El Defensor del Pueblo vuelve a destacar malos tratos de polic¨ªas y vigilantes
El 9 de julio de 1990, un ciudadano reh¨²sa apagar su cigarrillo en un vag¨®n del Metro de Madrid. Vigilantes privados "le sacaron a pu?etazos, propin¨¢ndole golpes por todo el cuerpo". Un polic¨ªa de Las Palmas, el 25 de noviembre de 1989, al recriminar un ciudadano su resistencia a admitirle una denuncia, "le golpe¨® violentamente proyect¨¢ndole al suelo y d¨¢ndole patadas en cabeza y en el cuerpo". Estos y otros malos tratos refleja el informe sobre 1990 del Defensor del Pueblo, Alvaro Gil-Robles, entregado ayer al Parlamento.
Gil-Robles pide en el documento, que cifra en 29.396 las quejas recibidas el pasado a?o -cerca de un 40% m¨¢s que en 1989-, una urgente regulaci¨®n por ley, de los vigilantes privados y un mayor control y sanci¨®n de sus abusos.El Defensor ve "preocupantes las pr¨¢cticas de vigilantes jurados, consistentes tanto en actuar con desproporcionada violencia en determinados supuestos, con absoluta carencia de proporcionalidad ante los hechos a corregir, o en proceder a la detenci¨®n de un ciudadano en un local o establecimiento, interrogarle y hacer una anotaci¨®n o ficha con sus datos personales, sin que intervengan en ning¨²n momento las fuerzas de seguridad".
"Parece necesario, pues, insistir no s¨®lo en la necesidad de seguir m¨¢s de cerca el proceder de estas personas y entidades por parte de la autoridad gubernativa, sino tambi¨¦n en la urgencia de elaborar una ley que regule la actuaci¨®n de estas fuerzas privadas". Entre los vigilantes denunciados est¨¢n los del hospital madrile?o Gregorio Mara?¨®n.
Los del Metro madrile?o (de la empresa Candi) acumulan varias quejas: un ciudadano denunci¨® que un vigilante en julio de 1990 le dej¨® sin sentido de un pu?etazo en la cabeza, mientras que otro le golpe¨® en la espalda con su defensa; empleados de esta firma ese mismo mes sacaron a pu?etazos a un ciudadano en un vag¨®n porque rehus¨® apagar su cigarrillo.
Vigilantes de Candi, nuevamente, fueron acusados en junio pasado de malos tratos a dos j¨®venes en la estaci¨®n de Pueblo Nuevo. Finalmente, una extranjera denunci¨® que estuvo detenida en una habitaci¨®n de un gran almac¨¦n madrile?o mientras vigilantes jurados le tomaban sus datos. personales. Una vigilante oblig¨® a la detenida a desnudarse. El Defensor ha pedido a Interior que investigue estas extralimitaciones de los vigilantes.
El Defensor recuerda que algunos malos tratos atribuidos a funcionarios de los Cuerpos de Seguridad se han producido en dependencias policiales o cuarteles de la Guardia Civil, sin que se garanticen al detenido los derechos reconocidos en la ley de Enjuiciamiento Criminal.
Gil-Robles destaca que "el ciudadano conducido a un centro de esta naturaleza ha sido privado de libertad, sin que puedan ser aceptadas manifestaciones tales como que 'ha permanecido poco tiempo' o que 'ha sido invitado a comparecer para esclarecer los hechos". La memoria insiste en que no caben interpretaciones ni restricciones por parte de las autoridades gubernativas a los derechos de asistencia letrada y m¨¦dica y comunicaci¨®n con la familia, elementos que sirven de salvaguarda de malos tratos.
Un ciudadano asegur¨® haber sido objeto de malos tratos en el cuartel de la Guardia Civil en San Andr¨¦s de la Barca (Barcelona), adonde fue conducido por una infracci¨®n de circulaci¨®n. El reclamante present¨® un informe m¨¦dico que acreditaba contusiones y hematomas.
La Guardia Civil es objeto de otras quejas por presuntos malos tratos: una se refiere a ciudadanos detenidos en el Pa¨ªs Vasco en noviembre de 1990; otra a la detenci¨®n en abril de 1990 de un sindicalista por compa?eros del instituto armado; otra se present¨® por la cofrad¨ªa de pescadores de Algeciras a ra¨ªz de la intervenci¨®n para desbloquear dicho puerto y una cuarta relata una actuaci¨®n contra ciudadanos franceses en Rosas (Gerona).
La memoria relata diversos casos de presuntos malos tratos de la polic¨ªa. Seg¨²n una queja, pendiente de investigaci¨®n judicial, en enero de 1990 unos detenidos fueron obligados a desnudarse y "golpeados con dureza" en la comisar¨ªa de Centro de Madrid. Tambi¨¦n se relata que un surafricano invitado por UGT para dar conferencias fue detenido, "al parecer sin causa justificada", en abril de 1990 en Madrid. Los agentes "le esposaron la manos y golpearon la cabeza contra el mostrador de la recepci¨®n del hotel". Por este hecho se abrieron sendos expedientes a cinco agentes, paralizados hasta que la justicia resuelva. Gil-Robles mostr¨® su malestar ante el Ministerio del Interior por el hecho de que se produzcan detenciones por "la simple constataci¨®n por la polic¨ªa de que una persona es extranjera".
Otro ciudadano aleg¨® haber sufrido malos tratos en la comisar¨ªa de Santa Catalina (Las Palmas) el 25 de noviembre de 1989 al recriminar a un agente su negativa a admitirle una denuncia. El polic¨ªa, seg¨²n la queja -archivada por Interior e investigada judicialmente-, le "golpe¨® violentamente proyect¨¢ndole al suelo, y d¨¢ndole patadas en el cuerpo y la cabeza".
Golpes a soldados
Un cubano reclam¨¦ haber sido golpeado en febrero de 1990 cuando transitaba por la madrile?a calle de Preciados por unos polic¨ªas que le introdujeron en un inmueble para cometer tal acci¨®n. Interior investiga el caso.
Agentes municipales madrile?os son acusados (le malos tratos a ocho nigerianos en junio de 1990 cuando se hallaban en la plaza de Espa?a. Tambi¨¦n existen reclamaciones por actuaciones de agentes municipales de Santander, Villajoyosa (Alicante) y Alfafar (Valencia).
El informe cita diversos, casos de malos tratos a soldados por parte de oficiales, que han supuesto el procesamiento (le dos tenientes por hechos ocurridos en un cuartel de infanter¨ªa de Mallorca y otro de la Legi¨®n. Un cabo fue sancionado con seis d¨ªas de arresto por golpear en la cabeza a un recluta en Tenerife. El Defensor relata que "presuntos malos tratos inferidos a un soldado por un capit¨¢n en el cuartel de zapadores del Ej¨¦rcito en L¨¦rida, seg¨²n esta queja, podr¨ªan ser la causa que explicaran un intento de suicidio cometido por el soldado en cuesti¨®n". Otro soldado alega haber perdido dos dientes de un golpe propinado por un cabo de la Legi¨®n.
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