'Pasarela anti-Cibeles'

El primer desfile de Christian Dior en el Mosc¨² de la perestroika debi¨® de ser muy similar al que se celebr¨® el pasado jueves en Orcasitas. Era de noche y hab¨ªa cuatro concejales del Ayuntamiento de Madrid nervios¨ªsimas y dispuestas a debutar en una pasarela de modas. Hab¨ªa tambi¨¦n 15 fot¨®grafos, 22 j¨®venes aspirantes a modelos y 80 vestidos que salieron de las manos de las alumnas de un curso de patronaje subvencionado por la Administraci¨®n regional. El resto era Orcasitas: el barrio de Madrid con mayor ¨ªndice de paro.

Las 400 personas -en su mayor¨ªa amas de casas y pensionistas- que acudieron al centro de formaci¨®n del barrio llegaron con el firme deseo de dejarse sorprender. Y lo consiguieron con creces.Sorprendidas, extasiadas y silbando piropos estuvieron al principio las j¨®venes que se encontraban entre el p¨²blico cuando apareci¨® con esmoquin el presentador de Telemadrid Curro Castillo.

El periodista les cont¨® lo que ya sab¨ªan: que las alumnas de Pasarela Madrid no hab¨ªan cobrado nada por desfilar, que las alumnas del curso de confecci¨®n hab¨ªan tenido que hacer una rifa para pagar las telas de los vestidos y que el gran art¨ªfice de todo fue el concejal de Izquierda Unida y dirigente vecinal del barrio de Orcasitas F¨¦lix L¨®pez Rey.

Aplausos y m¨¢s aplausos para todos, incluidos los decoradores. Las flores que adornaban la espl¨¦ndida pasarela verde las hab¨ªan colocado los alumnos del curso de jardiner¨ªa, cuyo profesor es un insumiso punki sobre el que pesa una orden de b¨²squeda y captura por negarse a cumplir el servicio militar. Para sus alumnos tambi¨¦n hubo aplausos.

Y sorprendidas y alucinadas, a carcajada limpia, quedaron tambi¨¦n algunas amas de casa cuando le ve¨ªan el culo desde sus sillas a algunas chicas a las que se les levantaba el vuelo de las faldas. "Mira, je, je, c¨®mo se sujeta el vestido para que no se le vea la teta", comentaba una se?ora a su vecina mientras se?alaba con el dedo a otra modelo, azorada ante la evidencia de su pecho.

La cintura de los chicos

Las concejales madrile?as aparecieron de la mano de cuatro mancebos vestidas de verde y mirando temblorosas hacia los fot¨®grafos. "Ah¨ª, ah¨ª, qu¨¦date as¨ª un momento", gritaban los gr¨¢ficos, y ellas posaban y dec¨ªan: "?Vale as¨ª?", mientras se ce?¨ªan a la cintura de los chicos con mayor o menor naturalidad.Esperanza Aguirre, del Partido Popular, asegur¨® sentirse muy relajada en todo momento. Aguirre, responsable del ¨¢rea municipal de Medio Ambiente, es tambi¨¦n la cuarta teniente de alcalde en el equipo de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano. Mientras tanto, Marisa Castro, de Izquierda Unida, reconoci¨® haberlo pasado mal, porque, claro, "nunca se sabe c¨®mo va a reaccionar el p¨²blico". Bego?a Sanjos¨¦, de Izquierda Unida, y Pilar Garc¨ªa, del partido socialista, tambi¨¦n salieron dignamente del trance en que las embarc¨® F¨¦lix L¨®pez Rey. Sin embargo, ninguna de ellas pos¨® con los ba?adores, que fueron el modelo de mayor ¨¦xito en el desfile sin lugar a dudas.

A los aspirantes a modelos les faltaba la agresividad y convicci¨®n de los profesionales que andan por la pasarela y al ritmo de la m¨²sica parecen decir: "Aqu¨ª estoy yo, y ay del que no me aplauda". Ellas y ellos m¨¢s bien parec¨ªan los novios de una boda, pero el p¨²blico se part¨ªa las manos aplaudiendo.

Sin dinero

La nota realista la puso Tom¨¢s Candelas, propietario de Pasarela Madrid, quien al concluir el acto dijo que vale, vale, muy bonito y emotivo, pero las 40 chicas que participaron en el curso de confecci¨®n no llegar¨¢n a nada, y eso es lo malo. "En este mundo no se va a ning¨²n sitio sin dinero, porque un desfile como ¨¦ste puede costar tres millones, y normalmente lo pagan los propios dise?adores".El caso es que aquello era Orcasitas, que los carteles del acto los hizo Salva -el hijo de Adela, la conserje-; el acomodador fue Felipe, el de la EMT, y la tela de los vestidos eran casi siempre forros de p¨¦sima calidad.

Las modelos terminaron content¨ªsimas con el p¨²blico, y la gente, muy contenta por las piernas de ellas y, sobre todo, por los ojos azules de un modelo rubio que levant¨® los mejores silbidos. Un desfile aut¨¦ntico en toda regla. Como dijo al final el concejal F¨¦lix L¨®pez Rey, era exactamente una pasarela anti-Cibeles.