Infarto viejo, vida nueva
Gimnasia y psicolog¨ªa para recuperar el sexo y ritmo vital en las unidades de infartados
"Usted volver¨¢ a hacer el amor, a correr y a trabajar como antes si se cuida y deja de fumar". ?ste es el mensaje de los responsables de la unidad de infartados del hospital Ram¨®n y Cajal, de Madrid, a los m¨¢s de 1.200 pacientes que han atendido desde 1979. La mayor¨ªa se ha quedado con la mosca detr¨¢s de la oreja para los restos, pero al menos logra vencer el sambenito de invalidez que suele pesar sobre ellos.
Una gran pizarra con las frecuencias de pulsaci¨®n cardiaca de cada paciente preside la exigua sala de gimnasia donde trabajan por recuperar su calidad de vida los afectados por un infarto. Les asisten el doctor Jos¨¦ Mar¨ªa Maroto -coordinador de la unidad-, tres cardi¨®logos, un F¨ªsioterapeuta, una enfermera especializada en arritmias, un psiquiatra, un psic¨®logo y un asistente social. Los pacientes, hombres en el 99% de los casos, realizan peque?os ejercicios tumbados en colchonetas al arrullo de un fondo msical. Apenas hace una semana que fueron asaltados por el accidente vascular."Yo estaba tan tranquilo viendo la televisi¨®n en mi casa", relata Manuel, un robusto madrile?o de 46 a?os. Suelen ser pacientes estresados y con actitudes ansiosas frente a la vida. Luc¨ªa Palomino, de 59 a?os, no parec¨ªa en principio proclive a sufrir un infarto. No fuma, no bebe, "pero un d¨ªa me excit¨¦ por un disgusto narra, ya tranquila, despu¨¦s de dos a?os. Se ha apuntado al seguimiento que le ofrece el hospital y dice que quiz¨¢ su familia est¨¦ un poquito m¨¢s pendiente de ella. Pero su rutina apenas ha cambiado. Sigue ocup¨¢ndose ella sola de una hija inv¨¢lida, como antes. "La primera fase del tratamiento empieza hacia el s¨¦ptimo d¨ªa de hospitalizaci¨®n tras el infarto", explica Maroto. -"Consta de ejercicios f¨ªsicos, sesiones de apoyo psicol¨®gico y una serie de charlas sobre la enfermedad y los factores de riesgo, a las que los pacientes acuden con sus familiares". Hacia el decimoquinto d¨ªa, los enfermos se someten a la prueba de esfuerzo, que revelar¨¢ el estado de su sistema coronario. Si el examen ha sido favorable podr¨¢n trasladarse a sus casas para iniciar la segunda fase.
Vuelta al trabajo
Esta segunda fase se desarrolla durante los dos meses siguientes en los que los pacientes realizar¨¢n tres sesiones de gimnasia de 40 minutos cada semana adem¨¢s de media hora de bicicleta o ejercicios en la cinta continua.Una prueba al final de este plazo permitir¨¢ diagnosticar si su estado les permite incorporarse al trabajo. Seg¨²n el estudio realizado por el propio Maroto, el 80% de los infartado de su unidad ha vuelto al trabajo al a?o siguiente del accidente, porcentaje que se reduce al 65% cuando han pasado tres a?os. Una encuesta reciente de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa, revelaba que, en general, s¨®lo se reintegraba a su puesto laboral un 20%) de las personas afectadas de infarto.
El hecho es que, como estas personas culpan de su infarto al trabajo, suelen resistirse a volver a ¨¦l. En las grandes empresas existe la posibilidad de incorporarlos a un puesto m¨¢s adecuado a su nueva situaci¨®n, pero no ocurre lo mismo en las peque?as, con lo cual muchos pacientes deben solicitar una baja definitiva por invalidez", explica el especialista.
La paradoja se ceba en estos ¨²ltimos. Teniendo en cuenta que el perfil del infartado es el de un adicto al trabajo, "cuando lo pierden caen en los factores de riesgo, como el tabaco, que les han llevado al infarto". Otro de los miedos de este tipo de pacientes es el temor, tantas veces recordado en el cine y en la literatura, de hacer el amor despu¨¦s del accidente vascular. Nada m¨¢s lejos de la realidad, desmitifica Jos¨¦ Mar¨ªa Maroto. "No hay ning¨²n problema, porque de hecho realizan algunos ejercicios mas violentos que ¨¦se. ?Hombre!, decimos que no hay problemas, en las relaciones con la pareja. Si se trata de encuentros extramatrimoniales entran otros componentes a analizar", advierte, malicioso. "En general, el estado que se consigue puede llegar a ser mejor que el anterior, porque muchos pacientes abandonan costumbres como fumar, beber o comer en exceso".
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