Aplausos en Avi?¨®n para la segunda parte de las 'Comedias b¨¢rbaras'
La Cour d'Honneur no se llen¨® para presenciar la segunda parte (desde la escena quinta de la tercera jornada de ?guila de blas¨®n hasta el final de Romance de lobos) de las Com¨¦dies barbares, el espect¨¢culo que el martes inaugur¨® la 44? edici¨®n del Festival de Avi?¨®n.
Parte del p¨²blico, como ya hab¨ªa ocurrido en la noche del martes, abandon¨® la sala durante la representaci¨®n: alrededor de un centenar de personas. Sin embargo, el resto mostr¨® desde un principio su solidaridad con el festival y la obra de Valle-Incl¨¢n, aplaudiendo casi todas las escenas de esta segunda parte, de una duraci¨®n pr¨¢cticamente id¨¦ntica a la primera: algo m¨¢s de tres horas (sin interrupci¨®n).La reacci¨®n favorable del p¨²blico ven¨ªa motivada por la superior calidad de esta segunda parte, mucho m¨¢s entretenida y brillante que la primera, y tambi¨¦n como contrapartida a la campa?a orquestada contra ese espect¨¢culo, principalmente por un sector de la poblaci¨®n avi?onense que ve con malos ojos c¨®mo el festival da cabida a autores extranjeros. (y, para mayor inri, iconoclastas, sacr¨ªlegos y espa?oles, como el genial don Ram¨®n Mar¨ªa) en detrimento de los autores del pa¨ªs. Una campa?a chovinista que encontr¨® eco el peri¨®dico Le Figaro.
La segunda parte de esas Com¨¦dies barbares corre por el escenario mucho m¨¢s fluida. Escenas como la de Do?a Mar¨ªa (Mar¨ªa Casares) con el Ni?o Jes¨²s (Jean-Sebastien Su¨¢rez, el hijo de Emiliano Su¨¢rez, el colombiano que interpreta el personaje de Fuso Negro, el loco) y la de Cara de Plata (Jean-Quentin Chatelain) y Don Farruqui?o (Luc-Antoine Diqu¨¦ro) cuando saltan la tapia del cementerio de la Venerable Orden Tercera para hacerse con un esqueleto, la escena m¨¢s esperp¨¦ntica de todo el montaje, son sumamente brillantes y arrancan el aplauso espont¨¢neo y justo del p¨²blico.
De pronto, todo adquiere sentido; lo que antes tan s¨®lo eran retazos de una saga b¨¢rbara y un tanto folletinesca, deja paso a un discurso tr¨¢gico, a un desgarro interior, cat¨¢rtico, con resonancias evang¨¦licas.
La interpretaci¨®n de Michel Aumont, actor grande entre los grandes, sit¨²a el personaje de Don Manuel Montenegro en esa l¨ªnea ideal que uno sue?a para el personaje, entre las interpretaciones, so?adas, de un Michel Piccoli, de un Fernando Rey o de un Paco Rabal. Va a ser muy dif¨ªcil superar el Montenegro de Michel Aumont.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.