Az¨²car para las agujetas
Disimuladamente, entre fraseo y fraseo, el trompetista de Celia Cruz mir¨® su reloj. Las dos y cuarto de la madrugada. La actuaci¨®n de la reina de la salsa, prevista para la medianoche, se retras¨® m¨¢s de la cuenta en una fiesta carnavalera, con buen ambiente y escaso p¨²blico.La fiesta comenz¨® pasadas las diez de la noche, con dos grupos verbeneros que interpretaron de todo. Salsa, rock y pop, sin olvidar el consabido recuerdo al D¨²o Din¨¢mico. Fueron breves y dieron paso al Cuarteto Imperial, un grupo colombiano integrado por m¨²sicos de varios pa¨ªses latinoamericanos y que a pesar del mal sonido comenz¨® a caldear el ambiente con un repertorio de cumbias y merengues. ?Est¨¢n locos estos muchachos!,, coment¨® m¨¢s de uno cuando el guitarrista se marc¨® una improvisaci¨®n por rock and roll, mientras el acordeonista le daba a la cumbia. Pero all¨ª val¨ªa todo, y el p¨²blico estaba dispuesto a pas¨¢rselo bien, a la espera de Celia Cruz.
Celia Cruz
Celia Cruz, Jos¨¦ Alberto El Canario y Cuarteto Imperial. Aforo: 2.500 personas. Precio: 1.400 pesetas. Pabell¨®n de Deportes del Real Madrid. Madrid, 10 de febrero.
Pero antes lleg¨® la sorpresa de un puertorrique?o afincado en Nueva York, casi desconocido en Espa?a y que ofreci¨® una demostraci¨®n de buen hacer salsero. La presentaci¨®n de Jos¨¦ Alberto El Canario fue por todo lo alto. Tres percusionistas, cinco vientos (tromb¨®n, saxo y tres trompetas), un pianista, un bajista y un segundo cantante acompa?aron a Jos¨¦ Alberto, que pronto demostr¨® el porqu¨¦ del apodo. Con un silbido que para s¨ª quisiera Kurt Savoy, imit¨® al canario flauta y dio una lecci¨®n de trinos y de salsa, breve, intensa y ajustada a los c¨¢nones del g¨¦nero.
Poder¨ªo
"?Az¨²car!", grit¨® Cella Cruz a modo de presentaci¨®n. Y el p¨²blico derrengado hizo de piernas coraz¨®n, olvid¨® las casi tres horas anteriores y se encontr¨® con lo que buscaba: con el poderio hecho salsa. Cella Cruz vino con lo puesto, uno de esos trajes indescriptibles de flecos plateados, y sin m¨²sicos. Utiliz¨® la magn¨ªfica orquesta de El Canario, pero en Celia Cruz lo que est¨¢ detr¨¢s, con ser importante, queda autom¨¢ticamente escondido por la fuerza de una cantante ¨²nica. La cubana es un caso aparte.Cella Cruz puede cantar en un pabell¨®n o en una barraca de feria. Con diez m¨²sicos o con un bongosero. Da igual. Su energ¨ªa en escena, seguridad en la interpretaci¨®n fidelidad a las ra¨ªces y profesionalidad, permiten a esta artista ofrecer siempre la pureza de las grandes. Una vez m¨¢s, su actuaci¨®n fue excelente, y pasadas las tres de la madrugada todav¨ªa sonaba, a ritmo de guajira, La hemba color¨¢, mientras el p¨²blico continuaba bailando. Nadie se acordaba del cansancio. La diva latina hab¨ªa recetado az¨²car para las agujetas.
Babelia
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