Un palacio frente a la bah¨ªa
Santander acepta las innovaciones arquitect¨®nicas de S¨¢enz de Oiza
Que las generaciones futuras recuerden de Santander el nuevo Palacio de Festivales fue, desde su proyecto, la obsesi¨®n del arquitecto navarro Francisco J. S¨¢enz de Oiza. Acabado de inaugurar oficialmente y destinado a sede del festival internacional, este s¨®lido edificio frente a la bah¨ªa, con cuatro torreones en las esquinas y 66 metros de altura, fue pol¨¦mico desde su primera piedra.
Azotado tambi¨¦n por el vendaval de la pol¨ªtica, la controversia profesional se hizo muy viva en el verano de 1989, cuando dos profesores norteamericanos, George Izenour y Paul Birkle, especializados en edificaci¨®n teatral, se atrevieron a calificarlo, durante la construcci¨®n, de "extravagancia arquitect¨®nica".El tiempo transcurrido desde entonces parece, sin embargo, dar la raz¨®n a S¨¢enz de Oiza, que al dise?arlo consider¨® que el palacio ten¨ªa la significaci¨®n de un verdadero reto a la propia arquitectura. Ahora que est¨¢ terminado, la ciudad comienza a aceptarlo con orgullo, y son varios los grupos pol¨ªticos que pretenden reivindicar la construcci¨®n.
Una de las grandes innovaciones arquitect¨®nicas ha sido la apertura en la fachada principal, que muestra su cara a la bah¨ªa, de un gran trapecio de 100 metros cuadrados por el que la luz natural penetra vigorosamente en la gran sala Argenta, capaz para 1.670 espectadores y con un volumen de 25.000 metros c¨²bicos. S¨®lo el famoso teatro de Bayreuth, en Alemania, construido en el siglo pasado, cuando la iluminaci¨®n era a base de gas, muestra un hueco semejante en su estructura.
Luz natural
Con la biograf¨ªa del arquitecto Louis Kahn, S¨¢enz de Oiza sali¨® al paso en Santander de sus detractores, que le acusaron de olvidarse de que el teatro necesita la magia, la luz de los focos y la oscuridad, recordando la frase de su admirado maestro: "No puedo definir el espacio como tal si no tiene luz natural".
Para el arquitecto gallego Mario Jord¨¢, director de la obra, el edificio, de l¨ªneas y concepci¨®n futuristas, corresponde m¨¢s al siglo XXI que al actual, y que S¨¢enz de Oiza ha tenido, seg¨²n aqu¨¦l, el valor de alcanzarlo en una ciudad tradicional y conservadora como es Santander.
Las impolutas condiciones ac¨²sticas han llamado la atenci¨®n a los primeros espectadores, entre ellos uno de calidad, Jos¨¦ Luis Ocejo, director del Festival Internacional de Santander. Dice: "En dos noches he comprobado su gran calidad".
La ac¨²stica, seg¨²n Jord¨¢, ha condicionado mucho las formas que hoy tiene la gran sala, tras analizar durante cuatro a?os de trabajos el comportamiento del sonido y buscar la anulaci¨®n total de los ecos. La sala Argenta tiene 40 metros de anchura, lo que resulta excesivo para conciertos. Por ello se colocaron reflectores de sonido en los laterales, estudi¨¢ndose su reacci¨®n con ayuda de rayos l¨¢ser.
S¨¢enz de Oiza ensaya tambi¨¦n aqu¨ª un nuevo modelo de butaca que requiri¨® hasta 12 prototipos; se trataba de requerir de 2.500 asientos su contribuci¨®n al ¨¦xito de la ac¨²stica, lograr que en las salas abarrotadas o s¨®lo parcial mente ocupadas el sonido observara una conducta uniforme.
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