Mal¨ª recupera la calma
Los militares fijan en nueve meses el plazo para regresar a los cuarteles
Del 20 al 26 de marzo, Mal¨ª vivi¨® una semana tr¨¢gica en la que la ira popular dio al traste con una de las dictaduras m¨¢s antiguas de ¨¢frica a la vez que se iniciaba una cruenta transici¨®n en la que la poblaci¨®n impuso la ley de tali¨®n a los antiguos dirigentes. Ahora, las principales ciudades han recuperado la calma y el hombre fuerte de la nueva situaci¨®n, Amad¨² Tumani Tur¨¦, se muestra tranquilo y decidido a mantener el control. Mientras, los ex dignatarios detenidos, permanecen en lugares secretos para apartarlos del fuego sumar¨ªsimo con que se ha hecho la justicia en este primer periodo de la transici¨®n. El autor de este trabajo ha visitado recientemente el pa¨ªs africano.
Obreros y estudiantes han aplicado la ley del tali¨®n hasta hace dos semanas, en que las pasiones volvieron a ser encauzadas. Inicialmente, fue la polic¨ªa, bajo las ¨®rdenes, de Sek¨² Ly, ex ministro del Interior, la que primero impuso el fuego como castigo durante la semana tr¨¢gica abrasando con lanzallamas a m¨¢s de 80 manifestantes que se refugiaron en un almac¨¦n.En la actualidad, el espect¨¢culo es desolador. Todas las comisar¨ªas del pa¨ªs han sido incendiadas; centenares de propiedades, bancos, industrias y comercios que figuraban en las listas de los manifestantes como ligados al -gabam¨¢ -deformaci¨®n, en lengua mandinga, del t¨¦rmino franc¨¦s gouvernement- se han derretido ba o las llamas. Cinco de los casi mil delincuentes comunes que huyeron de la c¨¢rcel han sido quemados vivos por piquetes de ferroviarios, y muchos otros fueron l¨ªnchados. Para cubrir el vac¨ªo de la polic¨ªa, des¨¢rmada y en desbandada, los obreros han decididido imponer su ley provistos de palos y latas con gasolina buscando bandidos.
Por fin, el 5 de mayo, el Gobierno provisional anunci¨® que la situaci¨®n estaba bajo control y en calma. Como muestra de ello, tanto el jefe del Estado, Amad¨² Tumani Tur¨¦, como el primer ministro, Sumana Sacko, han podido realizar sus primeros viajes oficiales para solicitar ayuda a Costa de Marfil y a Francia, respectivamente, as¨ª como tambi¨¦n a Libia, en busca de paz para las zonas tu¨¢regs de Mal¨ª.
La Rep¨²blica de Mal¨ª es un inmenso pa¨ªs, sin salida al mar, de casi 1,3 millones de kil¨®metros cuadrados, repartidos entre, el S¨¢hara y el Sahel en proceso de desertizaci¨®n. Sus ocho millones de habitantes -cuya renta no supera las 20.000 pesetas anuales- son, en su mayor¨ªa, pastores y agricultores, y extraen lo necesario para vivir de los tres grandes r¨ªos del ?frica occidental: el N¨ªger, el Ban¨ª y el Senegal. Sus recursos econ¨®micos son escasos, y m¨¢s a¨²n porque su ri queza minera (bauxita, oro, co bre, uranio, etc¨¦tera) permanece sin explotar. Mal¨ª es, en la historia, el pa¨ªs clave para comprender esta regi¨®n de ?frica. All¨ª surgieron, durante nuestra Edad Media, los primeros imperios puramente negros, como el de Ghana o el de Mal¨ª, dados a co nocer por los pioneros ¨¢rabes que intercambiaban oro y otras mercanc¨ªas en el sahel (litoral, en ¨¢rabe) sur del Gran Desierto Importantes ciudades, como Tombuct¨² y Gao, son vestigios de aquella edad de oro del comercio transahariano.
Independencia y ruptura
Obtenida su independencia de Francia en 1960, Mal¨ª se feder¨® con Senegal, pero las divergencias insalvables entre el filocomunista Modibo Keita y el conservador senegal¨¦s Leopold Sedar Senghor condujeron a una pronta ruptura. Modibo Keita, decantando al bloque sovi¨¦tico, fue desalojado de la presidencia de la rep¨²blica, en noviembre de 1968, por Musa Traor¨¦, por aquel entonces teniente instructor de las milicias populares. Considerado un t¨ªtere de su mujer, Mariam, y de camarillas m¨¢s inteligentes, del Musa se mantuvo en el poder -autoascendido a general- durante 22 largos a?os, en los que la corrupci¨®n m¨¢s descarada se instal¨® en todas estructuras.Mal¨ª re¨²ne a pueblos muy distintos. Aqu¨ª conviven bambaras, malink¨¦s, sarakol¨¦s, mand¨¦ -todos ellos, del tronco mandinga-, peulh semin¨®madas y bereberes tu¨¢regs. Desde hace un a?o, la revuelta de estos ¨²ltimos, que prendi¨® en la vecina Rep¨²blica de N¨ªger, constituye uno de los problemas m¨¢s acuciantes del pa¨ªs. El 6 de enero ¨²ltimo, Musa Traor¨¦ y los dirigentes guerrilleros tu¨¢regs firmaron los acuerdos de paz de Tamanraset, que pusieron fin a las hostilidades abiertas entre el Ej¨¦rcito y los hombres azules. La unidad de los tu¨¢regs se rompi¨® tras la paz y se formaron dos organizaciones: el Movimiento Popular del Azawed (MPA) y el Frente Isl¨¢mico del Azawed (FIA), los cuales gozan de representantes en el actual Gobierno provisional. Otras fracciones de los n¨®madas tu¨¢regs que disienten de las citadas se benefician del apoyo del coronel Gaddaf¨ª y proponen una naci¨®n tuareg integrada en el Magreb. Ahora rebrotan los ataques armados, con el resultado de pillajes y muertes en la zona m¨¢s deprimida del pa¨ªs: la sahariana.
Nueve meses han fijado los militares para volver a sus cuarteles, tras unas elecciones democr¨¢ticas, algo que siempre se dice en ?frica tras un golpe de Estado. Sin embargo, la credibilidad democr¨¢tica de los nuevos l¨ªderes parece hoy fuera de dudas.
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