Al fin, actor
"Todos queremos ser actores", dec¨ªa Luis Escobar, convencido de que hab¨ªa una especie de gracia ¨²nica que llevaba al oficio del teatro, y que todos los otros oficios que no fueran el de actor eran secundarios. Era su viol¨ªn de Ingres, y tuvo la enorme suerte de que los ¨²ltimos aunque muchos a?os de su vida los pudo llenar con ese oficio, aunque siempre le quedase el fastidio de que no le hubiesen dejado hacer el Don Hilari¨®n de La Verbena de la Paloma, alegando que, para ello hab¨ªa que cantar...Algunas veces, sin embargo, colocaba con su garbo y su descaro ¨²nicos su "?D¨®nde vas con mant¨®n de Manila?" en alguno de los homenajes que se le tributaran, en algunos espect¨¢culos ocasionales. Le descubri¨® Berlanga para La Escopeta Nacional, y ya nunca dej¨® de ejercer, en el cine o en el teatro. Hasta tal punto estaba enamorado de este trabajo que debi¨® estar en el principio de su profunda vocaci¨®n que nunca hablaba, m¨¢s que ocasionalmente, de lo aquello en lo que fue verdaderamente grande, y en aquello en que sirvi¨® m¨¢s al teatro: su trabajo de director de escena. Y, mas importante a¨²n, como director de teatro nacional, del Mar¨ªa Guerrero, con capacidad para programarlo y para crear una nueva afici¨®n y una nueva clase, digamos, de actores, de directores, de actores. De ¨¦l salieron... ?cu¨¢ntos? Marsillach, y Rodero, y el querido Jos¨¦ Luis Alonso, Y Elvira Noriega, y Narros y... Bien, casi todo el mundo que ha hecho este medio siglo de teatro trabaj¨® con ¨¦l.
En la posguerra, el teatro espa?ol era un desastre. Autores y directores que hab¨ªan creado la gran eclosi¨®n de la Rep¨²blica se hab¨ªan ido por esa triple trampa de la c¨¢rcel, el exilio o la muerte, -y, superponi¨¦ndose, la censura- y se hab¨ªan apoderado de ¨¦l una morralla de vencedores, de los que podr¨ªan salvarse algunos supervivientes: los Quintero -firmaban los dos, pero s¨®lo sobreviv¨ªa uno, muerto el otro en la guerra; como los Machado-, Pem¨¢n, unos meses de Arniches, Benavente...
La mayor¨ªa, el predominio, era de unos folletinistas melodram¨¢ticos, c¨®micos con risa de trauma, que no vacilaban en la groser¨ªa. Cabe decir que, en aqu¨¦l momento, hab¨ªa muy pocos focos de teatro verdadero, y una labor incesante de tres ¨²nicas personas: Cayetano Luca de Tena en el Teatro Espa?ol -hab¨ªa llegado despu¨¦s de ser ayudante de Felipe Lluch-, Alfredo Marquer¨ªe en la cr¨ªtica -que muchos a?os despu¨¦s vino a dilapidar por otra obligaciones de las de la vida- y Luis Escobar que,con la ayuda de Luis Fernando de Igoa y de Huberto P¨¦rez de la Ossa, formaron esta trilog¨ªa constante y segura del Mar¨ªa Guerrero. (Despu¨¦s vendr¨ªa Tamayo, con una importancia excepcional)
Una lecci¨®n
Se le acus¨® de extranjerizante porque trajo muchos autores de fuera de Espa?a que eran todav¨ªa desconocidos -Priestley, Thorton Wilder, Hans Rothe, Gaston Baty...- y lo que hizo con ellos fue crear una lecci¨®n de c¨®mo se hac¨ªa teatro. Y desde luego estren¨® a muchos autores espa?oles: todos aquellos que empezaron a despegar del barro en que la censura y la presi¨®n de la nueva sociedad hab¨ªa convertido la escena. Todos los que seguir¨ªan ya creando una ¨¦poca dentro de condiciones imposibles. Como director, era un esp¨ªritu sensible y art¨ªstico, un creador de actores, descubridor de lo que pod¨ªa ser la escenograf¨ªa: y con un cuidado especial para las luces. Un estreno en el Mar¨ªa Guerrero era siempre un hallazgo de dignidad art¨ªstica. Aunque pocas veces tuviera el p¨²blico suficiente.Escobar, arist¨®crata -hijo del Marqu¨¦s de Valdeigleslas, que firmaba "Mascarilla" las cr¨®nicas de sociedad de su propio peri¨®dico, La ?poca- ven¨ªa de entre los vencedores, acreditado por alg¨²n auto sacramental, no tuvo pol¨ªtica propia ni impuesta en el teatro: lleg¨® a m¨¢s de lo que se pod¨ªa. Luego alguno de los suyos, m¨¢s puritano, le depur¨® a ¨¦l, y a sus compa?eros. Una de las tragicomedias del r¨¦gimen hip¨®crita: acus¨¢ndoles de homosexualidad, les sacar¨ªa de la casa que hab¨ªan creado para volverla a abrir con un estreno de Benavente.
Escobar fue a la empresa privada: quiz¨¢ tuvo que renunciar a alg¨²n teatro m¨¢s dificil, pero no a la sensibilidad y a la creaci¨®n: se qued¨® con el Teatro Eslava y all¨ª hizo, tambi¨¦n, verdadera creaci¨®n teatral. No acept¨® llegar a ser "comercial" en el sentido absoluto: el Eslava perdi¨® dinero y tuvo que cerrarlo.
Autor de algunas obras y traductor de otras, director de escena, director de teatro y, finalmente, actor, ha completado una vida larga; y que parec¨ªa que iba a serlo mucho m¨¢s. Se le encontraba todav¨ªa en los estreno de teatro, con su frase ingeniosa de siempre, sus risitas, sus "divinamente" como muletilla de lenguaje que ya ¨¦l exageraba, su pragmatismo aristocr¨¢tico que le daba una pronunciaci¨®n exagerada: divertido, descarado, afectuoso; con su sabidur¨ªa de todo y de todos. La vida se le ha cortado repentinamente: mejor para ¨¦l.
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