Estado de la cuestion
TRAS UNA investigaci¨®n Judicial de m¨¢s de seis meses, Alfonso Guerra ha sido exculpado de responsabilidades penales. El juez encargado del caso Guerra ha remitido al Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa las diligencias relativas a la utilizaci¨®n por el hermano del anterior vicepresidente del Gobierno de un despacho oficial desde el que supuestamente se realizaron negocios privados. Su inhibici¨®n a favor de dicho tribunal es consecuencia de su apreciaci¨®n de que entre los posibles implicados en los presuntos delitos investigados figuran dos personas con fuero especial, dada su condici¨®n de diputados auton¨®micos. El delito en el que esas personas -dos antiguos delegados del Gobierno en Andaluc¨ªa que consintieron la utilizaci¨®n del despacho por Juan Guerra- podr¨ªan haber incurrido es el de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos. Seg¨²n la auditor¨ªa encargada por el propio juez, los gastos (de luz y tel¨¦fono, sustancialmente) ocasionados por la utilizaci¨®n del despacho por Juan Guerra entre 1983 y 1989 se elevar¨ªan a poco m¨¢s de un mill¨®n de pesetas.El juez retiene su competencia sobre los aspectos del caso -eventuales delitos fiscales, por ejemplo no relacionados expresamente con la utilizaci¨®n del despacho. Y, en relaci¨®n a dicha utilizaci¨®n, el juez evita pronunciarse sobre el fondo de la cuesti¨®n, la existencia o no de delito, limit¨¢ndose a considerar que, en caso de haberlo, dos personas aforadas se encontrar¨ªan entre los posibles implicados. Otras personas (por ejemplo, el actual delegado del Gobierno, que ya lo era cuando Juan Guerra ocupaba a¨²n el despacho) podr¨ªan resultar igualmente implicadas, pero, no trat¨¢ndose de personas aforadas, el juez no tiene por qu¨¦ referirse a ellas a los efectos de decidir su inhibici¨®n.
Tampoco es citado el ex vicepresidente del Gobierno, pese a la expresa petici¨®n de imputaci¨®n presentada, en nombre de Izquierda Unida y del Partido Andalucista, por la acusaci¨®n particular. Ello significa que Alfonso Guerra ha sido exculpado y, por consiguiente, que el juez no aprecia indicios de responsabilidad de Guerra en la presunta malversaci¨®n de fondos que ahora investigar¨¢ el Tribunal Superior. En teor¨ªa, esa investigaci¨®n podr¨ªa obligar a reconsiderar la situaci¨®n, en el sentido de apreciar responsabilidades penales del hermano de Juan Guerra. En tal caso, el sumarlo pasar¨ªa al Tribunal Supremo. Sin embargo, a la vista de los hechos conocidos y de los largos meses dedicados por el juez a la investigaci¨®n del caso, esa posibilidad parece bastante remota. As¨ª est¨¢n las cosas en el aspecto judicial.
Pol¨ªticamente, la situaci¨®n es diferente. Al margen de que ello tenga o no correspondencia con alguna Figura delictiva, puede considerarse establecido lo siguiente: que Juan Guerra hizo negocios prevali¨¦ndose de su condici¨®n de familiar y hombre de confianza del entonces vicepresidente. El que tales negocios se realizasen o no desde un despacho p¨²blico tiene relevancia a efectos jur¨ªdicos, pero no es lo decisivo en el aspecto pol¨ªtico. Si la dimisi¨®n de Alfonso Guerra acab¨® convirti¨¦ndose en una exigencia democr¨¢tica inexcusable fue porque se hizo evidente que el r¨¢pido enriquecimiento de su hermano fue consecuencia directa de la utilizaci¨®n interesada por ¨¦l de ese parentesco. Que adem¨¢s lo hiciera desde un despacho oficial, lo que contribu¨ªa a reforzar la impresion de oficialidad de sus gestiones, constituye un agravante; pero la dimisi¨®n hubiera sido igual de obligada si los negocios y gestiones -habitualmente de intermediaci¨®n a cambio de una comisi¨®n- hubieran sido realizados desde una oficina privada.
El hecho de que Alfonso Guerra cortase la relaci¨®n con su hermano meses antes del estallido del esc¨¢ndalo avala la impresi¨®n de que desaprobaba su conducta. En el fondo, y aunque tal vez fuera comprensible que no hiciera p¨²blica ostentaci¨®n de ello,el principal aval moral de Alfonso Guerra es esa ruptura de relaciones con quien hasta poco antes hab¨ªa sido su alter ego en Sevilla. Pero si desaprobaba la conducta de su hermano es que la conoc¨ªa: sab¨ªa que se hac¨ªan negocios dudosos en su nombre, aunque fuera sin su consentimiento. Luego la ¨²nica salida digna era la dimisi¨®n. As¨ª acab¨® entendi¨¦ndolo el ex vicepresidente, aunque con casi un a?o de retraso.
Que el juez desista, de acuerdo con los m¨¦todos propios de la investigaci¨®n judicial, de plantear una imputaci¨®n penal no significa que dicha dimisi¨®n no estuviera justificada con arreglo a los criterios pol¨ªticos. Pero, a su vez, el que Alfonso Guerra acabase dimitiendo no puede ser interpretado como un reconocimiento de culpabilidad, al modo como pretenden ciertos jugadores de ventaja acostumbrados a tomar simult¨¢neamente todas las salidas posibles.
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