Malos tiempos para la equidad
Considera el articulista que el concepto solidaridad est¨¢ pasado de moda, defenderlo es nadar contra corriente y a la persona que lo hace se la define como un trasnochado. Se eliminan del lenguaje todas las acepciones relacionadas con lo social y con lo p¨²blico. En ese contexto se enmarca la nueva ley del IRPF.
Malos tiempos para la equidad. ?sta es la conclusi¨®n que un importante colectivo de personas extraer¨¢ de la lectura de las nuevas leyes del IRPF y Patrimonio.Las ideas conservadoras arrasan en Europa, y su gendarme econ¨®mico, el liberalismo, hace estragos entre los colectivos m¨¢s desfavorecidos. Son tiempos de reivindicaci¨®n de la eficiencia canalizada ¨²nicamente a trav¨¦s de iniciativas individuales, por supuesto privadas. El culto al individuo se convierte en narcisismo, el ¨¦xito est¨¢ ligado b¨¢sicamente al dinero.
La construcci¨®n de Europa no est¨¢ alejada de los planteamientos al uso. Los esfuerzos se convierten en ¨ªmprobos para conseguir en el menor plazo posible la libre circulaci¨®n de capitales. Para lograrlo, no se titubea en abrir una competencia feroz entre los Estados miembros, que dif¨ªcilmente no finalizar¨¢ en la total desfiscalizaci¨®n de los rendimientos del capital y las plusval¨ªas.
A la vista de las leyes del IRPF y patrimonio, nuestros gobernantes no han logrado resistirse al influjo m¨¢gico del pensamiento hegem¨®nico. Los legisladores de la nueva ley del IRPF olvidan los desequilibrios de part¨ªda y configuran un nuevo impuesto con una tarifa menos progresiva, que beneficia, tanto en valor absoluto como relativo, a las rentas m¨¢s elevadas. A la vez, suavizan en gran medida la tributaci¨®n de las rentas de capital y variaciones patrimoniales, aceptando la teor¨ªa ampliamente rebatida que relaciona la mejora del ahorro privado con la minoraci¨®n de su tributaci¨®n. Por contra, las mejoras introducidas en la tributaci¨®n de las rentas del trabajo son claramente insuficientes para solucionar la injusta situaci¨®n.
Se articula con la nueva ley del IRPF un impuesto con una aportaci¨®n mayoritaria de las rentas del trabajo dependiente, una presencia reducida de las rentas de empresarios y profesionales y una participaci¨®n anecd¨®tica de las rentas del capital.
As¨ª lo exige la "restricci¨®n europea", nos dicen. No pesa tanto en su actitud solucionar la excesiva aportaci¨®n de las rentas del trabajo, ni la importancia dentro de un planteamiento progresista de lograr un sistema en el que prime la equidad, entendida como suma de progresividad -mayor aportaci¨®n de los que m¨¢s obtienen- y contribuci¨®n de las distintas fuentes de renta seg¨²n las retribuciones realmente percibidas. Es la "restricci¨®n europea", nos repiten, nosotros no podemos hacer otra cosa, no podemos enfrentarnos a lo establecido.
El principio de suficiencia del Estado tambi¨¦n se pone en peligro con la nueva-ley. La p¨¦rdida de casi medio bill¨®n de pesetas crea una situaci¨®n que se deber¨¢ solucionar con alguna de las dos alternativas, en principio igualmente indeseables. La primera, para regocijo de los neoliberales m¨¢s radicales, la reducci¨®n del gasto p¨²blico destinado a programas sociales; la segunda, el aumento de la recaudaci¨®n por otras v¨ªas. Como no se han producido modificaciones sustanciales que hagan pensar seriamente en el aumento de la recaudaci¨®n de los impuestos directos, no quedar¨ªa m¨¢s remedio que aumentar el IVA. Nuevamente nos dir¨¢n: es la "restricci¨®n europea", Bruselas nos impone una armonizaci¨®n de los impuestos indirectos que suprime el tipo de lujo (33%) y asciende el tipo medio como m¨ªnimo hasta el 14% (12% en la actualidad). Su pensamiento ser¨¢ bien distinto, pensar¨¢n: es igual, como la subida va encubierta en el precio de los productos no se notar¨¢ y la protesta ser¨¢ poco importante, s¨®lo se quejar¨¢n los cuatro de siempre.
La importancia del sistema fiscal no se pone en duda, pero todo el mundo sabe que no es indiferente el origen de su recaudaci¨®n, no da igual que un colectivo aporte m¨¢s que el resto, la direcci¨®n del efecto redistributivo depender¨¢ de los criterios elegidos. Ejemplo de la importancia ,que se le concede es la fuerte presi¨®n ejercida, envuelta en criterios seudot¨¦cnicos por un colectivo minoritario pero, sin embargo, muy influyente, para lograr que las disposiciones aprobadas no les perjudiquen.
Fiscalidad regresiva
El c¨ªrculo se cerrar¨¢, un nuevo sistema fiscal m¨¢s regresivo quedar¨¢ configurado y con ¨¦l la p¨¦rdida de un instrumento fundamental para construir una sociedad justa y eficaz. La imposici¨®n sobre el consumo prevalecer¨¢ sobre la de las rentas, con el beneficio impl¨ªcito para las personas que mayores ingresos obtienen y en contra de los que tienen que dedicar obligatoriamente la mayor parte de su renta al consumo en su mayor¨ªa trabajadores.Ante esta situaci¨®n hay personas que siguen pensando que hay que apostar por el concepto de solidaridad. Piensan, aunque parece que inocentemente, que la construcci¨®n de la anhelada Europa debe ser algo a1rayente y positivo para la mayor¨ªa de sus habitantes. No entienden que se empe?en en presentar la necesidad de favorecer el libre movimiento del factor capital como ¨²nico elemento de desarrollo, olvid¨¢ndose de las profundas diferencias existentes entre los ciudadanos comunitarios en materia de protecci¨®n social, de la falta de igualdad de oportunidades o de los profundos desequilibrios que se mantienen entre las distintas regiones, es decir, ralentizando el ¨¢mbito social de la sociedad a construir. Estas personas puede que se pregunten por qu¨¦ no se pone tanto inter¨¦s en lograr la armonizaci¨®n comunitaria de los impuestos directos, incluyendo la tributaci¨®n de los rendimientos de capital y plusval¨ªas seg¨²n su retribuci¨®n real en la econom¨ªa, o por qu¨¦ no se consigue establecer la garant¨ªa de plena informaci¨®n entre pa¨ªses miembros sobre los rendimientos pagados a los no residentes.
Estas personas puede que lleguen a la conclusi¨®n de que los responsables de las nuevas leyes del IRPF y patrimonio en realidad comparten la mencionada ideolog¨ªa conservadora y que, por tanto, las restricciones esgrimidas no dejan de ser m¨¢s que simples excusas.
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