar iraqu¨ª y eso no se ha logrado a¨²n.
P. Chev¨¦nement ha dicho que se va porque la guerra se aleja del objetivo marcado por la ONU.
R. Tambi¨¦n dijo que hab¨ªa que seguir con el embargo y no dimiti¨® al empezar la guerra. No hay ning¨²n hecho nuevo.
P. Hay 15 d¨ªas de guerra.
R. S¨ª, pero su argumentaci¨®n no ha cambiado.
P. Ese debate est¨¢ vivo en la prensa norteamericana. The New York Times advierte sobre el riesgo de una guerra total.
R. Porque The New York Times es un peri¨®dico democr¨¢tico de un pa¨ªs democr¨¢tico, que tiene la obligaci¨®n, con el riesgo de equivocarse, de llamar la atenci¨®n de su Gobierno democr¨¢tico sobre este problema. Puede tener raz¨®n o no, pero me parece muy bien que advierta del peligro, que es real.
P. Despu¨¦s de la experiencia de Irak, un r¨¦gimen mimado por Occidente, ?c¨®mo se plantean las relaciones futuras en una regi¨®n vital del mundo en la que no hay democracias, salvo la de Israel?
R. ?ste es uno de los temas fundamentales. Vamos a situarnos en una derrota iraqu¨ª lo m¨¢s r¨¢pida posible para que sea lo menos costosa posible. Puede ser una derrota militar o una derrota pol¨ªtica, en el sentido de que una parte del stablishment iraqu¨ª decida terminar la guerra. Est¨¢ claro que no vamos a restablecer el Imperio Otomano, ni vamos a hacer un nuevo reparto de fronteras con tiral¨ªneas, salvo la excepci¨®n del Estado palestino. Una cuesti¨®n esencial que deber¨¢ abordarse en las conferencias internacionales es la desmilitarizaci¨®n progresiva de la regi¨®n.
P. Que es responsabilidad de Occidente, en buena medida.
R. En el 85% o en el 90% de la medida. Occidente tiene ah¨ª no s¨®lo la responsabilidad, sino la posibilidad, a trav¨¦s de un sistema internacional de control, de no volver a crear una potencia militar al estilo de Irak. Y en este caso, la URSS es tambi¨¦n Occidente. Como corolario, la decisi¨®n colectiva de que no haya potencias militarmente hegem¨®nicas, pero tampoco pol¨ªticamente hegem¨®nicas. O sea, que Irak, como entidad nacional, cualquiera que sea su r¨¦gimen, y ojal¨¢ sea democr¨¢tico, no puede repartirse como bot¨ªn.
P. En el caso de Kuwait, ?se restablecer¨ªa la familia real?
R. Yo creo que en esta fase del proceso, que puede ser de meses o de a?os, es imposible plantearse otra cosa que no sea el restablecimiento del poder que exist¨ªa el 2 de agosto.
P. Uno de los nudos pendientes es la cuesti¨®n palestina.
R. Es la cuesti¨®n central. Israel tendr¨¢ que terminar aceptando un Estado palestino, pero ?con qui¨¦n debe negociar? Ah¨ª empieza el problema. Lo que est¨¢ ocurriendo no facilita la negociaci¨®n con la OLP.
P. ?Tiene derecho Israel a decidir qui¨¦n representa en esa negociaci¨®n al pueblo palestino?
R. Todo Estado necesita una garant¨ªa de seguridad. Israel considera que la OLP no se la da pero s¨®lo los palestinos tienen derecho a decir qui¨¦n los representa, aunque eso exigir¨ªa la elecci¨®n democr¨¢tica de sus representantes. Para eso tiene que funcionar algo que no sea la Intifada, otra relaci¨®n entre Israel y los territorios ocupados.
P. ?Significa eso aceptar el plan de Shamir de elecciones en los territorios ocupados?
R. Puede ser una posibilidad pero puede haber otras. Es evidente que Israel no tiene derecho a decir sin m¨¢s no a la OLP. El ¨²nico que tiene derecho a decir qui¨¦n lo representa es el pueblo palestino. Cuando los europeos defendimos en la cumbre de Madrid, en junio del 89, la necesidad de que la OLP participara en esas negociaciones, dijimos algo que era v¨¢lido en aquel momento. Es dificil decir si lo ser¨¢ despu¨¦s de la guerra, porque cada uno elige a su enemigo, pero tambi¨¦n a su aliado.
P. Lo que parece seguro es que este conflicto ha desvelado tales divergencias en Europa que algunos hablan ya de su fracaso como entidad pol¨ªtica.
R. Europa se ha tenido que enfrentar con la guerra en un momento de desconcierto objetivo, despu¨¦s de un a?o que ha trastornado por completo el paisaje de la construcci¨®n europea: el derrumbe del Este, la unificaci¨®n de Alemania. La guerra no ha hecho sino poner de manifiesto las contradicciones que a¨²n subsisten. Y lo que deb¨ªa haber sido un largo trabajo de limar y acercar posiciones, de repente ha salido a la luz p¨²blica. En Europa hay culturas pol¨ªticas muy diferentes. La izquierda es pro¨¢rabe y en parte antiisrael¨ª, o por lo menos muy reservona con Israel. Una de sus se?as de identidad es el propalestinismo. A eso hay que a?adir que algunos pa¨ªses, como Francia, hab¨ªan apoyado a Irak como la punta de lanza de una pol¨ªtica occidental laica y progresista en Oriente.
Una paz sin Europa
P. Kissinger plantea para la posguerra una conferencia con los pa¨ªses ¨¢rabes, Israel y EE UU. Bush dice por su parte: "Somos el ¨²nico pa¨ªs que tiene autoridad moral y medios..."
R. Creo que eso es err¨®neo y poco realista. Err¨®neo porque Israel defiende tambi¨¦n esa posici¨®n, que es la que m¨¢s seguridad le da, pero la soluci¨®n de Oriente Pr¨®ximo pasa tambi¨¦n por los pa¨ªses ¨¢rabes y es evidente que las relaciones de Europa con ellos son m¨¢s duraderas y serias. No digo que buenas, incluso pueden ser dif¨ªciles y complicadas, pero son m¨¢s estrechas que las de Estados Unidos. Entre Europa y los pa¨ªses ¨¢rabes hay un reguero de p¨®lvora o de ideas que va de uno a otro. Si se hace la paz sin Europa, no ser¨¢ duradera, porque no se abordar¨¢n ciertos problemas. No se puede medir la importancia de los pa¨ªses en la paz s¨®lo por su participaci¨®n en el esfuerzo de guerra.
P. Tras la experiencia iraqu¨ª, ?que va a hacer Europa en ese rompecabezas de monarqu¨ªas feudales y reg¨ªmenes autoritarios fuertemente militarizados?
R. Ya he dicho que la pol¨ªtica de posguerra debe proponerse la desmilitarizaci¨®n de la zona, con una especial atenci¨®n para que no surja una potencia militarmente hegem¨®nica. Dentro de esa constelaci¨®n es evidente que hay pa¨ªses que van a emerger m¨¢s que otros: Egipto, Ir¨¢n, Turqu¨ªa... Luego hay un hecho que va a parecer una paradoja horrible, pero que es fundamental. Israel puede terminar siendo la mejor garant¨ªa de un Estado palestino, si se llega a un acuerdo. Resulta tr¨¢gico en estos momentos ver esas pancartas que exhiben las masas ¨¢rabes pidiendo m¨¢s bombas, m¨¢s misiles, guerra qu¨ªmica contra Israel. Tr¨¢gico por lo que supone de frustraci¨®n, de pulsi¨®n de muerte colectiva, alimentada por el problema palestino. Eso s¨®lo empezar¨¢ a cambiar desde el momento en que el Estado palestino y el Estado jud¨ªo puedan coexistir. Los Estados ¨¢rabes no han hecho nada por el pueblo palestino.
P. Antes ha dicho que ¨¦sta no es una guerra entre Occidente y el islam, pero cada vez son m¨¢s los ¨¢rabes que no lo ven as¨ª.
R. En ese terreno no me atrevo a decir lo que debe hacer Europa, lo que podr¨ªa hacer Espa?a, hay que reflexionar m¨¢s colectivamente. A m¨ª me puede
"Por una vez en este siglo se ha intervenido a tiempo"
horrorizar ver a las masas ¨¢rabes entusiasmadas con el espect¨¢culo de los pilotos americanos maltratados y confesando, como en un proceso staliniano. Pero es un hecho. ?C¨®mo encauzar eso hacia una pulsi¨®n m¨¢s constructiva? Esa humillaci¨®n ¨¢rabe, aunque se produzca por razones que nos puedan parecer irracionales, es uno de los ejes del conflicto. Espa?a tiene que inventarse ah¨ª una voz propia, tal vez modesta, pero tiene que hacerse o¨ªr.P. Si ¨¦sta es una guerra justa, ?c¨®mo explica la escasa participaci¨®n espa?ola?
R. Yo creo que se explica por la situaci¨®n concreta de Espa?a en el concierto internacional.
P. O sea, que Espa?a tiene el peso internacional de tres barcos, menos que Holanda.
R. Yo creo que Espa?a tiene m¨¢s peso que Holanda en la pol¨ªtica europea. Pero hay que considerar tambi¨¦n la situaci¨®n de los respectivos ej¨¦rcitos. No se exactamente cu¨¢l es el sistema militar de Holanda y cu¨¢les son sus deseos, Francia puede enviar 15.000 hombres, porque son profesionales. Nosotros tenemos un ej¨¦rcito de reemplazo y eso tiene sus propias limitaciones.
P. Al Gobierno espa?ol se le ha criticado tambi¨¦n por la falta de informaci¨®n.
R. Yo pienso que ha habido una explicaci¨®n suficiente. Lo que tal vez falte en este pa¨ªs es el h¨¢bito que tiene un premier brit¨¢nico de comparecer en la entrada de Downing Street para decir tal o cual cosa o cada martes en el Parlamento. Es una vieja costumbre, creo que muy positiva. Nosotros no la tenemos.
P. El debate sobre la objeci¨®n de conciencia y la deserci¨®n ha adquirido tonos de crispaci¨®n e intolerancia propios de otro tiempo. ?Tiene sentido en una sociedad democr¨¢tica que la objeci¨®n se regule como un acto ¨²nico al ser llamado a filas, sin rectificaci¨®n posible?
R. Empiezo por decir que el derecho a la objeci¨®n es apoyado por gran parte de la poblaci¨®n espa?ola. Cabe recordar que un documento del episcopado del a?o 1973, en la ¨²ltima fase del franquismo, pidi¨® a la sociedad franquismo, pidi¨® a la sociedad espa?ola que regulara el derecho de objeci¨®n de conciencia. Esto refuerza que hay un consenso muy amplio en esta materia. Ahora nos encontramos con lo que se llama la objeci¨®n sobrevenida. Es algo nuevo, que exigir¨ªa una reforma legislativa tras un proceso que no quiero prejuzgar. Mientras tanto tenemos una ley que hay que cumplir y ese es un principio b¨¢sico de un Estado de derecho. El que deserta sabe que comete un delito. Admito el planteamiento moral de un marinero que prefiere la c¨¢rcel a la guerra. Bueno, que vaya a la c¨¢rcel. Bertrand Russell estuvo en prisi¨®n en la guerra del 14.
P. M¨¢s all¨¢ de la cr¨ªtica, Serra ha hablado de quiebra de confianza. Se empieza por decir que los pacifistas son los menos informados, luego se habla de pseudopacifistas, m¨¢s adelante de cobardes y alguien ha pronunciado ya la palabra traidores.
R. Comprendo la inquietud. En todo caso hay que mantener el derecho a manifestarse, a expresar opiniones contrar¨ªas a la pol¨ªtica del Gobierno. Pero admitir a debate todo no significa que un sistema democr¨¢tico no reafirme que uno de sus puntales es el respeto a la norma establecida. Un personaje de Ma1raux dice una frase que me parece hermos¨ªsima: "Hay guerras justas, no hay ej¨¦rcitos inocentes". Mientras no exista la paz permanente de Kant, mientras haya ej¨¦rcitos y monopolio de la violencia, no hay ej¨¦rcitos inocentes. Por consiguiente, se aplicar¨¢ la ley sobre la deserci¨®n y sobre la incitaci¨®n a la deserci¨®n. Podr¨¢ ser injusto desde un punto de vista moral e ¨ªntimo, pero no hay soluci¨®n.
P. Usted describe, en el art¨ªculo ya citado de Claves, a los reg¨ªmenes totalitarios, como aquellos que "producen el mal radical de hoy so pretextoo justificaci¨®n del bien absoluto del ma?ana". ?No habr¨¢ quien piense que estamos en esa si tuaci¨®n?
R. No he visto hasta ahora ninguna declaraci¨®n de un dirigente del mundo democr¨¢tico pretendiendo que la guerra nos conduce al bien absoluto.
P. Esa idea cabalga sobre el discurso de Bush.
R. En el discurso de Bush hay algo t¨ªpicamente americana desde la revoluci¨®n de 1776, que es la primera revoluci¨®n que proclama, pretende y afirma los derechos del hombre. Tienen esa certidumbre de estar en la l¨ªnea del bien. Ning¨²n dirigente de un pa¨ªs no anglosaj¨®n se atreve a decir en la tribuna que encarna el bien. Prefiero esa ret¨®rica a la frase mucho menos ret¨®rica de Sadam cuando dice: "?Con qui¨¦n est¨¢ Dios? Est¨¢ con nosotros".
P. Usted es miembro de un Gobierno que apoya la guerra. ?No es esto el reconocimiento de un fracaso global de la pol¨ªtica?
R. Para m¨ª el fracaso global es la experiencia que tanto pesa sobre mi memoria de la derrota de las democracias en el a?o 40, con una democracia espa?ola abatida en parte por la no intervenci¨®n y el pacifismo. Francia estaba destruida, uno tras otro hab¨ªan ca¨ªdo los pa¨ªses de Europa central y est¨¢bamos convencidos de que tambi¨¦n Inglaterra iba a ser vencida. Con esto no quiero construir una moral sobre el riesgo, pero se puede recordar una frase terrible de Marc Bloch despu¨¦s de la ocupaci¨®n de Francia por Hitler: "Ojal¨¢ Francia tenga todav¨ªa sangre que verter, porque se demostrar¨¢ que est¨¢ luchando por la libertad". Esa es la impresi¨®n de fracaso terrible, de que se escapa la posibilidad de actuar sobre la historia. Mucho m¨¢s que hoy, que, con todas las reservas, con todo el asco, incluso, que pueden producir im¨¢genes y realidades de la guerra, por lo menos, por una vez en la historia del siglo XX, se ha intervenido a tiempo. Aunque siempre sea a destiempo desde el punto de vista de la moral universal.
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