Ciudad sin ley
La moneda es comida y balas en la batalla callejera de la segunda localidad iraqu¨ª
Bajaban por la autopista del norte, empujaban un dispositivo que recordaba m¨¢s a la guerra civil norteamericana que a la I Guerra Mundial: el ca?¨®n de una ametralladora sobresal¨ªa a trav¨¦s de una plancha de acero, una protecci¨®n construida precipitadamente contra las balas de sus antiguos camaradas. Se desplegaban con dificultad 30 soldados o m¨¢s, con restos de galones rojos en sus mangas que les identificaban como miembros de la Guardia Republicana. En Basora, una ciudad sin ley, en caos, en la que el orden estaba hasta ayer en manos de hombres armados que actuaban seg¨²n la informaci¨®n de los que huyen, sin tel¨¦fono ni radio, sab¨ªamos que se aproximaban desde hac¨ªa media hora.Un chico hab¨ªa corrido sin que nadie se lo impidiera por las estrechas calles para advertir de su llegada. Fue recompensado con un trago de licor y un sucio mont¨®n de billetes. Aqu¨ª, la moneda es comida y balas. Los dinares que recibi¨® fueron una vez suficientes para comprar un coche de segunda mano. Ahora ser¨¢ necesario un prolongado regateo para cambiarlos por un trozo de pan.
Un francotirador dispar¨® desde su escondite en el edificio de apartamentos Hadari y alcanz¨® a un soldado en la calle desde fuera del laberinto de muros en ruinas y t¨²neles en que ahora se ha convertido el edificio, seg¨²n la resistencia.
De pronto, aparecieron 100 soldados iraqu¨ªes. Algunos llevaban lanzadores de misiles, corr¨ªan y se pon¨ªan a cubierto en los portales. Es una fuerza organizada procedente del norte, que no ha participado en la guerra, seg¨²n el coronel Ibrahim Bin Hadr, que encabeza el grupo que controla Ashar y que nos ha conducido al centro de Basora para que comprobemos el caos.
Debe de haber habido pocas v¨ªctimas civiles, seg¨²n el coronel Bin Hadr: la mayor parte del centro de la ciudad fue abandonado al estallar la guerra. Durante tres d¨ªas no ha habido ley en Basora: los se?ores de la guerra, como las fuerzas del coronel Bin Hadr, se dedican a controlar zonas m¨¢s que a conciliar a una oposici¨®n desunida. Su filosofia es la supervivencia mezclada con un descontento contra Bagdad, y est¨¢ ampliamente condicionada por donde se encontraran las tropas durante el alto el fuego m¨¢s que por sus creencias pol¨ªticas o religiosas.
La fuerza del coronel Bin Hadr reside ahora en el tanque que tiene en la puerta y en la brutalidad con la que se gart¨® la graduaci¨®n. No importa que no tengan munici¨®n o que alguien pueda atacarles. Sus soldados saben disparar y los pocos galones de combustible que les quedan se gastan en patrullar amenazando con la destrucci¨®n. Durante unas pocas horas, la Guardia Republicana puede ser burlada.
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