Con la verdad se va a todas partes
El aspecto f¨ªsico y las maneras de Amedo permiten imaginarle poseedor de un aberrante sentido de la justicia. Michel Dom¨ªnguez ni siquiera sugiere esa aberraci¨®n. Sentado en su banquillo, ha logrado permanecer inm¨®vil, una pierna sobre otra, las manos cruzadas con fuerza. Como si quisiera pasar desapercibido, ni siquiera se ha rascado.El d¨ªa de su declaraci¨®n, se coloc¨® unas gafas y un traje azul marino. Ya en la silla, abri¨® las piernas, coloc¨® sus manos sobre los muslos, y con una voz pausada y blanda, desgran¨® las respuestas que le ped¨ªa el fiscal.
Este segund¨®n de Amedo -aunque se ha dicho que en asuntos amatorios le supera con creces- ten¨ªa un objetivo: desprestigiar a Inmaculada y Blanca, para convertir el testimonio de ambas, y sobre todo el de la primera, en una cuesti¨®n de despecho amoroso.
Odio
La amante del subcomisario, dice, le cogi¨® un odio indescriptible cuando el se?or Amedo le dijo que no pensaba volver por su casa. Entonces, un ¨¢nimo de venganza desmesurado se fragu¨® en su mente. Quer¨ªa verlo muerto, que alguien le entregara su cabeza".
A continuaci¨®n sugiere que Inmaculada no ten¨ªa ning¨²n derecho a portarse as¨ª, puesto que "aquella era s¨®lo una relaci¨®n espor¨¢dica, ya que el se?or Amedo ten¨ªa entonces una relaci¨®n estable". Contesta minuciosamente al fiscal. Luego se ver¨¢ una similitud entre este interrogatorio y el del defensor.
A Casado, Dom¨ªnguez tambi¨¦n le va a contar el caso de la vengativa Inmaculada y de la pobre Blanca, presionada por la primera, que debe tener m¨¢s car¨¢cter.
Dom¨ªnguez tambi¨¦n cont¨® como "el se?or Amedo, que habitualmente iba desarmado, en los momentos de peligro llevaba la pistola en una bolsa de pl¨¢stico. As¨ª la ten¨ªa m¨¢s a mano, cuando estaba en un bar, o en cualquier sitio." La palabra bar ha salido a relucir muchas veces en el interrogatorio de ambos procesados. "A Blanca", dice Dom¨ªnguez, "le aconsej¨¦ que dijera la verdad al juez, que con la verdad se va a todas partes".
Se neg¨® a declarar ante los acusadores. Por animadversi¨®n. Pero cuando Castells ley¨® sus preguntas, se abri¨® paso una raz¨®n m¨¢s seria. En su cuenta corriente entraba y sal¨ªa a menudo mucho dinero. En fechas cercanas a varios atentados de los GAL.
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